Neymar se ha lesionado y Brasil se ha transformado, pero aún no sabemos en qué. Sí intuimos que en algo peor, porque se conocen las caóticas intenciones de Scolari y en el desorden son los genios los que más fluyen, y en el banquillo verdeamarelo no espera ninguno. Dicho esto, en la carencia también está la ventaja: el sistema no se cae, pues Neymar, como todos menos David Luiz, no lo condicionaba demasiado. No hacía nada con regularidad que resultase básico para el buen funcionamiento del mismo. Más bien revoloteaba sobre la zona de peligro para cazar alguna e inventarse una jugada que poco tendría que ver con la anterior y menos con la siguiente. Es decir, que sí, la ausencia es dramática porque se pierde la esperanza de gol más firme, es durísimo, pero es algo casi moral. En lo referido al dibujo no hay nada que subsanar porque tampoco había nada antes.
Sin Neymar, quizás el hombre a potenciar pase a ser Oscar.
Por eso Scolari tiene margen de maniobra. Como Brasil es una tabula rasa en la que todos corren y cada uno cede su «don» sin dependencia ni impacto excesivo sobre el grupo, cualquiera que entre puede aportar un plus donde Neymar ha dejado de dar el suyo:
1. Willian. La creatividad y la calidad asociativa de Brasil son suyas. En principio, el 4-2-3-1 se conservaría, él ocuparía la izquierda, Oscar el centro y Hulk la derecha. Hablamos de un jugador que puede bajar a recibir y lanzar contras y que posee pausa y técnica para agarrar el balón y pararse en zona de mediapuntas para molestar a Alemania, aunque los de Löw defiendan su sector con su mayor especialista defensivo (Khedira). Por otro lado, el argumento más simple (que a veces es el más relevante): seguramente sea el mejor futbolista de todos los candidatos.
2. Hernanes. Opción parecida a Willian pero con menos capacidad de trabajo, menos calidad y, eso sí, más gol, que es una de las cosas que más pierde el equipo sin Neymar. No obstante, su presencia volvería a desplazar a Oscar a un costado, algo que extrañaría porque para Scolari es un futbolista crucial y cabe esperar que, sin Neymar, vuelva a potenciarlo.
3. Bernard. El atacante más rápido de la reserva de Brasil. Cuando parte desde la izquierda le gusta recibir al pie y trazar la diagonal en conducción; cuando parte desde la derecha cobra más valor táctico gracias a su agresivo desmarque hacia el gol en un movimiento que recuerda al que hizo famoso a Giuly. Si la Canarinha provocase un desconcierto parecido al de los primeros tiempos contra Chile o Colombia, la rapidez del pequeño Bernard podría desembocar en un par de ocasiones de gol -cuya conversión no estaría garantizada porque es irregular en la definición-.
4. Ramires. Es el suplente más afín a la idea de Scolari, basada en la presión a toda cancha y a máxima intensidad en busca del error del rival lo más cerca posible de su propia portería. Además, pese a su origen como medio puro, se trata de un futbolista muy profundo y no de éstos no sobran en una Brasil cuyo nueve es Fred. En el lado negativo, si Alemania se adelanta y repliega, su suma potencial sería escasa. De jugar, en principio ocuparía la posición de extremo derecho, aunque se podría pasar a 4-3-3 con él de interior. En los dos casos su influencia sobre Kroos, el cerebro alemán, que se acuesta sobre el perfil izquierdo de su dibujo, sería bastante directa.
5. Paulinho. El de los Spurs es un referente en el vestuario y volvería al once. Scolari cambiaría sí o sí el 4-2-3-1 por un 4-3-3 en el que los interiores serían Fernandinho y Paulinho con Luiz Gustavo fijando atrás. Kroos y Schweinsteiger serían presionados sin que Brasil dejase espacios de más en la zona de pivotes como pasó en los Cuartos contra James Rodríguez.
6. Henrique y Dante. Brasil se protegería con hasta tres centrales y buscaría un efecto doble: en defensa, disimular por acumulación la enorme pérdida de calidad que supone la baja de Thiago Silva; en ataque, liberar a Marcelo, seguramente el mayor talento de la Selección disponible, y favorecer sus jugadas ofensivas para ver si así surge la chispa.
Scolari debe valerse del factor sorpresa para nivelar la contienda.
Por descontado, Scolari pagaría una anualidad por tal de contar con su estrella, que además se crece en los grandes partidos y representa medio rostro del proyecto que él ha diseñado, pero precisamente la naturaleza del mismo, más pasional que rigurosa, hace que su baja, aun siendo gravísima, tenga más soluciones que en otros escenarios más marcados. Y Felipao, en estas, se mueve como pez en el agua. Es un zorro de los viejos. De los sabios. El de enfrente, Löw, que tiene mejores (o incluso mucho mejores) piezas que él en ocho o nueve de las once posiciones, no tanto.
Filipe 8 julio, 2014
(Ahora sí, en el articulo adecuado.)
Se supone en los medios que, después de observar el adversario, Felipão va a elegir un 4-3-3 con Luiz Gustavo de pivote único (Paulinho y Fernandinho de interiores) para vigilar los apoyos de Muller y contrarrestar una posible inferioridad numerica en la medular. La alternativa seria Bernard o Willian y 4-2-3-1. No se habla de Ramires ni Hernanes y el proprio Scolari ha dicho que es muy improbable que salgan con tres centrales.