El amistoso Old Firm | Ecos del Balón

El amistoso Old Firm


La reencarnada versión del legendario Glasgow Rangers deberá comenzar su nueva andadura desde la Scottish Third Division. La deuda era inasumible, Hacienda forzó la bancarrota y el resto de clubes votaron en contra de que el equipo más laureado de Escocia pudiera hacer punto y seguido. En la cuarta categoría, la última profesional, no sentirá odio, tensión ni rencor. Allí no estará el Celtic, ni los consiguientes cuatro Old Firm que tienen asegurados cada temporada. Ansiosos, ambos deberán aguardar a que un cruce copero les permita continuar una histórica guerra con más de quinientas batallas libradas. Sin embargo, la primera de ellas, visto con perspectiva, dejó una aguda y sarcástica ironía. Y es que si a Artur Boruc, John Thompson, Jock Stein, Maurice Johnston y Neil Lennon, entre otros, les cuentan que el Celtic invitó al Glasgow Rangers a su partido inaugural y que la prensa, con un tino absoluto, lo tituló «Un encuentro amistoso», se terminarían preguntando cuántas pintas llevan encima.

Sir Alex Ferguson: «Hay gente que insiste en que otras rivalidades futbolísticas pueden generar tanta intensidad como los choques entre Rangers y Celtic. […] Creedme, no hay nada comparable».

Es lógico que Artur Boruc se mostrara incrédulo al conocer dicho titular; no en vano fue protagonista voluntariamente involuntario de uno de las claves más crudas que vertebran esta aspera rivalidad: el conflicto católico-protestante. Santiguarse antes de un partido, esa fue la razón por la que el entonces porteroLa cuestión religiosa segmentó Glasgow y vertebró la rivalidad del naciente Old Firm polaco del Celtic fue sancionado por la federación escocesa. Mostrar una camiseta con la cara del Papa Juan Pablo II, su respuesta a los insultos que recibió por parte de los aficionados del Glasgow Rangers -y del resto de aficiones protestantes-. Los gers, como así se les conoce, ya contaban con cien años de experiencia en la creación y proclama de consignas anticatólicas. Sin embargo, no era un sentimiento estrictamente innato. El Celtic Football Club se había fundado en 1888 con la clara misión de acoger a los inmigrantes irlandeses que con cada vez más frecuencia llegaban a la industrializada Glasgow; recogerían ingresos para obras benéficas -hecho que sigue manteniendo- y se erigirían en un patriótico símbolo del catolicismo. Acción-reacción. Dirigentes del Glasgow Rangers y del protestantismo escocés no lo dudaron: no hay mayor fervor que el odio hacia un enemigo común, y desde el terreno de juego podrían combatirlo juntos. La enemistad fue creciendo fruto de la convicencia, la intolerancia, el sectarismo… y las derrotas. Cuando el astillero Harland and Wolff se negó a contratar católicos en 1912, se avivó de forma definitiva una mecha que ya había prendido.

Desde entonces los Old Firm nunca tuvieron nada de amistosos. Se disputaban como si no hubiera mañana y, tristemente, para John Thompson un día no lo hubo. Llevaba defendiendo cuatro años la portería del Celtic, pero aún sólo había visto pasar veintidós primaveras cuando en un balón dividido puso el rostro donde el resto ponía el pie. Convertido en mito trágico y aún recordado por los bhoys, su muerte llegaba sólo una década después de que en el campo se jugaran algo más que tres puntos. Al problema religioso y social se le unía el político: Irlanda se independizó del Reino Unido en 1921. El acuerdo puso fin a la guerra, pero no al conflicto. La excepción de seis condados que permanecerían bajo dominio británico concedía más motivos para odiarse a una rivalidad a la que ya le sobraban. Los bandos estaban perfectamente definidos, como siempre. Mientras el Celtic luce en su escudo un trebol y viste los colores tradicionales de Irlanda, el Rangers porta con orgullo los unionistas. La disputa, claro, pronto llegó a unas gradas cada vez más virulentas. Irlanda del Norte, el Sinn Fein y el IRA fueron el triste motivo de numerosos cánticos, revueltas y enfrentamientos por parte de ambas aficiones. Sin que nadie lo impidiera, la sangre derramada se tornaba en el cruel protagonista de demasiadas noches de fútbol.

