No habrá quinto partido. Una vez más, México se quedó a las puertas de los cuartos de final. Y en esta ocasión fue por una cuestión de minutos. Reconociendo el gran hacer del Tri, eso sí, mucho le duró la ventaja. Su pase no hubiese sido consecuente. El dúo que forman Robben y Van Gaal, una suerte de alianza de 30 días entre Superman y Lex Luthor, le arrebató el dominio en cuanto quiso. Desde el 0-1 de Gio hasta el 2-1 de KJ, Holanda presentó candidatura.
La zaga oranje comenzó groguiLos primeros 20 minutos fueron mexicanos. La Naranja salió replegada en un 5-3-2 (con Sneijder más cerca de los puntas de que los medios) muy particular en el que se atisbaron hasta cuatro marcajes al hombre radicales: Kuyt sobre Aguilar, Verhaegh sobre Layún, Wijnaldu sobre Guardado y Blind (Indi tras la lesión de De Jong) sobre Dos Santos. Hubo más vigilancias, pero esas cuatro fueron de las de acompañar al perseguido hasta a beber agua. Y los de Herrera lo leyeron bien. Sus dos hombres más móviles, el fantástico Héctor y un avispado Peralta, aprovecharon la rigidez defensiva tulipán para agujerear por el carril central el entramado de Louis. La apuesta de Van Gaal no funcionaba.
Héctor Moreno se animó en exceso en sus salidas de balón.
México percibía que su creatividad se estaba imponiendo y empezó a jugar contenta. Demasiado contenta. Llegó a ser tan optimista con su propia capacidad que se asustó sola. La prueba fueron sus centrales, en especial Héctor Moreno, que animados por la dinámica subían cada vez con más frecuencia. En la teoría, sus incursiones generaban superioridades y salidas fluidas, pero en la práctica no producían nada y luego Holanda, que tenía a tres descolgados, daba miedo. Quizás si México hubiese sido más prudente y decidido atacar más vía Layún, que regateaba fácil a Verhaegh, su control emocional hubiese durado más tiempo. No fue así y, en cuanto Robben corrió dos veces, cedió balón y también metros. En ese nuevo orden, el juego resultó anodino. Ni el ataque estático holandés desbordaba ni México salía a la contra.
Kuyt ¡de lateral! se alzó como la gran salida de balón de Holanda.
Ochoa volvió a parar casi todoSin comerlo ni beberlo, y con la ayuda del inseguro portero oranje, Gio Dos Santos inauguró el marcador recién comenzado el segundo periodo. Visto con perspectiva, el gol llegó demasiado pronto para los intereses norteamericanos. Van Gaal introdujo a Depay (extremo izquierdo) por el carrilero Verhaegh y convirtió el 5-3-2 en un 4-3-3 típico con Robben de extremo derecho y Kuyt, el del Liverpool de toda la vida, cerrando la banda como lateral. Entre el bueno de Dirk impulsando y sacando el juego por el costado y Robben encarando en situaciones de uno contra tres y superando todas -pero todas, sin excepción-, Holanda entró en un círculo virtuoso simple pero imparable que solo la magia de Ochoa y algún milagro táctico de Márquez frenaron temporalmente.
La exhibición de Arjen Robben difícilmente será olvidada.
La facilidad con la cual Van Gaal giró el partido, la confianza que Holanda mostró en cada unas de las diferentes fases y la actuación de Robben son argumentos sólidos para ver en esta Selección una seria candidata a levantar la Copa. México es vanguardia táctica, un equipo muy bien hecho que halla respuestas con y sin balón a las preguntas más típicas, y la impotencia fue la sensación que expidió una vez el extremo de Europa decidió remontar el resultado. Arjen tiene algo que en un torneo de este tipo asusta: implica una certeza. Nunca deja de hacer nada que esté en su mano. Jamás dejará de ofrecerle a su equipo algo que a él le sea posible. Y lo imposible en estos momentos parece detenerle. Aunque a sus rivales siempre les quedará Cillessen.
VRubio 30 junio, 2014
Yo no entendí el cambio de quitar a Gio, no sé si es que tenía algún problema físico, pero me sorprendió mucho. Y H.Herrera no sé que le pasaba pero le vi fundido.