
El Real Betis logró en el Camp Nou una victoria que va mucho más allá de lograr tres puntos, si se me permite el tópico, pero es que en este caso concreto fue un triunfo que refuerza una idea. En el mundo del fútbol -como en la vida en realidad-, la confianza en las ideas es el pilar más fuerte cuando se comienza a dibujar un camino, y las de Quique Setién, por sus particularidades, han abierto profundos debates desde su llegada al Benito Villamarín. Victorias como la lograda frente al Barcelona son de las que regalan argumentos para su defensa, puesto que un proceso como el que pretende el técnico cántabro necesita de tardes como la vivida en Barcelona para hacer creer a los incrédulos.
Es una obviedad, por otro lado, que el Betis se está encontrando más cómodo en escenarios donde el rival no defiende siempre cerca de su portería. Su sistema de salida es quizás el mejor trabajado de toda la primera división, por lo que si decides morderle en campo rival, gracias a su buena ocupación de los espacios y su técnica para el pase, acaban progresando. Sin embargo, al equipo le falta explosividad y regate para desbordar en los últimos metros, de modo que enfrentarse a un ataque constante de espacios reducidos está siendo un problema para los de Setién. El escenario ‘cómodo’ era lógico en el Camp Nou, donde el Barcelona siempre busca juntase en campo rival en torno a la pelota y después presionar.
El Betis tiene un tremendo dominio de sus primeros pases y encuentra muy buenas respuestas si el rival decide presionar
Más allá de eso, muy importante para explicar el comportamiento del Betis con la pelota, hay que decir que la primera ventaja táctica para el equipo andaluz nació a partir de su posicionamiento defensivo, que, de la misma forma que hizo Ernesto Valverde, buscó robos cerca de la portería contraria. Lo que hizo Quique Setién recordó a la variación que ejecutó Julen Lopetegui en la segunda parte del clásico: un 3-4-1-2 buscando un uno para uno a todo el campo, asentando el bloque muy arriba y tratando de que el Barcelona no pudiera poner nunca a sus centrocampistas de cara.
De esta forma, Joaquín y Loren se emparejaron con Piqué y Lenglet, Lo Celso encimó a Busquets, Carvalho y Guardado estaban encima de Arthur y Rakitic, mientras que Junior y Tello no dejaban salir el pase hacia fuera, quedando uno a uno con Jordi Alba y Sergi Roberto, y dejando un tres contra tres entre sus centrales y los puntas culés que, obviamente, resultaba un riesgo, teniendo en cuenta que en ese escenario de anticipación a campo abierto Luis Suárez es un jugador que sabe imponerse, y que obviamente Leo Messi, tras sacarse encima a su marca, tenía la oportunidad de descoser al Betis.
El gran partido de Bartra anticipando sobre Luis Suárez fue clave en el dominio bético
Sin embargo, el Barcelona no logró generar ventajas, ni desde la conducción de sus centrales -el Betis apretaba muy arriba y el único que hubiera podido ejecutar esa acción era ter Stegen, que ya sabemos que es más que atrevido con pelota al pie pero hablamos de un imposible para un guardameta- ni con un pase más directo sobre Luis Suárez. Setién estuvo inteligente en este sentido, ya que alejó a Bartra del choque con el uruguayo, donde hubiera sufrido mucho más, y le permitió tener disputas a campo abierto, donde el central bético, gracias a su buena capacidad de anticipación, dominó el duelo.
Con un Barcelona sin ser capaz de asentar su ataque posicional con continuidad, el Betis empezó a crecer con la pelota. y los de Setién se asentaron sobre varias claves para poder activar los espacios que quedaban a la espalda de la defensa del Barça. El equipo andaluz logró ocupar muy bien los espacios, y por supuesto la exhibición verdiblanca en el Camp Nou fue una cuestión puramente colectiva, desde la actividad de Guardado, pasando por el buen tacto de Joaquín entre líneas o el trabajo sin balón de Loren, pero la victoria hubiera sido imposible sin tres nombres: William Carvalho, Giovani Lo Celso y Junior Firpo.
El Betis dibujó una ‘escalera’ para desbordar al Barcelona a partir de los nombres de Carvalho, Lo Celso y Junior Firpo
Fueron los jugadores que representaron el control y la profundidad bética. El mediocentro portugués jugó, de largo, su mejor partido como verdiblanco. En un escenario como el del Camp Nou, en el que se necesita sangre fría y pausa para dejar acercarse a los rivales y soltar en el momento preciso, él se mostró como el hielo. Fue el jugador más importante para que, en una primera altura, el Betis saliera de la presión blaugrana y consiguiera después correr al espacio abierto.
El segundo nombre en esa escalera fue el de Giovani Lo Celso. El argentino entendió de maravilla cómo ocupar el espacio libre entre las líneas del Barça, de modo que siempre que Carvalho soltó el balón, él después recibió con el medio campo culé fuera de posición. Como mediapunta, el argentino dirigió los ataques con una facilidad pasmosa, rajando una y otra vez el sistema defensivo blaugrana.
El tercer nombre a destacar fue el de Junior Firpo. Ernesto Valverde salió con el 4-3-3 que ha asentado en los últimos tiempos, con Leo Messi partiendo desde el extremo derecho pero, obviamente, jugando siempre en el carril central. Eso provocó que Junior no tuviera marcador claro, y siempre que atacó el espacio en carrera lo hacía sin nadie persiguiéndole, de forma que Lo Celso, Joaquín o Guardado conectaron con él con suma facilidad. Un triunfo basado en la confianza en una idea, por momentos arriesgada y en ocasiones criticada, pero que abre la puerta a tardes históricas como la vivida en Barcelona.
Potrerito 12 noviembre, 2018
Es que no puede otra cosa más que encantarme éste Betis, lo vengo siguiendo hace rato, me alegré mucho de la cesión de Lo Celso, jugador al que le tengo enorme estima desde sus inicios en Rosario Central, me pareció un paso sumamente acertado que vaya a un club de las característicaas del Betis, a jugar más y en una liga como la española. Más allá de las falencias que pueda tener el Betis, de su falta de profundidad, carencia de gol o constancia sinceramente me encanta, el "chico" que apuesta a lo grande, el querer jugar siempre, el tratar de competir desde el juego con la pelota, plantar cara a los gigantes no sólo desde la pura competencia resultadista sino también desde el concepto del juego mismo, claro que las individualidades dictaminan hasta dónde puede llegar el techo pero el planteo conjunto pone el piso y hoy el Betis creo que es un claro valuarte del porque La Liga es uno de los mejores campeonatos del mundo.