La fina ironía de aquel ya legendario primer Old Firm siempre fue la especialidad de Jock Stein. No podía ser para menos, era el primer entrenador protestante del católico Celtic. Él restaba importancia bromeando: «el 25% de nuestros entrenadores han sido protestantes». Razón no le faltaba, sólo era el cuarto de su historia.Pese al éxito de ambos en Europa, los años setenta fueron los más violentos y trágicos Motivos para seguir siendo irónico, tampoco. En sus trece años como técnico de los bhoys vivió la época de mayor esplendor deportivo de ambos equipos, pero también la más trágica y bochornosa. Cinco años antes de que el Glasgow Rangers se alzara con la Recopa de Europa de 1972, el Celtic fue coronado Campeón de Europa con un once formado exclusivamente por jugadores nacidos en Glasgow -y alrededores-. Eran sus primeros títulos continentales y, hasta la fecha, también los últimos. Quizás fuera por los éxitos deportivos, lo complejo de una situación que algún día iba a terminar explotando o que el fenómeno hooligan estaba en pleno apogeo, pero el hecho es que la década de los setenta se abrió con una tragedia y se cerró con una batalla. En el «Desastre de Ibrox» fallecieron sesenta y seis aficionados. El Celtic ganaba por la mínima y el partido ya expiraba, pero el Glasgow Rangers logró empatar in extremis. La desmedida emoción dio paso a las fortuitas caídas y éstas a una terrible avalancha. Jock Stein salió del vestuario para socorrer a la víctimas pero ya no había nada que hacer, no al menos en ese momento. Tampoco lo hubo en la final de la Copa de Escocia en 1980. Los hinchas de ambos equipos se enzarzaron en una violenta refriega que sobrepasó por completo a la policía y consternó a la opinión pública británica. Como siempre, las medidas para paliar ambos sucesos llegarían a posteriori. Ibrox Park pasó a ser un estadio de cinco estrellas con todas las localidades de asiento, la venta de alcohol quedó prohibida en los campos y se instauró el mediodía como la franja horaria oficial para disputar los Old Firm, previniendo así que los hinchas dispusieran del suficiente tiempo para emborracharse. Ciertamente estas reformas dieron resultado, pero el odio seguía en sus ojos.

Jock Stein: «Esta terrible tragedia debe ayudar a poner freno a la intolerancia y el rencor de los partidos del Old Firm. Cuando la vida humana está en juego, este tipo de odio parece mezquino y nimio».

Esos ojos nada complices se fijaron en Maurice Johnston desde el día en el que decidió aceptar una simple oferta de fichaje. Aunque, claro, no era una cualquiera. A mediados de los ochenta había llegado Graeme Souness al banquillo del Glasgow Rangers con la difícil tarea de poner fin a los victoriososJohnston rompió la regla no escrita de que en el Rangers no podían jugar católicos ciclos del Aberdeen de Sir Alex Ferguson -que se había marchado esa misma temporada a construir una diabólica dinastía-, y obviamente del Celtic, que era el vigente campeón. Tras un doblete en su primer año, en el segundo los gers sólo habían podido ser terceros y Souness ya tenía una explicación. Contar únicamente con jugadores protestantes era una limitación que lastraba decisivamente el rendimiento deportivo de la institución. No había ningún punto en los estatutos del club que lo impidiese, pero que desde la II Guerra Mundial no hubiera defendido sus colores ningún jugador católico era todo menos una cuestión de azar. Insistió, insistió, insistió… y, al final, lo consiguió. El elegido era «Mo» Johnston, para su desgracia. Nacido y criado en Glasgow, había disputado ya varios Old Firm, por lo que conocía perfectamente que la rivalidad entre ambos equipos superaba con creces el ámbito deportivo. En cambio, él aceptó. Católico y con un brillante pasado en el Celtic, sus nuevos aficionados le odiarían. Y lo hicieron. Antes uno de los suyos y ahora sirviendo para sus enemigos, sus antiguos aficionados le odiarian. Y lo hicieron. Le odiaron en Ibrox, en Celtic Park y en cada rincón de la ciudad. Sólo tardó dos temporadas en emigrar a Liverpool; aquello era insostenible. En el año de su llegada había caído el Muro de Berlín, pero el del sectarismo en Glasgow seguía tan infraqueable como siempre.

