A Unai Emery siempre le han gustado los delanteros veloces, con físico y capaces de surcar rachas dentro del propio viento. Una tipología de atacantes que, llámense Carlos Bacca, Kevin Gameiro o Pierre-Emerick Aubameyang, corresponden a la idiosincrasia contragolpeadora del técnico vasco. Su Almería 2006/07, el Sevilla –campeón de la Europa League en 2014, 2015 y 2016- o el último PSG –el de Di María, Neymar o Mbappé- han sido equipos de marchas altas; capaces, todos ellos, de salir en transición a muchos metros de la portería rival, como así dicta el librillo del de Fuenterrabía. Algo que para lo que ya trabaja en su nuevo Arsenal FC, con el de Gabón en punta y Özil & Mkhitaryan, partiendo en cada caso desde un lado, lanzando y rompiendo siempre por dentro.
Emery podrá repetir lo que ya hizo Wenger: Aubameyang en banda
A la espera de que Emery hile un poco más fino con respecto al esquema, a medida que pueda ir recuperando internacionales para la causa, el Arsenal ha venido ordenándose indistintamente a caballo entre el 4-3-3 y el 4-2-3-1. Dos sistemas en los que, como ya se ha visto, será difícil –al menos desde el principio- que Aubameyang y Lacazette compartan el frente ofensivo; a no ser que uno de ellos, como ya se dio el caso la temporada pasada, abandone su posición de origen para actuar por el lado izquierdo. Algo que, precisamente, ya vimos de Aubameyang durante su corta etapa con Wenger. Y que ahora, con Emery, cabe la posibilidad que pueda volver a repetir en escenarios en los que el metro cuadrado se paga muy caro. Contextos, quede constancia de ello, en los que Lacazette tiene una relación con el juego más fluida y fina que el ‘14’ del Arsenal. Y para los que Emery, de encontrárselos –que se los encontrará-, no tiene por qué renunciar al instinto del ya ex del BVB.
Guendouzi está acelerando mucho al Arsenal desde su salida
Este Arsenal 2018/19 ya está corriendo mucho. Desde sus primeros pases, el sentido de los envíos está siendo, por norma, unidireccional: sus piezas solo miran hacia arriba. Y todas, a excepción de Özil, están llevando al equipo a una vorágine que, dentro de un circuito asociativo que no es –ni mucho menos- perfecto, por ahora está computando más errores que noticias positivas. Un estilo en el que el ímpetu de Guendouzi, que está asumiendo el papel por delante de la defensa, está haciendo que el Arsenal se ponga de cero a cien ya desde, en teoría, su fase de salida. Y conviene apostillar “en teoría” porque el francés, que ha llegado este mismo verano procedente del Lorient, parece cortado por el mismo patrón que los Kovacic o Bentancur: es, dicho de otra forma, uno de esos futbolistas que no le asusta el pivote, como así atestiguan sus conducciones a muy pocos metros de la portería; porque Guendouzi es de esos que, por su naturaleza, no tiene (aún) automatizado aquello de que “correr más no significa correr mejor”.
Emery viene construyendo en torno a los sistemas 4-2-3-1 y 4-3-3
Y en medio de todo esto se encuentra Aubameyang. El Arsenal de Unai Emery, que hasta ahora está siendo el de Mesut Özil, debe encontrar la fórmula para llegar hasta el delantero, si este no cae a banda y sigue ocupando el rol de referencia. Porque Aubameyang, como decíamos antes, no lleva implícita la misma función asociativa que Lacazette. Y eso, por ahora, está haciendo que el Arsenal esté encontrando dificultades a la hora de acercarse al gol, más allá de la conducción del alemán y el intercambio posicional que este, además, mantiene con Mkhitaryan entre uno y otro costado. A partir de esa sinergia, de hecho, Emery está dando los primeros pasos del plan; a la espera de que este, ya sea con el 4-2-3-1 o el 4-3-3, incorpore a Xhaka y/o Torreira. Porque el dibujo, por el momento, está dibujándose ciertamente asimétrico en función del balón. Si con él, a la hora de defender, el equipo está ordenándose con dos largas hileras de futbolistas; con él, cuando debe atacar, el registro de Bellerín (derecha), más ofensivo que Kolasinac (izquierda), está permitiendo que el Arsenal cierre con tres atrás en fase de posesión.
De esas conducciones de Özil, con capacidad de sobra para influir en los tres carriles durante un mismo partido, las subidas por banda de Bellerín, aprovechando su profundidad lateral, o los primeros pases que, en teoría, pronto administrarán Torreira y Xhaka, con el apoyo de Ramsey un escalón por delante, el Arsenal de Unai Emery deberá encontrar la forma de explotar al mejor Aubameyang. Este, con poco más de mil minutos, ya dejó 10 tantos y cuatro asistencias para los del Emirates durante la segunda vuelta de la 2017/18. Indicios, evidentes, de que su adaptación a la competición está hecha. O, cuanto menos, muy cerca de completarse. Y esa adecuación es la que Emery, en teoría, debería aprovechar para con su propuesta. Porque si Emery consigue que el colectivo se defienda bien y su delantero pueda correr, el Arsenal estará más cerca de conseguir su primer objetivo: devolver la Champions a los ‘Gunners’.
Daniel 8 agosto, 2018
Yo es que siento que Aubameyang hace parte de una especie de delantero que calza a la perfección en la fauna Premier. Corre y no por correr, porque sabe cuándo y cómo correr, eso le ha venido llegando con los años. Mi única duda será lo que comentas, Adrián, los mecanismos de los que echará mano Emery para hacerle llegar el balón en óptimas condiciones. Porque si consigue hilvanar una telaraña colaborativa a espaldas del gabonés, en contextos como la transición defensa-ataque, sacará petróleo de defensas adelantadas por sistema, como las de Pep o Maurizio.