Consabida cámara de seguridad de todos los proyectos de Simeone, el centro del campo del Atlético de Madrid ha demostrado ser un lugar tan primordial como de difícil acceso. Como toda caja fuerte, la contraseña que abre sus puertas para ocupar un lugar en élla sin morir en el intento se ha mostrado escurridiza y cambiante con tal de salvaguardar su valor y transmitir a sus recién llegados que no vale cualquiera para ser quien la posición y la zona del campo, delicadas, necesitan. Así se ha demostrado en innumerables ocasiones, pues los conceptos de experiencia y consistencia han prevalecido sobre cualquier otra virtud, por brillante que fuera. Desde Gabi y Tiago como paradigmas, todas las llegadas o reubicaciones han demostrado que la edad y la estabilidad ponderan absoluta y definitivamente.
Diego Pablo Simeone quiere recuperar la continuidad en el juego
Hablar de sinónimos como la solidez, estabilidad, consistencia es hacerlo de un concepto que parece tener un valor relativo pero que bien explicado y entendido brota como el valor de todos los valores para el cuerpo técnico del argentino y su idea de entender este juego y su deporte. Dice la RAE de consistencia: Cualidad de lo que es estable, coherente y no desaparece fácilmente. Y eso es precisamente lo que de algún modo ha perdido el Atlético desde que se fueron sus dos mejores pivotes y que sólo la suma de experiencias ha acercado a sus posteriores integrantes a poder alcanzar. Fue significativo que llegando a la par, en invierno de 2015, Augusto Fernández acabara siendo un pilar mientras Matías Kranevitter, una apuesta que sonaba extraordinaria, apenas sumara un puñado de minutos. Desde ahí, la reconversión de Saúl, las particularidades de Thomas, la marcha de Gabi y la apuesta por la savia nueva han agrietado la filosofía de su técnico.
Entendida la consistencia por esa capacidad de ser continuo en el juego, desde la templanza de ocupar bien los espacios y tomar buenas decisiones para pasar la pelota o entender qué acción defensiva es la más necesaria, el Atlético de Madrid de Thomas, Correa, Giménez o Saúl ha tenido más difícil reproducir su fidelidad con el modelo más exitoso. Y en la búsqueda del equilibrio entre la unidad colectiva y los momentos en los que hacer aparecer el talento y la imaginación de sus futbolistas más diferentes, Simeone ha acudido al mercado para que Héctor Herrera consolide ese proceso. En el centro del campo, a diferencia del último ciclo, el Cholo tendrá en el mexicano una de esas certezas que se aplican para recuperar la consistencia perdida, tanto en repliegue, como en presión, como en la circulación.
Herrera puede ser un compañero ideal para Thomas o Llorente
Desde esa necesidad, encajando a la perfección en la planificación global, la figura de Herrera será la más experimentada de todas, con cierta versatilidad técnica y táctica para ir ocupando diferentes roles dependiendo del socio más cercano y de la entidad y particularidades del rival. El ex del Porto, además, hace todo con un plus de energía e intensidad para imponerse en el inicio de las transiciones del rival. Aunque se ha acostumbrado a ser uno de los dos interiores de un 4-3-3, también lo ha hecho mucho en el 4-4-2, de ahí que comience a sonar como imprescindible para acompañar a dos pivotes tan diferentes como Thomas y Llorente. Si Saúl o Koke entran en la ecuación de dicha parcela, Herrera vuelve a sonar como el contrapeso constante como mediocentro. Su mezcla de orden, despliegue, pase y lectura convierten su presencia en la plantilla en el botón que active el equilibrio colectivo, el brillo de terceros y su figura como la constante. Un tipo que facilita e integra el juego pidiendo muy poco a cambio.
Camilopato7 10 julio, 2019
Me está encantando la secretaría del Atleti que no está fichando nombres sino perfiles: al final puede faltarle al proyecto talento porque Rodri y Griezmann son top 3 de sus posiciones, pero es mejor apostar por esto que dejarse luego más pasta en cosas menos fiables aunque con más potencial.