Sólo hace falta recurrir a la primavera del año pasado para comprobar que el único partido amistoso que disputaron fue el primero. Y ni eso, ya que el Glasgow Rangers recibió una manita en lo que debía ser un paseo. Neil Lennon bien lo sabe. Norirlandés, católico, republicano, otrora capitán y ahora entrenadorEn la primavera del 2011, Neil Lennon fue el protagonista de un nuevo brote violento del Celtic. Inequívocamente, es un símbolo. Y como tal, reabrió una rivalidad que cada vez comparten menos aficionados: la que no se disputa con defensas, centrocampistas o delanteros, sino con odio e intransigencia. Su visceral carácter tampoco ayuda a lo contrario, dicho sea de paso. Al acabar un partido de Copa ante el Glasgow Rangers se enzarzó en una pelea con McCoist, entonces segundo entrenador. Se dijeron cosas que no se debían decir y se contestó de la forma que no había que contestar, pero todo se quedó ahí. Al menos para ellos. En los siguientes meses se desvelaría que Neil Lennon era uno de los destinatarios de varios paquetes bomba que fueron interceptados. Sin embargo, a quien la policia no pudo frenar fue al aficionado del Hearts, el equipo protestante de Edimburgo, que saltó al campo y logró agredirle. Neil se repuso, se encaró con el agresor y consiguió acabar el partido. Él es así. Por fortuna, estos hechos son cada vez más aislados y reflejan con nitidez que la rivalidad era salvajemente pura, pero no deportiva. En los Old Firm sigue -y seguirá- siendo complicado observar una bandera escocesa entre tanto emblema irlandés, inglés o unionista, pero ahora tras ellos sólo queda el orgullo de lo que son y no el odio de lo que es el rival.

Neil Lennon, en twitter tras ser agredido: «No dejéis que lo que me ocurrió esta noche desluzca una actucion maravillosa del equipo… no camino solo».

En 1888 un titular resultó con el tiempo desafortunado, pero en 1909 otro sí que se mostró absolutamente certero. Su trascendencia llega hasta estos días, en concreto hasta la decisión del dirigente del Celtic en la votación por la que el Glasgow Rangers esperaba entrar, al menos, en el segundo escalón del fútbol escoces. Y es que los sentimientos extremos son una oportunidad de negocio; el gris no es rentable. En el fútbol de comienzos de siglo la mayor fuente de ingresos era el taquillaje y, por entonces, ambos sentimientos ya llenaban estadios. Los dirigentes de Celtic y Rangers pronto lo comprendieron. Era la Final de Copa, el campo estaba abarrotado y si empataban, debería repetirse la final. Por supuesto, empataron. En el segundo partido, el mítico Hampden Park volvía a estar lleno y el choque, pasados los minutos, seguía en empate. Del rumor de amaño a la invasión de campo sólo pasaron segundos y el encuentro no pudo finalizarse. Al día siguiente, «The Scottish Referee» abría con: «The Old Firm of Rangers-Celtic Ltd / Antigua Empresa del Rangers-Celtic, SL». El término gustó y perduró, en parte porque no fue un hecho aislado. Mientras los dos colosos de Glasgow acuerdan unidos la venta de sus derechos televisivos, cuentan con el mismo patrocinador e, incluso, tratan de negociar su entrada en la Premier League, el resto sólo puede observar. Siendo así, no resulta extraño ni paradójico pensar en que el voto del Celtic no era de tan fácil decisión. Charlie Nicholas, histórico delantero bhoy, apelando al aspecto económico pidió que se consideraran las perdidas que supondría la desaparición temporal de su rival. Sea como fuere y votaran lo que votaran, su amargo destino estaba sentenciado. Pasarán meses, quizás años, sin que un buen mediodía un «Old Firm» cope todo el interés futbolístico de la jornada. La rivalidad nacida de las diferencias, criada en el interés económico y madurada en el odio radical necesita vivir una nueva etapa. Tomar esta separación forzosa como una oportunidad para sanar sería la victoria que -casi- todos necesitan celebrar.


16 comentarios

  • GarrinchaCF 31 julio, 2012

    Excelente como siempre Mig!!!

    Viví en Dublín unos meses, en los que aproveché para visitar también Belfast. El ambiente cuando se enfrentan es tremendo, se vive mucho en toda la isla esmeralda, aunque siempre me quedó la espinita de no poder ir a Celtic Park enfundado en la blanquiverde (que poseo, así como una preciosa bufanda) para cantar el genuino y auténtico "You'll never walk alone", que nunca está de más recordar que fue adoptado primero por la afición celtic y luego copiado por los hinchas del Liverpool.

    Lástima que vayamos a pasar un tiempo sin el Old Firm, menos apasionado e interesante últimamente, aunque quizás las competiciones coperas nos regalen algún encuentro morboso durante el tiempo que el Rangers tarde en volver. Confío en que así sea.

    Por otro lado, brutal aquel Celtic campeón de Europa ante el Inter (luego subcampeón mundial en una serie macanuda ante Racing de Avellaneda), si no es cantera aquello de que todos los jugadores sean de Glasgow y alrededores que venga Pep y lo vea 😉

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  • @ecosdelbalon 31 julio, 2012

    Siempre me he preguntado por qué en España todos somos del Celtic. Nunca vi a nadie posicionarse a favor del Rangers ^^

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  • @DavidLeonRon 31 julio, 2012

    Bru-tal.

