Granada y Real Madrid tienen motivos para ser felices tras su duelo de ayer en el Bernabéu. Los de Ancelotti jugaron su partido menos intenso en varias semanas y el resultado fueron 20 disparos, dos balones a la madera y ninguna opción de recibir gol. Por su parte, los de Alcaraz, sin Fran Rico, fueron capaces de vencer en posesión y pases al Real durante 50 minutos y solo doblaron la rodilla ante un un monstruo de este juego.
Real y Granada encontrarán hoy argumentos para el optimismo
Ya tenemos confirmación: el pase lo es casi todo para este nuevo Granada. El Real Madrid como local era la última prueba para calibrar la fe del grupo en la idea y el tema parece serio. Los andaluces aprovecharon la versión más light del Real en la presiónEl Real, cómodo sin la pelota para arrancar las jugadas con cierta comodidad. Dicho esto, para no crear confusiones, debemos aclarar que fue solo eso. El Granada iniciaba fácil pero luego no podía profundizar. Por dos motivos: el primero, la ausencia de su medio más dotado en el pase vertical: Fran Rico. Y segundo, por mérito de un Madrid cuya estabilidad defensiva sigue en aumento. Pepe permitió poco a un El Arabi que la aguantaba bien y Carvajal se dejó la vida desgastando a Brahimi. Aportación clave aunque no vistosa la del lateral. En resumen, el robo blanco parecía el destino más probable de los numerosos intentos granadinos.
Claro que una cosa es ganar en seguridad sin la bola y otra desear no tenerla. El Madrid fue sintiendo poco a poco la necesidad de recuperarla, así que Modric pasó a acercarse poco a poco a Iturra y el chileno fue acumulando fallos. Antes vimos a un Marcelo cambió con Di MaríaMadrid que varió su forma de atacar. Di María, habitual guardaespaldas de Marcelo, actuó por delante del brasileño, descolgándose tanto que el Madrid prácticamente dibujó un 4-2-4 en ataque. La posición externa del argentino quizás fue el modo de abrir el campo ante ese 4-5-1 defensivo que proponía el Granada, en el que Fatau y Recio se hacían fuertes en el repliegue. Di María garantiza centros y energía, aunque el Real no terminaba de ser lo que quería . No obstante, algo había cambiado en los minutos finales del primer acto. El pressing merengue había despertado y con él, CR7.
Marcelo por detrás de Di María, la nota novedosa del encuentro
La segunda mitad fue objetivamente madridista. Por disparos, calidad de las jugadas y sensaciones, solo hubo un equipo sobre el campo. Podríamos decir que la reubicación de Marcelo al “extremo” le dio al Madrid más claridad y control a la hora de atacar pero sería una lectura parcial. Los de Carletto ya habían cambiado el chip. Pese a ello, el 2-0 fue una bellísima muestra de lo que es capaz de hacer el Madrid cuando su geniecillo es liberado de toda cadena.
Lo que no necesita pruebas a estas alturas es Cristiano Ronaldo, que agarró la mejora de su equipo y la convirtió en dos goles y tres puntos. Para un analista no es sencillo describir al portugués sin caer en el elogio redundante, así que lo dejaremos en que lo hizo todo bien. Todo: apoyos, rupturas, alta presencia entre líneas… Cada tanto nació de una maravilla suya. El luso resolvió una tarde que no derivará en tristeza para nadie. El Granada prosigue con su idea de juego sin perder solidez y el Real sigue sumando minutos con su puerta a cero.
drayenko 26 enero, 2014
La verdad es que el primer es un golazo que solo puede hacer un jugador con recursos infinitos.