La apuesta de Diego Pablo Simeone por los laterales largos y el centro al área como principal vía de creación de ocasiones, una que tuvo un impacto muy temprano y una profundidad más que interesante pero que no se está traduciendo en mucho flujo de disparos a portería, ya está encontrando los primeros antídotos en Liga española. La visita del Celta al Metropolitano vio como Fran Escribá echó mano de una receta que logró detener la progresión de lo que durante treinta minutos ante la Juventus fueron dos autopistas sin límite de velocidad. Trippier y Lodi están bombardeando el área, y el sistema, bien es cierto, logra suministrarles muchas oportunidades, pero el rival va aprendiendo.
El 4-1-4-1 de Escribá frenó el impacto de los laterales locales
El técnico valenciano procuró que su equipo defendiera el ancho en todo momento, sin basculaciones intensas, con un mediocentro ajustando la zona de entre líneas. Un 4-1-4-1 que no dio espacio para la incorporación de los laterales colchoneros y que mantuvo muy bien vigilada, en origen -poseedor- y destino -receptor- la puerta atrás con la que Trippier y Lodi ganan espalda de la línea defensiva. Debe constar también que el funcionamiento colectivo de los rojiblancos se resintió enormemente al no estar el centrocampista más capacitado para activar al más alejado, como es Thomas Partey. Simeone, también sin Lemar, prefirió un ataque más lineal, con el rombo apareciendo y desapareciendo con balón, más presente en la presión sobre la salida celeste. Allí, emergió un fantástico y extraordinario Rafinha Alcántara.
El brasileño, interior izquierdo del 4-1-4-1, realizó un partido mayúsculo anulando por completo en ritmo y en eficacia la presión rojiblanca. Mezclando un movimiento hacia el balón medido con una orientación y unos recursos técnicos envidiables, el Celta respiraba y limpiaba todas sus jugadas en el inicio, progresando juntos y metiéndose en campo contrario. Si bien Iago Aspas no estuvo especialmente acertado, la llegada de Alcántara ya está suponiendo lo que se preveía, encargándose de muchas recepciones y tareas que lleven a Aspas al último tercio y a poder castigar el lado débil si así lo necesita el equipo. Rafinha neutralizó al Atlético y silenció los primeros 45 minutos en un escenario en el que, una vez los laterales no pudieron influir tanto como otras veces, la presión y el robo adelantado, la segunda opción local para inventar un gol, la convirtió en muda cada toque y acción del centrocampista exculé.
Rafinha brilló especialmente como interior izquierdo en salida
De esa inacción global e interesante planteamiento de Escribá y Rafinha, nacieron los cambios de banquillo. Simeone había alineado de entrada a Correa y Hector Herrera. Este último, logró filtrar algunos balones interesantes hacia zona de tres cuartos, pero la salida del ghanés al campo elevó la altura de balón y laterales con unos cuantos envíos. Partey, encontrando en diagonal en corto y en largo, superando rivales y aumentando la precisión general, metió al Celta sobre la frontal, pero no fue suficiente. Primero porque hasta la salida de Morata, el centro al área está encontrando en estos últimos partidos muy pocos destinatarios. Diego Costa no ataca bien la posición entre centrales mientras Joao Félix depende de otras acciones previas para entrar en contacto en las jugadas, sea como enlace o como finalizador. El sistema, en rombo y alimentando a sus dos laterales, los más ofensivos de todo el campeonato, deja a deber en juego interior y eficacia rematadora.
adiazagero 22 septiembre, 2019
Le vienen al Atlético, después de tres partidos seguidos sin ganar, una salida a Mallorca, el derbi en el Metropolitano y otro viaje tramposo a Moscú para medirse al Lokomotiv. Buen momento para ver si Simeone se mantiene firme en esta apuesta de inicio de temporada. En mi opinión, a la hora de la verdad lo lógico es que tire de los cuatro centrocampistas todoterreno y ate algo más a los laterales. Ahí será cuando haya que medir de verdad a Trippier y Lodi.