
Adhemar Pimenta reivindicaba ser el artífice del primer Brasil unificado, un equipo diseñado exclusivamente siguiendo criterios técnicos y para el que no se habían tenido en cuentas las disputas regionales (Sao Paulo vs Rio), que habitualmente mediatizaban el proceso de selección. Sin embargo justo después de configurar el elenco procedió a dividirlo.
Aquel «scratch» brasileño de 1938 eran en realidad dos. El equipo «azul», considerado el titular, se fundamentaba en la fuerza física, mientras que el combinado reserva o «blanco» se caracterizabaFísico y técnica; dos conceptos enfrentados por un enfoque eminentemente técnico. Los azules fueron etiquetados de «agresivos» y «pesados», mientras que los blancos se vieron archivados como «bailarines» y «ligeros», pero ambos eran conjuntos a tener en cuenta. También sería esta la primera ocasión en la que el comité técnico dispondría una preparación previa al torneo. Los jugadores realizaron una estadía de un mes en la ciudad de Caxambu (Minas Gerais), famosa por sus aguas medicinales, con el objetivo de integrar al grupo y de preparar la parte atlética mediante un método tan poco sofisticado como era acarrear enormes pedazos de troncos de los alrededores.
Pimenta, en las entrevistas concedidas con posterioridad al torneo, siempre se quejó de la dureza de las condiciones. Había poco dinero y el pasaje a Francia se realizó en barco de segunda clase. Quince días duró la travesía, dos más de lo que habían tardado en 1934 en llegar a la más lejana Italia, en un ambiente caldeado por las presiones corporativas sobre jugadores a alinear y con poco personal federativo para atender a los deportistas, los cuales, según el técnico, eran bastante indisciplinados. El seleccionador especificó posteriormente que el más revoltoso de la expedición era el soberbio interior «blanco» Elba de Pádua Lima, alias «Tim», si bien su testimonio pudiera ser sospechoso ya que hizo estas declaraciones en respuesta a las acusaciones del jugador respecto a su desempeño. Tim consideraba a Pimenta el principal culpable de la eliminación frente a Italia.
La eliminación de la Copa del Mundo de 1938 tuvo numerosos culpables en Brasil.
La disposición táctica del equipo era parte de la polémica. Como siempre en aquellas fechas (los 30′) por la conveniencia o no de incluir un tercer defensor. El seleccionador apostó por la clásica formación en 1-2-3-5 aunque con los interiores rezagados al estilo metodista italiano. Su mediocentro titular, Martim Silveira, era un jugador de tipo netamente ofensivo, que tenía poco que ver con «Doble Ancho» Monti en Italia. En cambio los interiores «azules» Romeu y Peracio se retrasaban en una maniobra destinada a flexibilizar el juego, de mecánica similar al estilo característico del fútbol de sus vecinos del Río de la Plata (Argentina y Uruguay).
Durante el extraordinario encuentro de debut (11 goles), el equipo «azul» y de azul [1] formó con Batatais; Domingos, Machado; Zezé Procópio, Martim Silveira, Afonsinho; Lopes, Romeu, Leonidas, Peracio y Hércules; repitiéndoseEn los primeros duelos se alternaron el once dicha alineación casi por completo en el siguiente partido, esta vez contra los checoslovacos, con el único cambio del portero, Algisto Lorenzato «Batatais» por Walter de Souza. Curiosamente en este partido se cambió la casaca azul por la camiseta blanca y ya no se despedirían de ella en todo el torneo. El partido había terminado en empate y, para la repetición del match, Pimenta decidió apostar por el plan B. Los rumores apuntaban a que algunos reservas eran mejores que los titulares, pero que el seleccionador había sucumbido a presiones políticas (de los clubs), extremo que él negó siempre efusivamente:
«Quien mandaba en el equipo era yo. Jamás admití interferencias de nadie. Fuese quien fuese. Yo era el técnico, el preparador físico, el masajista y el utillero del equipo».
Manteniendo a Leonidas como 9, más el recién ascendido Walter en puerta, el equipo «blanco» formó con Walter; Jaú, Nariz; Britto, Brandão, Argemiro; Roberto, Luisinho, Leonidas, Tim y Patesko, consiguiendo una apurada victoria, con gol fantasma de los checos, no señalizado, e inmediata volea de la victoria a cargo de Roberto. Fue destacada por todos la dirección en ataque de Tim.
Tras otro larguísimo viaje en tren hacia Marsella [2], apenas dos días pues del partido de repetición, Pimenta optó por volver a alinear la base del equipo «azul», dando descanso a los delanteros Leonidas y Hércules, pese a que el reserva del 9, Niguinho, no podía jugar debido a embrollos diplomáticos. Les sustituyeronLas acusaciones por la derrota ante Italia se cruzaron toda Brasil los reservas Luisinho y Patesko negándole sorprendentemente chance al interior Tim. La historia gira sobre dos versiones semi-oficiales y un rumor consistente. Pozzo, tras una negociación por los pasajes brasileños en caso de derrota de estos, extendió entre sus hombres que los brasileños se sentían extremadamente superiores, lo que supuso una adecuada inyección de estimulo moral para el combinado italiano. Pimenta nunca aclaró el tema con solvencia, pero responsabilizaba a la ausencia de Leonidas de la derrota, se infiere que por lesión muscular. Sin embargo existe un extremo, nunca confirmado del todo [3], que alude a las escapadas nocturnas de la concentración para asistir a fiestas, como causa del boicot deportivo del técnico del Botafogo a algunos de los elementos del conjunto. Por lo que las ausencias (Leonidas, Tim, Hércules o Batatais) se deberían a motivos disciplinarios y no tanto al orgullo o a las lesiones. Luego las culpas se repartieron entre los largos viajes, el exceso de partidos, el seleccionador (por las ausencias), el árbitro (lo habitual) [4] y el compungido Domingos, que siempre negó haber actuado de modo sancionable, y buscaba el perdón por su perdida de estribos aludiendo al trato ingrato de los transalpinos, quienes le habían pateado, empujado y escupido, provocando que su agresión sin balón a Piola fuese confundida con un penalti.
Solo el gran Saldanha aludió a motivos técnicos. Reconociendo previamente que los italianos fueron superiores y habían merecido la victoria, centró su análisis en el dispositivo defensivo del equipo. Once goles concedidos en cinco partidos, tres de ellos de penalti, eran síntoma de una defensa frecuentemente superada en número y que caía fácilmente presa del pánico. ¿Sería pues la organización en WM la solución que permitiría alargar la presencia en el Mundial hasta la victoria final?
[1] Primera vez que Brasil presentaba una equipación absolutamente en dicho color (camisa y pantalón), si bien existía un antecedente. El 3 de enero de 1937, en partido del Sudamericano (Argentina), vistieron prestada la indumentaria de Boca por coincidencia con el conjunto de Chile.
[2] Solo entre el primer y segundo partido ya recorrieron un millar de kilómetros.
[3] Según Antonio Falcao, Leonidas señaló a Tim como el ave nocturna de la concentración.
[4] El periodista brasileño Gagliano Neto, presente en el partido, no tuvo reparo en confirmar que desde el punto estricto de las reglas, fue penalti.
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Abel Rojas 25 abril, 2014
In crescendo la serie. In crescendo.
Lo de cargar troncos de madera, tremendo. Y lo de hacer dos equipos diferentes, uno físico y uno técnico… Lo que ha cambiado todo esto…
Por otro lado, ¿es humanamente posible que haya equilibrio anímico tras dos semanas con 23 tíos recluidos en un barco? 23 tíos que encima tenían la presión de ganar un Mundial.
Qué historias.