El nivel medio del Arsenal FC está siendo alto tanto en Premier como en Champions, pero luego hay días y hay días. El Napoli de Rafa Benítez sufrió uno de los más potentes, y al Hull City de Steve Bruce le tocó medirse a esa misma versión en la noche de ayer. Podría decirse que los tigres forman un equipo cándido y que no es la primera vez que realzan la cara más brillante de un gigante inglés en este curso, pero lo del Arsenal fue digno de elogio especial porque su propuesta va contra la moda táctica. Los gunners son almas libres.
Wenger, contra Pep, Mou y cíaLos dos entrenadores más exitosos de los últimos tiempos basan sus sistemas en un juego de posición radical. O sea, asignan a cada futbolista un espacio determinado y un puñado de movimientos posibles muy específico con el ánimo de que las once piezas memoricen el juego a realizar antes y mejor y vayan un paso por delante de su rival. Huelga decir que como genios que son, tanto Guardiola como Mourinho se aseguran de que el rol de cada futbolista potencie a cada uno. Se apunta esto porque es difícil escribir de manera objetiva sobre las diferencias entre ellos dos y Wenger sin que parezca una poesía en favor del francés. Y es que la frase más clara posible es fuerte: Wenger da a sus hombres mucha, pero mucha, más libertad zonal y creativa. Arsène no sabe dónde va a estar Cazorla en cada momento. Pep y José sí saben dónde estarán Kroos y Oscar. Es más, lo que ellos quieren es que lo sepamos hasta nosotros. Su anhelo es la previsibilidad imparable. Que su equipo -por norma muy dotado- ejecute su plan fijo tan a la perfección que fulmine.
Cazorla, Özil, Rosicky y Ramsey fueron una sinfonía musical.
Lo maravilloso del partido del Arsenal fue que cada una de sus jugadas tenía un principio y un final diferente y que a ninguna le faltó equilibrio. Flamini jugó de mediocentro y por delante hubo una línea de 4 que, de inicio, de izquierda a derecha lucía a Cazorla, Özil, Rosicky y Ramsey. Ese orden se rompía constantemente, los cuatro mediapuntas ocuparon las cuatro posiciones y con ver un vídeo-resumen basta para ratificarlo, y pese a tanto cambio se las apañaron para que cada vez que uno cogía la pelota ese poseedor tuviese un amigo ofreciéndose en corto, otro ofreciéndose atrás y otro rompiendo a un espacio por delante. Y por supuesto, con los laterales arriba abriendo el campo. De este modo, la circulación no solo tomó un ritmo frenético y mágico que desordenó al Hull por completo, sino que además se aseguró una gran defensa contra las contras del mismo: había tres hombres cerca de la pérdida (un lateral, el poseedor y el apoyo en corto) y dos gunners por detrás de la misma esperando para apretar. El Hull City no podía salir.
Esto que tan fácil suena -o no- sólo lo intentan el Manchester City y el Arsenal. Y bien solo lo ejecuta el Arsenal en sí. Aunque para ser justos, tan, tan, tan bien como anoche sólo sale en 1 de cada 5 partidos. Es lo que tiene dar tanto peso a los jugadores y tan poco a la táctica. Cuesta un poco más andar en cada duelo cerca de la línea de la perfección.
SdjDuque 5 diciembre, 2013
Al fin ese centrocampismo de Wenger funciona luego de estos años. Todo parece moverse como él quiere, que es como apunta el artículo. No sé, yo sí creo en el Arsenal campeón de esta Premier. No está asegurado ni mucho menos, pero considero que han dado ya todos los motivos para creer.