Según el calendario, la Champions comienza cada año alrededor de la segunda semana de septiembre. Es este un mes de regresos: los niños vuelven al cole, las series reaparecen en televisión y, como decimos, retorna la competición de fútbol que da sentido a casi todo. Retorna a medias, porque lo que se juega por entonces es, en efecto, la Champions League: una brillante idea para hacer justo el torneo mientras se reparten unos eurillos que tan bien caen a todos. Es en febrero cuando empieza lo real, la auténtica “Copa de Europa”. La de Di Stefano, Eusebio o Cruyff. La que ha ayudado a hacer grande a un club tan digno de admiración como este Oporto contemporáneo, que pierde y pierde estrellas, y no para de comprar repuestos iguales o hasta mejores en algunos casos. El Málaga jugaba en Do Dragao su primer partido en la Copa de Europa. Y lo pagó. Conoció lo que es el ritmo europeo, lo que es la intensidad. Un equipo que convive con Barcelona y Real Madrid, que los ha enfrentado con éxito, no pudo siquiera respirar. El Oporto superó de forma rotunda al conjunto de Pellegrini, para el que la mejor noticia de la noche fue ese 1-0, a menudo diabólico pero que servirá para que todo el malaguismo siga soñando.
El Málaga conoció en Do Dragao lo que es un partido de la auténtica Copa de Europa
Debemos abrir el análisis con lo más básico: el pressing del Oporto se comió al Málaga. Como explicamos en la previa, los de Vitor Pereira gustan de un achique fundamentado en la agresividad, hombre a hombre, en el que cada elemento sigue a su par y le impide darse la vuelta con comodidad. Es la manera más coherenteLa presión del Oporto se comió a la línea de mediapuntas del Málaga de defender con centrales como Otamendi (lo mejor que puede decirse de su partido es que pareció un defensa argentino de toda la vida) o laterales como los brasileños Alex Sandro y Danilo, de más empuje que talento posicional. Siendo honestos, es posible que el planteamiento del Málaga facilitase el trabajo a los locales. Minutos antes del choque debatíamos en Twitter sobre la posibilidad de que los andaluces pudieran pecar de excesiva rigidez si Pellegrini optaba por un eje ofensivo formado por Baptista y un punta. Desgraciadamente así fue. Cada delantero malaguista recibía en estático, no existían las permutas entre la línea de mediapuntas, lo que fue una condena para los tres hombres que la integraban. Joaquín 2013 ya no es aquel extremo que ganaba en el uno para uno. Su reconversión fue a mejor, pero esos espacios en banda ya son una tortura para él. Alex Sandro lo devoró. Baptista, por su parte, tuvo una notable actuación el sábado ante el Athletic pero en un dibujo táctico diferente, con mucha más movilidad por detrás y en una exigencia rítmica menor. Por último estuvo Isco, que vivió un infierno. Fue el que más lo intentó en la primera mitad, pero apenas alcanzó a completar con éxito alguna pequeña diagonal. Pagó la novatada. El Málaga no lograba secuencia de pases que duraran más de cinco segundos. Dijo la estadística que los españoles chutaron una vez entre palos en 90 minutos, un disparo que nuestra mente no consigue ubicar en el encuentro. Simple y llanamente, no hubo Málaga en ataque.
Claro que si el Oporto pudo irse al descanso casi con un 70% de posesión ante el cuadro de la Costa del Sol fue porque su manejo del balón rozó lo exquisito. Fue vertical e inteligente al mismo tiempo. La clave estuvo en la perfecta mezcla entre salidas en corto y balones Joao Moutinho y su fiel escudero Fernando, los más destacadoslargos. En las primeras, dos nombres: Fernando y Moutinho. La rompieron. El mediocentro cuajó un ejercicio táctico sublime. Supo tener peso en la construcción y apartarse cuando tocaba. Mención especial merecen sus movimientos liberando espacio para que Otamendi y Mangala pudieran gozar de metros sin el agobio de Baptista y Roque. Y si aparecía por allí Moutinho, compensaba con líneas de pase en la altura y dirección adecuadas. Y Moutinho apareció. Apareció mucho. Su dinámica, su toma de decisiones y su sensibilidad técnica fueron las de un futbolista de 40 millones de euros. Iturra disfruta presionando y mordiendo por todo el campo, pero a Joao no estuvo cerca de atraparlo nunca. Toulalan vigilaba a un Lucho discreto y disciplinado, pero los problemas seguían llegando desde fuera: Izmailov y Varela generaban superioridades definitivas y ponían las jugadas a mil por hora. Desde dentro hacia fuera. O al revés.
