Pep Guardiola le ganó claramente el duelo a Zinedine Zidane cuando estaba perdiendo. El Manchester City se impuso ayer en el Santiago Bernabéu en un encuentro sumamente talentoso de sus mejores hombres; incluido su propio técnico. El de Sampedor estuvo muy avispado desde el inicio a la hora de detectar, explorar y cobrarse las principales debilidades -técnicas, tácticas y también mentales- de su rival en el sistema. Y forzando en un primer momento al Real Madrid a jugar siempre desde atrás a partir de su central derecho (Varane), impidiendo todo el tiempo que fuese Sergio Ramos el encargado de iniciar la salida de balón del equipo, y amenazando todo el tiempo en este mismo perfil la integridad estructural de los de Zidane con un acoso constante sobre Dani Carvajal, el Manchester City compitió y acabó ganando en Concha Espina con la sensación de que no le hizo falta ser mucho mejor equipo que su rival para estar siempre cerca del área de Thibaut Courtois. Algo que el propio Guardiola resumió perfectamente al acabar el partido: “Ya lo sabemos por anteriores experiencias: no puedes pretender dominar en el Bernabéu durante 90 minutos. Aquí no puedes pretender hacer 20 ocasiones de gol”. Y el Manchester City demostró calidad y cabeza suficientes para imponerse a un equipo que, libra por libra, en casi cualquier comparación, obviamente siempre ha estado (y estará, por supuesto) muy por encima.
Guardiola optó por un 4-4-2 en su visita al Santiago Bernabéu con Bernardo + De Bruyne arriba
Zinedine Zidane confirmó en zona mixta que lo de Toni Kroos fue simple y llanamente una decisión técnica. Pero fuera cual fuese el verdadero motivo de su ausencia, la baja del alemán fue completamente inesperada por todo lo que representa. Respetando pese a ello la forma de un 4-3-3 en el que Valverde -izquierda- y Modric -derecha- fueron los interiores en medio campo, el Real Madrid optó por un planteamiento conservador a través de la posesión. Desde un ritmo mucho más reservado que en otras ocasiones, como es lógico en eliminatorias de este tipo, Zinedine Zidane insistió mucho en el pase de seguridad que, acumulando muchos hombres en una zona, pero sin sobrecargar en exceso (con más de 4-5 pases) un mismo sector cambiando previamente la orientación, le llevó a controlar durante largos tramos de la primera parte ciertas situaciones, y sobre todo diversos espacios, que podrían haberle hecho mucho daño sin la activa inferencia de Isco en la circulación de su equipo. Abandonando la derecha (desde donde partió en el once titular) para aparecer de una forma mucho más continua por dentro, mejorando la posesión (y, por ende, también la pérdida) de un equipo que, a diferencia de lo que es más habitual en su día a día, se junta por izquierda para acelerar muchas veces desde el lado opuesto, encontró en Vinícius su único instrumento de desborde durante los primeros 45’.
Sin embargo, en ese mismo escenario, el Manchester City vivió mucho más cerca del 0-1 que del 1-0. En un 4-4-2 muy bien organizado en las dos fases del juego, tanto con la pelota como sin ella, en el que Bernardo Silva y Kevin de Bruyne fueron los dos jugadores más adelantados en la última línea, Guardiola decidió situar a Gabriel Jesús -izquierda- y Mahrez -derecha- en los costados a fin de explotar la verticalidad del brasileño en el segundo palo desde el desborde y la intimidación del argelino en el costado opuesto. Un plan que le salió a medias a Pep Guardiola, porque con un Mahrez muy poco destacado en su uno para uno ante Mendy, Gabriel Jesús fue el único con capacidad (y sobre todo voluntad) para salirse de un guion previamente escrito en las pizarras de los dos equipos. De esta forma, el cuadro ‘citizen’ encontró en sus futbolistas más alejados -De Bruyne y Bernardo, a los lados y por detrás de Casemiro, y Gabriel Jesús en banda; en tres posiciones claramente estratégicas- la clave para escapar, girar y superar el ‘reto’ tan exigente que le planteó el Real Madrid en cada salida de balón.
El Real Madrid solo encontró el desborde activo de Vinícius Jr. desde el extremo izquierdo
Presionando con todo el bloque muy arriba en un esfuerzo defensivo que el colectivo, obviamente, fue ajustando (por altura y disposición de las piezas) con el paso del tiempo, el Real Madrid trató de impedir que el Manchester City pudiese progresar desde atrás a partir de una superioridad numérica y posicional que hubiese inclinado completamente el campo. Así las cosas, invirtiendo definitivamente las posiciones de Modric y Valverde tras el descanso, pasando al uruguayo al interior derecho y cambiando al croata al lado izquierdo, el Real Madrid presionó de una forma más agresiva (desde la individualidad y no tanto el bloque) en los primeros compases de la segunda parte, que no casualmente coincidieron con los mejores minutos del Manchester City desde que arrancase el duelo. Saltando hasta muy arriba con Benzema y Valverde –ya como interior derecho-, ambos muy pendientes de la primera recepción de su rival, y con Casemiro muy cerca del pivote contrario (Rodrigo), en un posicionamiento que Varane completaba desde la defensa, alzando unos metros su posición para rellenar el intervalo previamente desocupado por el interior y el medio centro, el Real Madrid consiguió rentabilizar uno de estos robos adelantados para transformarlo en la ocasión que abrió el resultado (e indirectamente también el duelo).
Kevin de Bruyne completó ante el Real Madrid una de sus mejores noches de Champions League
Con el marcador a su favor, el Real Madrid interpretó erróneamente qué es lo que pedía en ese momento el partido. Y robando para correr, olvidándose ya de ese pase extra que le hubiese permitido controlar la situación y progresar desde la calidad individual, como en la primera mitad, la decisión (que le empezó a abrir demasiadas puertas a su rival a todas las alturas y los tres carriles) fue en realidad consecuente con el momento que viene atravesando el equipo. Y lo peor para los de Zidane es que, lejos de encontrar en esta situación un remanso sobre el que asentar un discurso alternativo, la elección acabó sembrando todavía más dudas en un terreno poco productivo en estos momentos para el Real Madrid. La entrada de Sterling alteró la forma pero no el fondo del equipo, pues el objetivo continuó siendo exactamente el mismo. Con el inglés y el belga en este mismo perfil, martilleando a Carvajal en un constante 2X1 que acabó de desestabilizar táctica y emocionalmente a los de Zinedine Zidane, el Manchester City no abandonó el camino que Gabriel Jesús (ahora ya en punta) había abonado en la primera parte. Todo lo que ocurrió desde este preciso instante ya pertenece a la historia de la competición. Pero lo más relevante de esta nueva página es que el Real Madrid desde hace ya un tiempo, por una u otra razón, o una mezcla en verdad de todas ellas, ha dejado de tener en Europa su kilómetro cero; ese lugar que siempre le ha permitido al equipo volver al origen para poder vivir el futuro.
AdrianBlanco_ 27 febrero, 2020
Cuántas cosas ocurrieron ayer en el Santiago Bernabéu, chic@s. ¿Por dónde empezamos? 😀