De la demencia de Corbatta y Houseman a la irreverencia inocente de Garrincha, pasando por el regate Pop Culture de George Best. La melancolía del extremo ha servido de bastión literario para muchos escritores de fútbol. La imparable locomotora de la evolución táctica arrinconó durante la década pasada al extremo hasta sacarlo de su hábitat natural. Se hizo famoso el aforismo de que «los buenos tiene que jugar por dentro», impulsada quizás por el paso de Cristiano y Messi de la banda al medio, y entonces desde Robben para abajo todos los entusiastas extremos adolescentes fueron probados uno a uno en la zona que antes era reserva exclusiva de los Bochini, Iniesta y compañía. Más allá de la estoica lucha de Ribery contra ese sino, es posible decir que todos han caído: Bale, Sterling, Hazard, Jesé y, por supuesto, Ángel Di María.
Di María comenzó como extremo izquierdo en el Benfica.
El rosarino se robó la admiración del mundo como el extremo izquierdo del estimulante Benfica 2009-2010. Gustó tanto que no sólo sonó para los grandes equipos de Europa, recalando en el naciente Madrid de Mourinho, En el Madrid no jugó en su sitio preferido sino que el club portugués buscó como su reemplazo al jugador más parecido a él que pudo encontrar. El hecho de coincidir en Chamartín con Cristiano Ronaldo y Mesut Özil desterró a Ángel a la banda derecha, la mediapunta e incluso al interior izquierdo en un par de ocasiones con Mourinho y toda una temporada con Ancelotti. También ese fue su rol en la selección argentina. Aun así, las dos jugadas más recordadas de Di María en los últimos cuatro años fueron dos jugadas de ‘win’ izquierdo puro: la que terminó en gol de Cristiano en la final de Mestalla en 2011 y el slalom que culminó en anotación de Bale en Lisboa, hace unos meses. Di María se fue del Real Madrid para ser considerado súper crack de forma unánime y, supone uno, para jugar en la posición que añora, a pesar de que su incansable espíritu haya servido de navaja suiza para sus últimos tres entrenadores.
En el Manchester United, Di María llega al club que ha dado vida y ha hecho oda al extremo puro en los últimos veinticinco años. Más allá de la inagotable herencia de George Best, el club mancuniano entregó sus bandas a extremos icónicos como Ryan Giggs, Lee Sharpe, Andréi Kanchelskis, Keith Gillespie, y más recientemente ha sido hogar de gente como Luis Nani o Ashley Young, en su momento dos de los extremos más excitantes de Europa y a los que no convirtió en mediapuntas, y del Cristiano Ronaldo extremo derecho. Su entrenador será Louis van Gaal, el hombre que creó el brillantísimo Ajax de Marc Overmars y George Finidi, y que se peleó con Rivaldo por ponerlo de puntero izquierdo. Llevará también el legendario número ‘7’, toda una institución en el United, lo que habla del perfil que le quiere dar el Manchester dentro de su plantilla. ¿Acaso hay otro lugar en el mundo donde Ángel jugaría dónde más diferencial es? Seguramente no, pero el argentino no las tiene todas consigo.
El Manchester United siempre ha sido casa de extremos.
El sistema que ha venido utilizando Louis van Gaal es el 3-4-1-2 (O 5-2-1-2, a gusto del consumidor). Fue el dibujo que usó en la copa del mundo, con un par de matices: Sneijder jugabaEn Manchester, Louis tampoco usa extremos mucho más de interior que de mediapunta y en algunas ocasiones usó tres delanteros, abriendo un poco a Robben y poniendo a Depay de extremo izquierdo. En el Manchester apenas hemos visto variaciones: extremos de carrileros, Ander en la base, Mata de mediapunta llegador y Rooney de segunda punta acompañado por otro nueve, encargados de caer a banda en muchos casos. Hasta ahora el resultado ha sido anodino, con el equipo recordando incluso al insulso Manchester United de David Moyes. Debían fichar y lo hicieron, más aprovechando oportunidades de mercado de muchísima calidad que cubriendo necesidades de la plantilla. Por eso llegó Di María, a un equipo que juega sin extremos y en el que su debut jugó de interior izquierdo.
¿Quizás la coyuntura de no tener una plantilla para jugar con tres centrales y carrileros sirva de excusa para cambiar de sistema? Más allá de si lo hace o no, Di María es un futbolista de esos capaces de sumar en muchos roles y posiciones, adaptándose a todos ellos. Por ejemplo, en el 3-4-1-2 que viene usando, además de la posición en la que jugó ante el Burnley por la baja de Ander Herrera, podría adaptarse perfectamente a cualquiera de las dos bandas e incluso a jugar por detrás de los delanteros. La llegada de Falcao, que con Ángel y Rooney formará el triunvirato de jugadores clave del nuevo United, significa que el Manchester jugará siempre con un delantero centro por lo menos. La decisión de Rooney de no querer abandonar su posición favorita, y la disposición del Van Gaal del último lustro a escuchar a sus jugadores, significan que, seguramente, Wayne ocupe bien la posición de delantero acompañando a Falcao o de mediapunta por detrás de él y/u otro nueve. En ese caso, Ángel, de verdad, tendría cabida como interior al lado de Herrera, caso menos probable, o como carrilero, en cuyo caso seguramente tomaría el puesto de Ashley Young, eslabón más débil del once tipo antes de los fichajes.
Como carrillero, Di María tiene todas las cualidades para dominar la Premier League. Su muy valorado sacrificio y capacidad de correr tendrá la raya como perpetuo organizado y simplificará su labor intelectual en tareas defensivas, gran déficit del argentino como mediocampista. Di María correrá de su área hasta la otra sin problema y, sin duda, su inmensa capacidad de regate será bien recibida por un equipo que ha demostrado tener problemas para producir en estático, además de que la diversidad de focos de atención potenciaría a sus compañeros que juegan por dentro. Si, por otro lado, el pensamiento de Van Gaal va encaminado a instaurar un 4-4-2, ya sea en rombo o en línea, seguramente no haya mejor futbolista que Di María para ejecutar ese plan. Allí fue donde brilló en el Benfica y desde donde puede alternar jugadas por dentro con jugadas exteriores gracias a la presencia de un lateral que lo doble en sus labores por fuera. Algo similar a lo que ocurriría si, finalmente, Van Gaal opta por el 4-3-3, obligando a Rooney a escorarse un poco como Robben en el mundial o incluso a que haga de Sneijder.
Di María puede adaptarse a varios sistemas.
Sin importar cual sea la elección del entrenador tulipán, el fichaje de Di María dota al United de virtudes que extrañaba: velocidad, profundidad, capacidad para producir en estático, esfuerzos largos en ataque y defensa, pase interior… y su diferencial slalom. Con Falcao y Van Persie de rematadores, Di María podrá inflar su estadística de asistencias ya sea desde centros o pase interior. Él quiere ser loco o estrella de pop, pero su entrenador lo usará como engranaje que equilibre su sistema, sea cual sea este. Ángel responderá. Ojalá sea en la banda izquierda.
@miguelstep 10 septiembre, 2014
Asusta el United y mucho …tienen un potencial arriba que haría temblar a cualquier defensa. Aunque creo que cuando choquen contra Mou y los españoles van a sufriiir… en fin, está Premier se pone apasionante y Ojala la gane el mejor ^^