El Real Madrid se quedó a las puertas de maquillar algo que va mucho más allá del evidente tropiezo que supone perder puntos con el Brujas en casa. El cuadro de Zidane volvió a adolecer de muchas cosas que tienen que ver más con el juego y la confianza que con la actitud y el desgaste físico. Y tras un buen arranque en la primera parte, en la que el equipo consiguió instalarse pronto y fácil en campo contrario a través del pase corto, y debido a la renuncia premeditada del Brujas a presionar más allá de la divisoria, el Madrid se desconectó repentinamente de este plan poco antes de encajar el primero. Todos sus hombres dejaron de encimar tras pérdida como habían hecho en los minutos iniciales, como si un pensamiento negativo los atrajera (in)conscientemente a su propia portería, y ese posicionamiento entre el repliegue y el poseedor rival, el cual provocó el lanzamiento y la carrera al espacio de los puntas del Brujas, desencadenó en un colapso para nada extraño en este Real Madrid. Pues no es una cuestión de piernas sino de confianza.
Benzema y Kroos fueron los dos mejores del Real Madrid
Tan solo Karim Benzema y Toni Kroos vieron, entendieron y pudieron hacer todo lo que necesitaba el Real Madrid en campo contrario. Especialmente en esa última cualidad, en el poder, radica ahora mismo una abismal diferencia entre estos dos futbolistas y el resto de la plantilla. En un juego posicional bastante lento y previsible, con multitud de envíos horizontales y centros sin ventaja alguna para el lanzador ni el rematador, el Real Madrid practicó una fórmula excesivamente redundante en sus aproximaciones al área. Con un Hazard incapaz de desbordar con claridad y continuidad con la pelota al pie, que poco a poco se fue adentrando en el carril central para darle alternativas de pase por dentro a sus centrocampistas y liberar el costado a Nacho/Marcelo, muy poco efectivos también a la hora de superar en pocos metros, lo más llamativo que dejó el Real Madrid a través de su pizarra fue el ‘comportamiento’ de sus interiores, Kroos & Modric, en campo rival.
Kroos está finalizando más veces desde la frontal del área
Del mismo modo que Kroos está chutando mucho más desde la frontal del área, Modric es otro que también está adoptando otro tipo de conductas a nivel de dibujo. Al margen del craso error en la acción del cero a dos en contra, no por disculparlo del fallo sino por atender única y exclusivamente a sus movimientos sobre el campo, el futbolista croata estuvo menos participativo que otras veces en la fase de iniciación. Con Casemiro unos por delante de los centrales y Kroos abierto en izquierda, entre Ramos y la posición del lateral, Modric esbozó una serie de movimientos eminentemente vertical sin el esférico. Ante la ausencia de un centrocampista prominente en la ruptura al área en su plantilla, Zinedine Zidane lleva trabajando varios meses en darle un nuevo uso a los dos interiores. Y al igual que Kroos está llegando hasta muy arriba con y sin balón. Tanto para acabar rematando desde la frontal como para comandar la presión en terreno rival. El interior derecho -tanto Modric como James, con sus peculiaridades– está viviendo lejos del primer envío.
Luka Modric está viviendo mucho más lejos del primer pase
Consecuencia de esta situación tan caótica, resulta evidente que el Real Madrid en estos momentos se encuentra mucho más cómodo en escenarios como el de Balaídos o el Sánchez-Pizjuán, en los que la proactividad de su rival le permite asentarse en su propia parcela del campo para, además de proteger el área, transitar rápidamente al espacio. Pero el Brujas no le concedió esas facilidades -aunque sí muchas otras que hoy por hoy no está en disposición de explotar-, y el Real Madrid, condicionado por el resultado, el escenario y otras muchas cosas que trascienden de la realidad tangible, acabó pagando caras las secuelas del propio resultado. Es verdad que acabó empatando al final, en una acción a balón parado. Y que incluso tuvo ocasiones para remontar con cierta holgura. Pero las prisas y el evidente desgaste físico derivaron en una situación poco beneficiosa para sus intereses: donde antes existían líneas de pase claras, aparecieron todo tipo de espacios entre los que situaban por delante del balón y los que lo hacían por detrás. Y esa distancia, una trastada para las piernas y la cabeza de muchos, fue la que ahogó sus opciones de remontada a pesar del buen ‘viento de cola’.
roumagg 2 octubre, 2019
Lleva muchos meses pasando: un rival con velocidad arriba (lo que no tuvieron ni Sevilla ni Atlético) es garantía de partido durísimo para el Madrid, en el que perfectamente puede empatar o perder incluso por varios goles sin que eso extrañe ya a nadie. Ayer volví a revivir las pesadillas de Morales corriendo al espacio por delante de los defensas del Madrid. Si a eso se le suma que Bale, cuya capacidad de intimidación fue el principal motivo de la mejoría en sensaciones EN DEFENSA del equipo en Pizjuán y Metropolitano, ya que lleva a los rivales a contenerse más de ir con todo arriba, no estaba, el partido pintaba regular. A una segunda tarjeta no sacada de casi decir adiós a la Champions en fase de grupos. Ojo al partido de Estambul, porque la cosa puede acabar fatal para el club. Y eso que ya ganar no garantizaría nada porque faltarían 3 partidos siendo uno de ellos recibir al PSG con Neymar y Mbappé, pero un mal resultado y te explota el proyecto en octubre.