
Diego Pablo Simeone está más que acostumbrado a medirse a los mejores equipos del mundo. De ello sacó una ventaja en la Champions League, pues cada temporada gozaba del privilegio de medirse cuatro veces como mínimo a Fútbol Club Barcelona y Real Madrid, permitiendo utilizar semejantes retos para que sus jugadores adoptaran el plan que él ideó. Así, se hizo acreedor de una tercera vía en el fútbol español, preparadísimo, mental y tácticamente, para salir fuera del país y medirse a un Bayern, un Chelsea, una Juventus o mismamente ante los dos grandes de la Liga, gigantes en realidad, igualando fuerzas a 180 minutos a base de conocer cada rincón y centímetro de sus rivales. Por este motivo, el Atlético tiene dentro, sin tener que inventárselo, un plan con el que adaptarse a un equipo teóricamente superior. Lo que no ha enfrentado nunca el técnico argentino es una situación como la que en 2020 se le presenta, una en la que hubiese tanta distancia en cuanto a momentos de juego entre su equipo y su rival y que la diferencia de estilos entre su oponente en octavos de final con todos los equipos a los que se ha enfrentado hasta hoy sea tan grande. El Liverpool es para el Atleti un equipo ubicado en las antípodas, tanto mental como estilísticamente. Por eso, seguramente, en ese viaje imaginario que vaya a realizar el Atlético de Madrid, tenga que sufrir un jet lag y una desorientación general de los que deberá salir vivo hasta que pueda después acercarse al cuerpo a cuerpo con Jürgen Klopp.
Simeone buscará un escenario en el que recortar distancias y que el 1-0 esté más cerca que el 0-1
A nivel defensivo hay varias situaciones generales y otras más específicas o individualizadas que crean el marco general de la eliminatoria. En este sentido, para el Atlético de Madrid surge como necesidad imperiosa o bien conseguir el 1-0 de forma temprana para no partir desde muy abajo, o bien controlar el ritmo ofensivo del Liverpool hasta dar con un 0-0 en el que pueda ofrecer alguna variante defensiva que no exponga su retaguardia y abra espacios a quienes mejor los explotan. Si asumimos como idea básica que el Atlético ha de tener escalonada su defensa y proteger su campo para no dar espacios a Mané, Salah y Firmino, entendemos que la defensa organizada y poblada muy cerca de Jan Oblak será la opción defensiva más utilizada durante los 180 minutos por Diego Pablo Simeone. Con este escenario, como punto de partida, vamos a imaginar de qué manera podría desarrollarse el encuentro y qué impacto tendría en las opciones de ambos equipos de solucionar el desafío: el Atlético controlando a los ingleses, rapídísimos en la arrancada y la combinación; los ingleses creando ocasiones y abriendo el marcador a su favor para jugar con espacios y sobre ellos crear intranquilidad a los colchoneros.
Si en el primer párrafo aludíamos al hecho de que el Atlético de temporadas pasadas sí estaba preparado para enfrentar a un Real Madrid, un Barcelona u otro conjuntos poderosos de las grandes ligas, surgen muchas más dudas de estarlo ante el actual campeón de Europa. Tan solo en un punto concreto de su defensa tiene el Atlético capacidad de resistencia al máximo nivel: su área. Jan Oblak, José María Giménez y Felipe Monteiro sí podrían erigirse como grandes individualidades en una noche exigida. Pero lo importante es lo que sucederá hasta llegar a ellos tres, donde la ventaja técnica y táctica corre a cargo del destacado líder de la Premier League. El sistema de ayudas y ajustes rojiblanco ha perdido mucha identidad en las últimas temporadas, mientras la capacidad de concentración y sufrimiento de sus jugadores, en banda y en zona de pivotes, está lejos de su mejor versión, la de 2014 y 2016. Aquí tendrán que enfrentar a las múltiples amenazas ofensiva del Liverpool, que no son únicamente las de los nombres de Mohamed, Sadio y Roberto, sino varias amenazas tácticas que ha ido construyendo Klopp año tras año, y que han convertido al equipo en uno casi perfecto.
