Por si fuera necesario tensar la cuerda desde el primer momento, el Manchester City arrancó su defensa de la Premier League con una goleada aún mayor que la cosechada por el Liverpool de Klopp el día anterior. En la que parece destinada a ser una de esas rivalidades tan igualadas como inalcanzables por cualquier cercano, librando una relación heredada de las fricciones entre Pep y Klopp en Bundesliga, citizens y reds han comenzado el nuevo maratón enseñando músculo y luciendo zancada. El conjunto de Guardiola visitó el nuevo y atractivo proyecto hammer de Manuel Pellegrini y se marchó como si la máquina ya hubiera quemado kilos de carbón en mitad de la jornada 15. Hasta el pitido final, no obstante, tuvo que recurrir a sus infinitos recursos ante presión adelantada para adelantarse en el marcador.
Pellegrini decidió presionar dentro y que el City saliera por fuera
El técnico chileno armó su primer West Ham del curso en consonancia con el partido tipo que se sucede ante el todopoderoso campeón, uno en el que sólo existen dominios fugaces y opciones reducidas, derivadas de juego directo, presión alta y dosis de suerte en los primeros acercamientos. Desde un bloque defensivo medio-alto, en el que Lanzini fijaba las zonas de recepción de Rodri para que la pelota progresara por fuera y allí intentar recuperar la pelota o bien que los centrales skyblues abandonaron posición y tomaran riesgos en envíos filtrados, la salida de balón del Manchester City encontró en los costados su principal vía para la progresión y aceleración de todas las jugadas. Aunque en primera instancia, Pellegrini cerraba la conexión centrales-mediocentro y lograba que los poseedores del City salieran conduciendo y se separaran del juego más combinativo, dificultando el pase atrás para juntar al equipo, no fue menos cierto que en ese escenario apenas pescó el equipo local. Generando un ida y vuelta que separaba los bloques de ambos, el City no se pensó demasiado pasar a verticalizar e intentar ganar por la calidad de sus patrones de ataque cuando el balón llega a banda.
La cantidad y calidad de mecanismos y superioridades que tiene interiorizado el campeón volvió a quedar patente incluso cuando menos presencia de sus centrocampistas tuvo en el circuito más pronunciado de su juego, el que se organiza a través de mover la pelota entre sus hombres más interiores, sean centrales, pivote(s), interiores o delanteros en apoyo. Fue por fuera donde Zinchenko sacando la pelota y Mahrez y Walker haciendo mucho ruido, abrieron espacios, apagaron el plan del West Ham y silenciaron con cierta comodidad una primera parte que vio al City tener que formar defensa en dos líneas de cuatro para frenar el tipo de ataque en el que se estaba metiendo el partido.
La calidad del juego exterior del City abrió el marcador
Fue con ventaja en el marcador donde por enésima vez apareció esa versión eficaz y de similar valor al de su jerarquía y flexibilidad táctica: su impresionante contragolpe. Son incontable las goleadas consumadas por el equipo de Guardiola con marcador a favor, sirviéndose del ímpetu del rival y de la evidente mayor calidad de sus hombres; el Manchester City cabalga y ejecuta como un fantástico equipo contragolpeador. De la mano de De Bruyne, Sterling o Mahrez, todos ellos hijos del prado verde y la libertad para galopar, el debut del Manchester City se saldó con ese tipo de victorias que dan todo el tiempo a que los más nuevos del lugar, caso del exatlético Rodri Hernández, en proceso de reconocimiento de todo su alrededor, no sea más que una nota a pie de página con todo el tiempo del mundo para ser parte importante del texto.
AArroyer 11 agosto, 2019
Pues ya ha comenzado el pulso 😀