    Tela marinera. Yo tengo que ser sincero: nunca he conectado con esta rivalidad, con este choque. Para mí siempre pudo el inferior nivel deportivo con respecto a otros grandes duelos, y como el aspecto religioso nunca me interesó, pues…

    Dicho esto, todos hemos dirigido un poco la mirada hacia Glasgow, sobre todo en la época de Larsson. Yo creo que el sueco ha sido la imagen de este club para los que tenemos veinte y muchos. Sus trenzas, su lengua y su porrón de goles fueron inolvidables.

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  • @DavidLeonRon 31 julio, 2012

    @Abel

    Yo soy del Celtic (si tengo que ser de alguno) porque su nombre me suena mejor al oído y por su equipación. Futbolística y socialmente no tengo ni idea de quién es cada uno. Tú que me conoces sabes de mi limitado conocimiento religioso ^^

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  • piterino 31 julio, 2012

    Lo primero, tremendo artículo, Quintana. Uno más a tu repertorio.

    Realmente, es bonito vivir una rivalidad así, que trasciende lo deportivo para poner en litigio ideas y valores. El problema es que las masas siempre se descontrolan cuando se pone una pelota en juego entre dos "ejércitos" que levantan tantas pasiones. En todo caso, una muestra más de dos convicciones personales: el fútbol es un espejo de la sociedad y además es un fenómeno eminentemente cultural.

    A mí hay otra gran rivalidad que me gusta desde siempre y que intento seguir desde la distancia, aunque el nivel futbolístico también haya caído: los "cigani" vs "grobari", el gran duelo de Belgrado. Otra cosa tremenda de verdad.

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  • @DavidLeonRon 31 julio, 2012

    Pregunta desde la ignorancia: ¿En qué otros deportes se citan rivalidades con matices idénticos o similares a estos que ha expuesto Quintana? ¿Existen?

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  • @chopi_8 31 julio, 2012

    Quintana, me has aclarado algunos aspectos que ciertamente ignoraba con este artículo tremendo. Precisamente estuve en Amsterdam 5 días, coincidiendo con el sábado 21que había un amistoso entre Ajax y Celtic y en la capital holandesa había no pocos aficionados del Celtic. Era increíble como copaban las calles del Red Light District y los pubs, orgullosos de su camiseta y pinta en mano, por supuesto. Entonces me soprendió que muchos portasen elementos típicamente irlandeses como la bandera de la República de Irlanda o tréboles. Así que tras leer tus párrafos, quedan solventadas las razones :-) Sabía de la rivalidad por motivos religiosos (católicos vs protestantes) pero ignoraba el contexto irlandés de fondo.

    Respecto a la rivalidad, me quedo con el mensaje que extraigo del final del artículo, deseando que lo deportivo siempre acabe prevaleciendo sobre otros aspectos que aunque enriquecen los enfrentamientos desde el punto de vista de la tradición y la historia, no deberían ir más allá.

    Y, por último, cuando he leído lo de los derechos de TV y cómo se lo repartían, he pensado en aquello que algunos comentan sobre nuestra Liga, a la que, no por casualidad, llaman algo así como 'Spanish-Scottish League'

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  • @ecosdelbalon 31 julio, 2012

    @ Piterino

    Pero si no estoy mal, el nivel de violencia es un exceso en Belgrado, no?

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  • Larios84 31 julio, 2012

    Magnífico artículo crack, yo ya sabía mucho porque leí varios artículos años atras sobre la ascendencia irlandesa del Celtic, el orgullo unionista del Rangers, pero desconocía el tema de prohibir trabajar católicos en los astilleros. La verdad me cae mas simpatico de siempre el Celtic, pero esta rivalidad por todo lo que implica en Glasgow y a nivel de las islas trasciende cualquier partido entre otros clubes.

    En cuanto a rivalidades no tienen mucho que ver con la religion ni de lejos hay estos enfrentamientos pero los Lakers y los Boston Celtics tienen una de las rivalidades mas duras entre equipos NBAS( y eso que las aficiones ahi no son tan tan radicales salvo excepciones que hay en todos sitios que en clubes de futbol o de basket de Grecia, Balcanes, Turquia,etc…). La cosa viene de antes pero sobre todo a raíz de sus varios enfrentamientos en las finales NBA durante los 80, y venia sobre todo a raiz de que los Lakers era mayoritariamente negros y los Celtics solian tener mas jugadores blancos entonces(con Larry Bird como estandarte Celtic, blanco y Magic como el negro de los Lakers). Todo eso ha variado ya que hay negros en casi todos y blancos en Lakers,etc,etc….; pero el odio de Boston Celtics es acerrimo contra los Lakers, de ahi el grito de las gradas del Boston Garden, actualmente el nuevo pabellon TD Garden, el grito de BEAT L.A., MORDER A LOS ANGELES. para animar a sus equipos.

