Las ciudades tienen fondo. Al margen de sus estampas turísticas más reconocibles y de aquellos tópicos superficiales que circulan sobre el carácter de sus gentes toda ciudad desarrolla con el paso del tiempo una fuerte personalidad, un relato singular que se manifiesta en el mismo tejido urbano que lo sustenta. Barcelona no iba ser menos y su trayecto milenario evidencia una conflictiva relación con los límites impuestos, una orgullosa rebeldía nacida de la estrechez en una población que siempre edificó murallas demasiado pequeñas para albergar un crecimiento que las desbordaba.
La ciudad de Barcelona tiene su particular historia.
La historia de la capital catalana está marcada por los distintos períodos en los que la ciudad tuvo que luchar por liberarse del yugo de sus propias fronteras. Las murallas que aseguraron la supervivencia de una antigua proto-Barcelona entre las ruinas de un imperio caído en desgracia supusieron en tiempos medievales un cinturón demasiadoBarcelona, una batalla contra sus fronteras estrecho para una urbe próspera que aseguraba la caducidad de cada nueva reforma de su recinto amurallado. Ya en tiempos modernos los conquistadores de la urbe le impusieron el mantenimiento de sus viejas murallas más allá de toda fecha razonable y el ansiado derribo de los muros que los asfixiaban se convirtió en el gran caballo de batalla de los barceloneses. Al final la propia naturaleza fijó los límites definitivos de una ciudad que se cuenta entre las más densas del mundo: el mar al este, el Besòs al norte, el Llobregat al sur y la sierra de Collserola al oeste cierran el horizonte de una población que jamás crecerá.
En Barcelona nunca han cabido demasiadas cosas, pero siempre han sido muchas las que han luchado incesantemente por hacerse un lugar en una urbe agitada con más energía que espacio para manifestarla. En el terreno futbolístico esta característica ha dado lugar a un derbi singular por desigual, el que hoy sigue enfrentando entre encendidas pasiones a dos clubes antiguos y orgullosos que un día se disputaron los mismos triunfos y hoy encarnan dos esferas muy lejanas en el si de la alta competición.
FC Barcelona y RCD Espanyol, pioneros de un fútbol barcelonés que con la llegada del siglo XX vio nacer a muchos clubes en muy poco tiempo, se destacaron muy pronto en la disputa de los campeonatos catalanes que precedieron a la creación de la liga española. Por entonces el Campionat de Catalunya era una competición de enorme repercusiónFCB y Espanyol, rivales todo el siglo XX y seguimiento masivo, fiel reflejo de la gran pasión futbolística que se había apoderado de la sociedad catalana en el debut del siglo pasado. Los clubes de la capital eran numerosos pero con el paso de los años sólo dos de ellos se consolidaron en su permanente disputa por el título. Ricardo Zamora, Paulino Alcántara, Crisanto Bosch, Sagi-Barba, Martí Ventolrà, Josep Samitier, Ricardo Saprissa… Los encuentros entre ambos equipos enfrentaban a las grandes estrellas del momento y la persistente competencia por los títulos entre ambos clubes cultivó la semilla de una rivalidad a la que el paso del tiempo cargó de razones y de un rasgo singular muy alejado de esa relación de igualdad que contempló su nacimiento.
En un principio era un derbi muy parejo.
Ya en los años treinta Valentí Castanys, gran figura del humor gráfico de la época, caricaturizaba en las concurridas páginas de “Xut!” a los aficionados periquitos como cuatro gatos negros. El icono servía al humorista para satirizar el volumen de aficionados del RCD Espanyol frente a la mayor masa social culé, ya por entoncesEl mote perico, muy curioso muy numerosa, al tiempo que atribuía cierto mal fario a la fallida persecución de la entidad blanquiazul, que con el paso de las temporadas observaba al club azulgrana crecer a un ritmo inalcanzable. En esa misma época cruzaron el océano los dibujos animados de Felix the Cat, bautizado por entonces en España como “Gato Perico” o “Periquito”. La gran popularidad que adquirió el personaje pronto se confundió con los dibujos de Valentí Castanys, legando de este modo a los aficionados del RCD Espanyol un mote que nada tuvo que ver, en su origen, con los pájaros cuyo característico plumaje blanquiazul no sería relacionado con el club catalán hasta tiempos más recientes.
Con todo, los cuatro gatos nunca dejaron de contarse entre los grandes. Setenta y ocho temporadas en Primera división sitúan al Espanyol tan sólo por detrás de los tres clubes que jamás han pisado la segunda categoría del fútbol español. Su masa social es una de las importantes de la Liga y en la trayectoria blanquiazul no han faltado grandes jugadores, un puñado de títulos y alguna campaña europea de las que nunca se olvidan. Un rico bagaje y también un botín insuficiente para quién vive a la sombra de un coloso. El Barcelona es un gran referente del fútbol mundial, una entidad gigantesca sita en una ciudad apretujada en la que no sobra el espacio para los vecinos. Y en este escenario ocurre que a veces el Espanyol es como si no existiera… O eso es lo que puede parecer.
El tiempo ha agrandado las enormes diferencias.
Basta con fijarse para encontrarlo. Nunca falta una camiseta blanquiazul navegando entre la marea de casacas azulgranas que inundan las ramblas, una bandera del Espanyol ondeando entre los estandartes culés que visten los edificios. Si bien las calles pueden engalanarse de azulgrana el cielo siempre luce blanquiazul, aseguran los periquitos, y razón no le falta a una afición que se reafirma en la ineludible, sólida y orgullosa minoría que sigue garantizando hoy en día un enfrentamiento apasionado que todos se toman muy en serio. Gran parte de sus jugadores, porque es la rivalidad que ha marcado desde que eran muy pequeños su propio desarrollo como futbolistas. Los dos clubes, porque pese al desequilibrio Barcelona sigue y seguirá siendo una ciudad en disputa futbolística. Los aficionados, porque mañana no desean hablar de otra cosa. Y nosotros, porque el derbi catalán nunca defrauda.
javimgol 29 marzo, 2014
El partido más difícil que le queda al Barcelona, obviando la última jornada, claro. Creo sinceramente que si gana hoy la Liga será suya. Pero espero mucho del Español. No sé si Córdoba asistirá a Sergio o servirá de plan B, pero parece un jugador capaz de hacer mucho daño a una defensa como la culé