Joao Moutinho y Fernando hicieron que la salida central del Oporto fuera extremadamente ágil
Si el centro estaba tapado, el Oporto no se ponía nervioso y elegía la salida lateral, con la que también iba a marcar tremendas diferencias. La idea global era crear la ventaja dentro para terminar fuera, pero en muchas ocasiones el procesoJackson Martínez fue la pesadilla de Weligton y Martín Demichelis se aceleraba con el desborde de unos Danilo y Alex Sandro que aplastaron a Isco y Joaquín con la bola en los pies. Se echó terriblemente en falta el retorno defensivo de Eliseu en la noche de ayer. El portugués hubiera sido decisivo en esta y otras fases del juego, como luego veremos. Y para lo último queda la solución final del Porto cuando el Malaga cerraba todos los pasillos: Jackson Martínez. Lo del 9 colombiano tuvo miga. El internacional cafetero transmitió sensaciones potentísimas. Tenemos el presentimiento de que al chico le separará de la absoluta élite esa minúscula falta de finura en los acciones decisivas, ya sean remates o pases. Si tuviera eso hablaríamos del mejor ariete puro del continente. Su flexibilidad de pantera y su ligereza desquiciaron a Demichelis y Weligton. Si Toulalan e Iturra nunca pudieron con el mecanismo de juego de los de Do Dragao, Jackson colaboró aún más con presencia alejadísima de los centrales malagueños. A diez minutos del intermedio el Málaga estaba grogui, asustado por primera vez en la temporada. Se salvó Antunes, en una labor muy del estilo de las de su paisano Coentrao; apretó los dientes y evitó males mayores.
Como la Copa de Europa es traicionera, el Oporto regresó de los vestuarios con miedo por no haber sacado rédito a tan apabullante superioridad. El Málaga lo aprovechó y adelantó líneas. No mucho, pero sí lo suficiente para que Antunes y Sergio Sánchez cruzaran la divisoria por primera vez en toda la tarde. Iba a ser un espejismo; Isco continuaba sin poder girar con naturalidad y Joaquín seguía perdiendo cada duelo con Alex Sandro. Pellegrini sustituyó al gaditano, un cambio que lleva doble lectura: Joaquín merecía salir por su flojo partido, pero quizás lo que pedía la situación era que el entrenador echara una mano a sus dos genios, juntándolos, acercándolos en el campo. Isco y Joaquín no se vieron a menos de 15 metros en ningún momento. El técnico no lo creyó así y Joaquín enfiló el camino a las duchas.
Isco y Joaquín no formaron una sociedad nunca; apenas coincidieron en un radio de 20 metros
Vitor Pereira insufló coraje a los suyos mandando a Varela al carril izquierdo, desde donde su juego se hace todavía más incisivo. El luso puso un par de centros y todo volvió a su lugar. El Oporto hacía el merecido 1-0 y tenía la eliminatoria donde quería. Pereira dio entrada entonces a James Rodríguez en lugar del propio Varela, buscando bajar revoluciones con la pausa y el juego interior del mago de Colombia. Al ver que la cosa seguía franca reactivó a los suyos con la entrada del enérgico Atsu, que se marcó algún que otro sprint. El Málaga intentó tomar aire con Santa Cruz, pero afloró el perenne defecto de la velocidad. Los de Pellegrini son lentos y sin Eliseu, mucho más. Nadie corre al hueco y si te presionan como hizo el Oporto, salir es complicado. Como complicado será levantar ese gol de Joao Moutinho dentro de 21 días. Pero hay que confiar. Clasificar sería un magnífico éxito para el Oporto; para el Málaga significaría el día más grande de la historia del club. Tengamos fe.
@DavidLeonRon 20 febrero, 2013
Siempre he mirado a Moutinho con recelo, pero su 2012 fue muy bueno y lo de ayer… fue bestial. Futbolista que si mantuviera siempre ese nivel valdría 40-45 millones, no tengo la más mínima duda.
MVP de la primera jornada de la Copa de Europa creo, a la espera de los partidos de esta noche.