En Balaídos lo era todo, pero en Anfield no fue nada. La historia del primer -¿y último?- año de Iago Aspas en el Liverpool se resume más fácil de lo que le hubiera gustado al moañés: en los escasos 383 minutos que jugó en la Premier vio tres tarjetas amarillas, dio una sola asistencia y se fue sin marcar ningún gol.
Llegó con el objetivo de pelear con Daniel Sturridge por el teórico puesto libre que quedaba en el once, pero la batalla quedó zanjada durante los tres primeros partidos de la temporada. Con Luis Suárez sancionado, ambos compartieron punta de ataque y, mientras Iago se mostraba incómodo e impreciso sobre el césped, el inglés enseñaba su determinación anotando los tres goles de los 1-0, 0-1 y 1-0 con el que arrancó su Liverpool. Y Brendan Rodgers no le esperó más. «Quizás me ha pesado la adaptación, no nos vamos a engañar, pero sobre todo que nuestra pareja de delanteros titulares, entre los que estaba Luis Suárez, ha marcado 50 goles. Han tenido un rendimiento espectacular y así es complicado entrar», comentaba el «9» red.
A la Premier llegó con sólo un año en la élite.
La dificultad por la adaptación, los problemas de ritmo y la posible inexperiencia, pues sólo había jugado un año en la Liga BBVA antes de viajar a lasEn el Celta de P.Herrera era todo el ataque islas, no beneficiaron a un Iago Aspas que, pese a ello, ya ha demostrado ser un muy buen delantero en el fútbol español. No sólo lideró a su Celta de Vigo al ascenso en 2012, sino que también lo mantuvo con vida en 2013 siendo, por momentos, el sistema ofensivo del equipo de Paco Herrera. En la punta de ataque, con Mario Bermejo unos metros por detrás, él era el principio y el fin del atractivo ataque celeste. Venía a recibir, se giraba con un control orientado y encaraba al rival. Caía a banda, se asociaba y generaba la ventaja. Luego en el área le faltaba culminar, pero antes de ejercer de delantero había tenido que hacer de mediapunta y de extremo. Eso era Iago Aspas. Y eso es lo que busca encontrar el Sevilla con su cesión.
¿Cómo lo hará? A 20 de julio, todo son especulaciones. Lo que sí sabemos es que el Sevilla de Unai Emery ha perdido parte de su razón de ser con la venta de El punta llega para ocupar el vacío de Rakitic Ivan Rakitic al FC Barcelona. El entrenador de Hondarribia construyó un equipo de repliegue bajo (Fazio), que sólo quería el balón para volar (Rakitic) y matar (Bacca) al contragolpe. No ha sido su plan más complejo sobre la pizarra, pero sí se demostró muy efectivo tanto en Liga como en Europa. Sin el mediapunta croata, la pieza maestra que enganchaba el entramado defensivo con el despliegue ofensivo, Unai tiene dos opciones obvias: mantener la idea o trabajar en una nueva. Como, a día de hoy, el Sevilla no tiene en la plantilla ningún futbolista capaz de imitar el rol que realizaba Rakitic, lo lógico es pensar en que, al menos, matizará lo planteado el curso pasado. Y que lo hará con Aspas en su lugar.
Iago Aspas, a priori, no encaja como un guante en Sevilla.
Como nos comenta Carlos Pérez, en Sevilla se habla de que la idea es dibujar un 4-2-3-1 en el que el gallego estaría situado tras Carlos Bacca. A Iago las labores de segundo puntas no le son ajenas y, de hecho, así comenzó su carrera, pero lo cierto es que su explosión se produjo siendo siempre el último hombre, teniendo total libertad de movimientos y ocupando todo el ancho del campo. Era la referencia. Muy móvil, pero referencia. Y ahora no lo será. En este sentido, el colombiano le hará perder metros, le obligará a tener una presencia regular y tendrá menos espacios que atacar. Es un cambio notable, pero asumible. A Aspas le encanta ser protagonista, le gusta estar en contacto con el balón, no le importa caer a los costados y sabe leer las situaciones que propicia un hombre que mantiene fijos a los centrales. Además, los extremos del Sevilla (Vitolo, Aleix Vidal, Reyes o Denis), tienen la costumbre de pisar poca cal y sí mucho carril central, lo que podría propiciar una dinámica de movimientos muy interesante para Unai. No es el contexto perfecto, pero sí puede ser muy positivo.
La otra duda a resolver es, paradójicamente, si Bacca se encontraría cómodo jugando acompañado. Con Gameiro, sobre todo en el ataque posicional, la experiencia no fue positiva pese a que el jugador francés podía parecer, a priori, un buen complemento para el colombiano. Iago también lo parece, pero el precedente nos obliga a esperar a ver cómo casan juntos. Sólo queda un mes para comenzar a comprobarlo. Emery tiene el gran reto de cubrir la baja de Rakitic creando un nuevo Sevilla sin que, por el camino, Bacca baje su rendimiento. Y, para ello, qué mejor que propiciar que Aspas se reencuentre consigo mismo.
@Rayner_19 20 julio, 2014
Espero ver muchas pruebas de Emery en pretemporada y principios de Liga para ver como le van encajando todas sus piezas. Y la verdad es que la cesión de Iago al Sevilla ilusiona mucho, y más si esto no implica que Bacca o Gameiro salgan, que es lo primero que pensé cuando se confirmó lo de Aspas.
Un detalle, Denis este año no sigue en el Sevilla, está cedido en Villarreal.