Nadie dijo que iba a ser fácil. Ni rápido, ni plácido ni nada parecido. Hacer funcionar una pizarra como la de Maurizio Sarri en el contexto de la Premier, en Londres y especialmente en un Chelsea que, unos pocos meses atrás, vivía acostumbrado a todo lo contrario, no es una tarea en absoluto sencilla. Y el empate a cero de los ‘blues’ anoche ante el Southampton sirve como el mejor de los ejemplos. Dueño de una posesión que rebasó el 70% y después de haber triplicado el número de pases total (747-295), el Chelsea fue incapaz de darle un significado a su dominio posicional. No lo hizo, al menos, hasta la entrada de Fàbregas. Y la cuestión, más por no poder que no querer, invita a una lectura paralela a la de su 7º tropiezo de local.
El dominio posicional del Chelsea dejó muchísimo a deber
Como dicta su libreto, Maurizio Sarri pretendió dominar a los de Ralph Hasenhüttl a través del balón. Con Jorginho como único pivote en mediocampo, el Chelsea configuró su ataque a través de varias premisas clave: la ocupación del espacio, el juego entre líneas, la distancia entre pases y la amplitud desde los pasillos exteriores. Pilares básicos todas estas del juego de posición, el cuadro londinense volvió a apoyarse en la figura de su mejor hombre, Eden Hazard, para llegar lo más rápido posible al área contraria. Sin embargo, la circulación del Chelsea no gozó en ningún momento de la calidad requerida en estos casos. Y el 5-4-1 del Southampton, que combinaba la vigilancia sobre la línea de pase (doble pivote) con el marcaje al par más cercano (centrales) fue un auténtico dolor de muelas para lo que quiso el Chelsea en el partido.
Situando a los dos interiores por dentro de manera premeditada, buscando amenazar la espalda de los dos mediocentros del Southampton, Sarri entendió que la mejor manera de desbordar el repliegue defensivo de su rival era cargando la zona de 3/4, priorizando los envíos verticales en los últimos 25-30 metros, y dejando así a sus dos carrileros, Azpilicueta y Marcos Alonso, en una posición intermedia entre la línea del balón y la atención sobre los volantes de Hasenhüttl. Pero la propuesta no surtió su efecto. El Chelsea, con Barkley -izquierda- y Kanté -derecha- como los interiores, y Hazard y Willian (más centrado)/Loftus-Cheek (más abierto) por detrás de Morata, no consiguió transformar su alto índice de balón en ocasiones claras de peligro. Y esa impericia, que se extendió hasta el último tramo de la segunda mitad, es en realidad reflejo de una carencia que tiene que ver más con la técnica. Un hecho sumamente probado con la entrada de Fàbregas.
¿Por qué Cesc Fàbregas no es el interior izquierdo del 4-3-3?
Barkley, Kanté o el mismo Kovacic (que en este caso no jugó) no representan el “interior de posesión” que demanda una propuesta tan invasiva (territorialmente) como la de este Chelsea. Y eso es algo que, si la propuesta va a seguir siendo esta, indudablemente le resta potencial al colectivo; más si cabe en escenarios como el de anoche. A diferencia de lo que había hecho Barkley, que fue quien había ocupado de inicio el interior izquierdo del 4-3-3, lo primero que hizo Fàbregas al entrar al partido fue acercarse (tomando la distancia justa) a Jorginho y alejarse de Hazard. Y lo segundo, consecuencia de esto mismo, fue servir una asistencia que, de haber servido, había dejado a Morata completamente solo delante del portero. Así las cosas, con el ‘4’ sobre el verde, el Chelsea adoptó otra imagen con respecto al balón. Ganó una referencia menos fija y mucho más cerebral por delante de Jorginho, capaz de aguantar la pelota, levantar la cabeza y dinamizar la circulación, activando lo que para Sarri siempre ha sido incuestionable dentro de su pizarra: la carta del tercer hombre; la superioridad numérica. Una evidencia que se hizo notar desde lo posicional, que acercó al equipo (mucho más de lo que había estado hasta entonces) a la victoria y que, como es lógico, aviva la incertidumbre de por qué Fàbregas solo es ‘regista’ o pivote (suplente de Jorginho) para Sarri.
AdrianBlanco_ 3 enero, 2019
Ayer mismo lo hablaba con @Arroyo: me llama mucho la atención la situación de Fàbregas en el Chelsea. Es un perfil que, por calidad y lectura, podría darle bastantes cosas al juego posicional de equipo.
De hecho, cuando se anunció el fichaje de Maurizio Sarri, me imaginé que Cesc podría ser su perfil "Hamsik".