La Vecchia Signora se vistió de gala y muerte y convocó a los juventinos. El estadio era un clamor entregado al sueño de una Final europea, de volver a jugar el último partido de un título continental como tantas otras veces. Comprometido y caliente, el equipo le respondió y le ofreció aquéllo que le reenganchó al fútbol con amor: el juego de Antonio Conte; un estilo provisto de una intensidad y una insistencia asfixiantes que físicamente aplasta. El SL Benfica no fue la excepción y quedó empotrado contra su joven portero, pero al mismo tiempo reveló las dos grandes limitaciones de este ciclo bianconero: la falta de genio en tres cuartos y la dependencia de Pirlo a la hora de lanzar la jugada. Jorge Jesus volverá a Turín.
Asamoah y Lichtsteiner como extremos para abrir a la defensa, Llorente en el centro bajando cada globo, Tévez moviéndose a máxima velocidad entre líneas y Pogba y Arturo Vidal, los dos interiores más potentes del mapa, corriendo hacia delante como si empujar, y no jugar, fuese su oficio. Es lícito criticar al Benfica por dejarse intimidar y replegar en exceso, pero con esta táctica, durante no pocos minutos, esta Juventus sometió territorialmente al Bernabéu hace unos meses, y ayer el ambiente motorizaba su espíritu. Parece más prudente alabar que, pese a entregar tantos metros, los portugueses lograsen que ni una sola pieza de Conte brillase con constancia. Paul Pogba, como siempre que los italianos enlazan una racha de presencia en campo contrario, fue quien dejó los mejores detalles, pero sin eludir el defecto que de momento le separa de la élite: la sensación de que cada una de sus apariciones es un hecho aislado en el encuentro. El francés es una suma de jugadas decisivas que no mejoran el juego. Negarle su valor sería absurdo, pero el update de este proyecto residía en una mayor implicación en tareas de creación u orden por su parte, algo que su nivel técnico le permite perfectamente, y no ha dado ese paso adelante. Andrea sigue estando solo.
Jan Oblak (21 años) dejó una imagen estupenda como portero de las águilas en el Juventus Stadium.
Garay fue importante en la supervivencia lusaLuisão y, sobre todo, Garay fueron claves en la resistencia roja. El argentino supone un verdadero bastión durante los acosos más duros; no solo va sobrado de técnica para el despeje en las dos alturas, sino que sabe leer los movimientos y tiene carácter para tomar decisiones valientes. Garay, que no es un crack a causa de su lentitud, es quien dice «¡salimos!» cuando sus compañeros reculan asustados. Su compromiso con su portero raya la amistad, siempre está pendiente de crearle un espacio para que rija. Oblak, un guardameta esloveno a quien João Vaz ve como TOP 3 mundial en unos años (y que atesora 14 porterías imbatidas en 16 jornadas ligueras disputadas), se lo agradeció y le dio un uso excelente. Jugó uno de esos partidos de mucha presencia pese a parar poco, mérito que dice muchísimo sobre un chaval de 21 años en esta demarcación. En cualquier caso, la casi irrelevante productividad de la Juventus no convertía en segura la posición del Benfica, pues no solo estaba muy atrás, sino que, lo más grave, no salía casi nunca. De seguir así, el aire se le agotaría. Por eso cambió.
Nico Gaitán y Markovic surgieron en la 2ª parteA la salida del descanso, Jorge Jesus cerró y adelantó sus filas. Para empezar, Gaitán y Markovic olvidaron el trabajo sobre sus pares (Lichtsteiner y Asamoah) e hicieron más de interiores que de volantes cuando tocaba defender; lo cual permitió a Enzo Pérez liberarse del doble pivote e ir a influir sobre Pirlo. Siempre que Enzo ha estado cerca de Andrea, el Benfica ha mandado en la semifinal, tanto en Turín como en Lisboa. Con la pelota más dividida y alejada de Oblak; Gaitán y Markovic ganaron también presencia con el balón y los lusos trazaron alguna jugada por fin. Como el fútbol es recíproco y continuo y el ataque portugués empezaba a ganar metros, Vidal y Pogba tuvieron que retroceder para colaborar contra Nico y Lazar y la Juve perdió fuerza. El cruce no se cerró en esta fase del encuentro porque Rodrigo y Lima no terminan de ser los delanteros ideales para un equipo campeón. Bonucci, Chiellini y Cáceres anduvieron bastante tranquilos contras los puntas de Jorge Jesus. Ni ayudaron a sacar al Benfica en sus peores momentos, ni concretaron la ventaja en los favorables.
La Juventus no supo atacar con equilibrio desde el 4-3-3 de los minutos finales (pese a jugar contra 10).
La expulsión de Enzo Pérez en el minuto 67 devolvió el enfrentamiento a su estado inaugural. Es decir, a un dominio territorial bianconero infructuoso en cuanto a ocasiones se refería. Conte movió fichas para agitar la colmena, destacando la entrada de La hormiga por Bonucci y el paso al 4-3-3, pero no aparentó la Juventus dominar bien ese otro esquema. En la práctica fue casi un 4-3-1 con Tévez montado en Giovinco y Giovinco montado en Llorente. Nadie se abría para crear espacios y Jorge Jesus cerró a sus laterales, Siqueira y Maxi, para tener superioridad numérica en el centro del área. Si los carrileros locales subían, los extremos visitantes bajaban y hacían línea de seis. En este aspecto cupo destacar en especial una corrección de Markovic ante un remate de cabeza de Llorente en el corazón del peligro. Recordemos que Lazar juega de extremo derecho y encierra alma de mediapunta. Pues ahí estuvo el serbio para anticiparse a Llorente tras un centro lateral. Puede decirse que fue el resumen del encuentro y del sentido de este cruce; al SL Benfica le ha bastado el esfuerzo y no fallar para, en el global, superar a la Juventus. No por mucho. Sí lo suficiente.
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calameño 2 mayo, 2014
El fuera de juego que tira en los últimos minutos la zaga de Benfica fue una bomba, frialdad pura
con el mejor Luizao que haya visto, muy sólida su temporada