    Perdon por el rollo, pero vamos esa rivalidad en cuanto religion desconozco si hay otros contextos donde existan tan tan acerrima como en Glasgow

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  • piterino 31 julio, 2012

    @Abel

    Sí, la tensión es tremenda, algo exagerado. He visto sus enfrentamientos tantas veces que, de vez en cuando, pienso en lo mucho que me gustaría vivir uno en directo, en el Pequeño Maracaná a ser posible. Luego pienso que no soy tan valiente …

    El nivel de violencia creo que es superior al del Old Firm o los derbis bonaerenses o atenienses, también intensos aunque con matices sociales distintos.

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  • @DavidLeonRon 31 julio, 2012

    @Larios84

    En el documental de Magic y Bird se cuentan muchas cosas de esas. Por ejemplo, como Bird no quiso colgarse en ningún momento la bandera blanca de la NBA.

    Grandísimo documental para los que no lo hayan visto, ya de paso.

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  • Larios84 31 julio, 2012

    @DavidLeonRon

    Lo tendre en cuenta e intentare verlo, pero soy tan pesimo para ver documentales y pelis que tengo hace un año el documentan sobre Senna y aun no lo he visto

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  • GarrinchaCF 31 julio, 2012

    @Larios84

    "Beat" quiere decir vencer o batir. Morder sería más bien "bite" 😉

    @Abel

    No te creas, por nuestra tierra he visto a mucho hincha celtic pero en mi TL hay bastantes del Rangers.

    @Piterino

    El 'derby eterno de Belgrado' es tremendo, tengo un colega que ha estado y dice que pasó miedo pero que jamás olvidará lo que vivió allí. Eso sí, me trajo la camiseta del Estrella Roja con Mihajlovic escrito en cirílico, uno de mis mayores tesoros.

    Particularmente el clásico más importante en el que he estado es River-Boca (olvidando obviamente los Málaga-Sevilla ^^). No quiero enrollarme demasiado ni hacerme autobombo, pero si os interesa os dejo un enlace 😉 http://cafefutbol.blogspot.com.es/2010/12/viajes-

    Saludos!

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  • @TomasMartinez23 31 julio, 2012

    Gran artículo de Quintana, una vez más, sobre un país y un duelo que me apasiona personalmente.

    De rivalidades de este tipo de impacto social, es curioso el tema de los Maccabi vs Hapoel en Israel, que por lo que contó un día Toni Padilla en Marcador Internacional dividían a muchas ciudades de Israel. En este caso, los Hapoel (Tel Aviv, Haifa y de demás ciudades) tienen connotaciones socialistas y los Maccabi se identifican con la clase media-alta, creando históricamente una gran tensión, cada vez menor. A escala distinta, mucho menor, es otro tema interesante porque sucede en distintas ciudades del país. No sé si llega a las rivalidades de los países de los Balcanes, imagino que no, pero no está de más citarlo.

    En cualquier caso, la rivalidad del Old Firm es única. Esa tensión, pasión, ese ambiente que rodea los partidos es único, distinto a todo lo demás. Se van a echar muchísimo de menos durante unos cuantos años. Pero el Rangers volverá, igual que volvió el Olimpija Ljubljana en Eslovenia, otro grande que se acabó refundando.

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  • Larios84 1 agosto, 2012

    GarrinchaCF

    ok ok, pero BEAT, tal vez no significa morder como yo pensaba pero si golpear, que era a lo que me queria referir pero se me fue el verbo, mea culpa.

    En cuanto a mas rivalidades, viendo lo bien que pintais la de los dos grandes del Belgrado, creo que un articulito pronto vendria bien, asi como las de los equipos de Estambul y las que tienen los equipos de Atenas, etc,etc…

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  • @deportemipasion 1 agosto, 2012

    Lo que va a perder la Scottish League sin el Rangers, menuda barbaridad… Volverán, eso seguro. Si nos quejamos de que Madrid y Barça dominen con esa claridad en nuestra liga, ¿os imaginais que solo fuera uno? Entonces sí que deberíamos estar molestos y con mucha razón. Como se van a aburrir en Escocia estos años…

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