Una de las grandes claves de la eliminatoria es cómo defenderá el Atleti el 2-3-5 de Klopp con balón
La primera reside en la autonomía que los atacantes han adquirido para interpretar a sus compañeros y al sistema en su totalidad desde su posición. Una de las grandes claves ofensivas del Liverpool es su habilidad para jugar con la posición de Salah y Mané, a veces abiertas e influyendo sobre laterales o a veces cerrada para crear espacio fuera, influir sobre centrales encarándolos y atacándolos para meter a sus laterales e interiores arriba y dominar hasta someter sin piedad. Cuando los dos africanos se meten dentro, entre centrales y laterales del rival, el Liverpool genera una superioridad aplastante en la última línea, pues sobre la línea de cuatro del oponente mete a cinco futbolistas (5vs4) donde fija a los laterales con los laterales y tiene un tres contra dos en el área en la que el rival suele ser girado hacia línea de fondo y empotrado contra su portería. Esta situación de juego obliga al Atlético a destinar muchos efectivos tanto en la zona del balón como en la contraria. Y su defensa organizada está mucho menos capacitada para oscurecer zonas intermedias y tapar espacios al poseedor de la pelota.
Simeone, por tanto, tendrá que perseguir dos escenarios defensivos concretos: uno para aguantar y otro para atacar. En el primero, es fundamental para su supervivencia que pueda ralentizar el ritmo de la circulación de Klopp implicando a sus puntas, el delantero centro y su acompañante. Si los involucra en el esfuerzo defensivo, podrá entorpecer la conexión de los defensas y los medios con los puntas y los laterales, con tal de que sean los centrocampistas del Liverpool -Wijnaldum, Henderson, Milner, Fabinho, Oxlade- los que más tiempo tengan la pelota. Estos, poco creativos y necesitados de movimientos agresivos para abrir espacios, cuando el ritmo es medio o bajo, sufren más con balón, haciendo que las ocasiones de gol del Liverpool se distancien en el tiempo. En lo referente a lo segundo, el escenario defensivo rojiblanco con el que poder atacar, consta, cómo no, la presión adelantada como arma puntual y vital para buscar el robo arriba y crear discontinuidad en el rival. Es aquí donde Simeone, que históricamente siempre midió los riesgos, tendrá que tomarlos. Simeone tendrá que asumir que en el partido de ida, en el Wanda Metropolitano, tenga que arriesgar para poder competir. Aunque esto abra el campo y cree espacios intermedios y sobre la espalda de Giménez y Felipe, el Atlético necesita partir en algún momento de una situación de riesgo para crear ocasiones y marcar el 1-0, pues la calidad del Liverpool hará difícil que Klopp salga del cruce con pocos goles.
Sacar de zona a Van Dijk, un ‘imposible’ que Correa o Costa, cada uno a su modo, podrían conseguir
Expuesto y razonado el decorado principal, en los nombres propios estará la eliminatoria. Por un lado Roberto Firmino como factor más creativo si el Atlético cierra todos los espacios y defiende cerca de Oblak. El brasileño siempre crea desconcierto en las asignaciones con los centrales o los pivotes, y distrae a la estructura defensiva rival para intimidar desde su recepción en la mediapunta. Del otro lado, Thomas Partey, como mediocentro para estar pendiente de cerrar la frontal si el balón va a banda y el Liverpool centra atrás, una de las debilidades tácticas del mediocentro ghanés, y también como responsable de salir jugando ante la presión tremenda de los de Klopp, será otro nombre a destacar. Por último, Ángel Correa, el delantero más instintivo del Atlético, y a la vez más escurridizo, especialista en crear espacio con su ruptura entre central y lateral, y que podría sacar de zona a Virgil van Dijk para crear espacio a la entrada de Morata en ventaja. En definitiva, una eliminatoria apasionante, donde Simeone tendrá que arriesgar. Sin mayor remedio. Enfrente, una máquina que viste de rojo.
seaworld 18 febrero, 2020
Mas alla de que esto es futbol se hace dificil pensar que el at mqdrid tenga opciones contra el liverpool.
Lo unico que sea un partido espeso y el liverpool juegue muy tactico y qe acabe 0_0 o 1_0.
Ni juego, ni ritmo , ni nada augura nada bueno.
La verdad que los 4 equipos españoles van con muchisimas dudas.