Salvo el tramo inicial de partido frente al CSKA de Moscú, en el que Vinicius Junior y Marco Asensio activaron el juego entre líneas del Real Madrid abandonando sus posiciones de partida en ambos extremos y acabando jugando por dentro, el primero con agresivas conducciones y el segundo moviéndose sin pelota para abrir líneas de pase, Santiago Solari ha venido apostando por jugadores de banda a pie natural.
Lucas Vázquez en banda derecha y Gareth Bale en la izquierda parecen en este momento las elecciones claras para ambas posiciones, cuestión que de momento está derivando en algunos problemas, además del que supone de base limitar a ambos a que la única salida que tengan sea hacia fuera, especialmente en el caso del galés, que tiene en el disparo a puerta una de sus grandes virtudes como futbolista.
Lucas Vázquez y Gareth Bale, los extremos del 4-3-3, son los jugadores con menos libertad del sistema de Solari
Pero más allá de eso, están surgiendo otros problemas de estructura en el equipo blanco. El primero de ellos tiene que ver con Luka Modric y Toni Kroos, dos futbolistas que dan continuidad y control jugando por detrás de la línea de la pelota, pero que están viéndose obligados a ejecutar movimientos más largos al no haber presencia entre líneas, circunstancia provocada por no haber apenas movimientos interiores de los dos extremos.
Si ambos son dos chinchetas en la cal y no hay puntos de referencia para dar un pase vertical por dentro que gire a los centrocampistas rivales, el Real Madrid limita mucho su intimidación cuando pretende hacer una jugada de ataque. Kroos y Modric están rompiendo sin pelota para tratar de solucionarlo, pero por un lado no son perfiles box to box que sientan el juego desde esas acciones, y por otro y lo más importante, se pierde su presencia como apoyo por detrás del balón para agilizar las circulaciones y permitir que el equipo progrese en bloque.
Otro problema que está apareciendo tiene que ver con el espacio que están encontrando Carvajal y Marcelo. En este momento, la aparición de los laterales en el ataque blanco se está dando prácticamente de forma exclusiva cuando, en una acción de transición rápida, se cambia de orientación y el extremo opuesto ha basculado hacia el carril central. Sin embargo, en un ataque posicional, no se está alimentando a los laterales blancos, y son parte fundamental para dibujar un escenario de control en el Real Madrid.
Carvajal y Marcelo están sufriendo para encontrar su espacio en las últimas semanas
Con Cristiano Ronaldo o Gareth Bale a pie cambiado –y por supuesto con el Isco de Zidane, que se acercaba a ambos perfiles-, Carvajal y Marcelo encontraban siempre puntos de apoyo a diferentes alturas tanto del eje horizontal como del eje vertical, de modo que tiraban paredes o cortaban por dentro o por fuera según fuera necesario. Sin embargo, si en el ataque organizado los dos extremos necesitan esperar abiertos y pinchados porque tienen su pierna buena desactivada para jugar hacia el interior, los dos laterales encuentran un tapón que limita sus jugadas en los últimos treinta metros, de modo que quedan anulados para participar en el ataque de forma activa y ayudar a juntar al equipo para poder presionar posteriormente.
Por supuesto, todo plan de juego tiene sus ventajas con las piezas correctas. Sin embargo, la idea de Solari cuenta con otras incógnitas. Una es haber desactivado totalmente a un jugador como Isco Alarcón, que no tiene sitio si se apuesta por este perfil de extremo, con la pérdida de calidad que ello supone. Otra es si extremos a pie natural tienen el peso deseado, cuando la carga del área para buscar el remate corre a cargo de un delantero como Benzema, que va a quedar muchas veces alejado del corazón del área por haber salido a participar en la gestación de la acción de ataque, y de Kroos y Modric, que ni mucho menos son llegadores con capacidad para pelear con los centrales y finalizar jugadas.
David de la Peña 19 diciembre, 2018
¿Cómo veis la decisión de Solari? Para mí está siendo lo más llamativo porque me parece que es muy difícil potenciar al equipo tanto colectivamente, como a sus piezas más importantes desde lo individual. Pero él lo tiene claro y esa apuesta parece firme.