Leo Messi ha conseguido instalar la casi certeza entre la opinión general de que, independientemente del colectivo que logre amasar el entrenador a su alrededor, el Fútbol Club Barcelona es el favorito para ganar la Liga española. El astro argentino ha conseguido que el tiempo corra siempre a favor del equipo culé en el campeonato nacional de liga, como si sus noventa minutos tuvieran más valor que los de cualquier otro. Sin embargo y aunque es totalmente cierto que sólo va una jornada y que Valverde debe ajustar cosas, el choque contra el Alavés dejó la sensación de que esa influencia de Messi en el triunfo del día a día culé va incrementándose con el paso de las temporadas.
Messi fue principio y fin de casi todas las acciones ofensivas del Barça
Valverde sorprendió con algunas de sus decisiones de partida. El Barcelona se ubicó en un 4-3-3, con Semedo en el lateral derecho, Sergi Roberto en posición de interior derecho, y Rakitic cambiando su perfil habitual para jugar como interior izquierdo. Messi partía de banda derecha, mientras que Dembélé arrancó, más fijo, en situación de extremo zurdo. La puesta en escena no terminó de funcionar, y aunque el Alavés metió mucha gente por detrás de la pelota, la sensación fue que la falta de ocasiones culé tuvo que ver más por lo que estaban haciendo los blaugranas que por la resistencia del equipo de Abelardo.
El técnico asturiano ubicó a los suyos en un 4-5-1, con Sobrino -delantero centro- muy retrasado para evitar recepciones de cara de Sergio Busquets. Es cierto que el Alavés obligó al Barcelona a atacar en espacios reducidos de forma constante, pero también que tanto Wakaso como Daniel Torres -interior derecho y pivote del sistema vasco respectivamente- saltaban con excesivo ímpetu al poseedor y dejaron un espacio que, sorprendentemente, el Barcelona no fue capaz de identificar mientras la igualada se mantuvo.
Rakitic, Busquets y Sergi Roberto jugaron a la misma altura durante muchos minutos
Al equipo culé le faltó durante la primera mitad juego entre líneas. Rakitic abría líneas de pase muy cerca de Busquets, mientras que Sergi Roberto, que sí rompía en alguna ocasión, lo hacía con una diagonal hacia fuera para compensar la tendencia interior de Leo Messi. Dembélé intentó algún movimiento horizontal de izquierda hacia dentro, pero sus toques no ayudaban a desbordar al Alavés, y la situación colectiva obligó a Messi a recibir delante de los medios alavesistas, desde donde fue capaz de ir inventándose jugadas de gol por puro talento.
A pesar de que el Barcelona no conseguía generar un contexto favorable para su crack, Messi se las ingenió para encontrar espacio y o bien, finalizar él la jugada, o bien servir alguna pelota de gol. Los desacertados últimos toques de Dembélé durante el primer tiempo explicaron la igualada al descanso, y aunque tras el entretiempo Valverde buscó una circulación más agresiva con la entrada de Coutinho por Semedo, devolviendo a Sergi Roberto a posición de lateral, fue Leo Messi el que, tras anotar el 1-0, provocó que el partido se rompiera y el Barcelona acabase al menos con el buen sabor de boca de un resultado potente.
El marcador a favor permitió dejar claro que Coutinho es un arma de definición de primer nivel
Ya con el Alavés lanzando más piezas al ataque, el Barcelona logró volar con más facilidad, sobre todo a través de un Coutinho que ya con marcador a favor comenzó a jugar en la última línea, aprovechándose de la entrada de Arthur por Dembélé, y a trazar movimientos más verticales que eran activados por Leo Messi. Un triunfo basado en el descomunal talento del jugador argentino, que en cualquier caso demanda que Valverde consiga construir para evitarle rescates de este tipo, que obviamente no podrán llegar en cualquier escenario, especialmente en la exigencia de la Liga de Campeones.
Andrés Madrid 19 agosto, 2018
Por eso es que yo no estoy para nada de acuerdo en que el mejor equipo a lo largo del año gana la Liga. Más bien, las ligas la gana el equipo con el goleador más regular, en este caso Messi que es el Rey de la Regularidad.
Para hacernos entender, en la 17/18 el equipo más regular en juego fue el Valencia, no el Barça, pero el poder resolutivo Messi es aún de un peso mayor al del juego