No fue una semifinal europea canónica. Fue más divertida. Benfica y Juventus se abrieron, cedieron espacios y subieron el ritmo dando rienda suelta a un espectáculo irregular en su protagonismo pero constante en su tensión donde los futbolistas destacaron más que los colectivos. En el primer periodo brilló Lazar Markovic, quien completó unos minutos extremadamente seductores. En la segunda mitad, el testigo pasó al crack. A Carlos Tévez. La aparición más inesperada, Cavaleiro, resolvió esta ida sin Arturo Vidal.
Enzo Pérez fue una pesadillaLa Juventus se colocó sobre su 5-3-2 (o 3-5-2) de siempre e intentó que Pirlo dominase el encuentro, y el Benfica, ordenado sobre un 4-2-4 muy expeditivo y consciente de que Conte carece de juego interior en su centro del campo, liberó a la locomotora Enzo Pérez para que llegase hasta el bueno de Andrea. Entre el trabajo específico de Rodrigo sobre él y la influencia del físico Pérez sobre su zona y sus posibles pases, Jorge Jesus logró cortocircuitar a la Juventus y hacerse con el balón y la iniciativa. De nuevo, minimizar al futuro campeón de la Serie A fue tan simple como controlar a su cerebro, que cada día es más controlable. Ni Marchisio ni Pogba ofrecieron soluciones. Qué decepcionante suele resultar el francés cuando se le demanda cierta colaboración creativa.
Lazar Markovic hizo honor a las alabanzas que viene levantando.
Con los portugueses al mando, la posición de André Gomes como pivote adquirió sentido y utilidad. El joven, según nos presentó ayer el especialista João Vaz, es un mediapunta de perfil técnico y se le notó que de guardar la posición y dar empaque en el medio iba justito, pero como el Benfica estaba bien plantado, sus artes asociativas aportaban fluidez. Lanzó a Pereira y Siquiera y desniveló la balanza anímica a su favor. Lo que en teoría no sabe hacer no se notaba demasiado.
Entonces apareció Markovic (extremo derecho). Su contacto con el balón no fue permanente, sería poco riguroso detallar omnipresencia en el niño serbio, pero si bien físicamente no era tal, en lo referente al fútbol sí lo pareció porque sus toques eran diferentes. Superiores. Lleva la pelota cosida y sus conducciones son un pretexto, no un fin. Mientras va dividiendo marcas y sistemas va leyendo el juego y tomando decisiones correctas. No se obsesiona con el último pase si el antepenúltimo encaja mejor. Además supo trabajar sobre Asamoah, que insiste bastante subiendo la banda. Si estaba a prueba, sacó nota.
A Carlos Tévez se le queda pequeña la UEFA Europa League.
En el segundo periodo y con el siempre jugoso 1-0 en el electrónico, Enzo Pérez y el Benfica dieron un paso atrás y Pirlo encontró aire. Desapareció la molesta sensación de que Cáceres, Bonucci y Chiellini daban todos los pases y el hombre del duelo ganó presencia. Parece un maldito ya sin remedio, solo un buen verano en Turín y una gran Champions 2015 le darían opciones de ganar el estatus europeo que su calidad e incluso su carrera merecen, pero qué maravilla de jugador es Carlos Tévez. Jorge Jesus reconfiguró su medular para minimizar daños sin conseguirlo ni un poquito y el 1-1 terminó entrando porque era inevitable. Como en esas veladas mágicas que solo se dan entre semana, un crío del filial se erigiría como el héroe. Jugó 10 minutos, la tocó muchísimo y, sin tocarla, dibujó la jugada de la noche. 2-1. A Italia.
sergio morano 25 abril, 2014
La Juve y el Barcelona tienen los interiores mas opuestos del futbol mundial. Unos tanto y otros tampoco pensaran ambos..