La figura de Karim Benzema está siendo objeto del debate más feroz entre la hinchada del Real Madrid en los últimos tiempos. Su indiscutible bajón en la definición ha provocado que se critique de forma masiva la confianza que Zinedine Zidane ha mostrado en su compatriota, que sin embargo y salvo contadas excepciones, tiene claro que en su plan de juego su presencia, y más en los días clave, es innegociable. De hecho, su no alineación ante la Juventus en el Santiago Bernabéu quizás llamó menos la atención por el hecho de que el equipo blanco trajo un 0-3 de Turín.
El principal problema para el francés, evidentemente acrecentado durante este curso, es la falta de seguridad en el remate. Nunca ha sido el canterano del Olympique de Lyon un futbolista que haya enfocado su juego a terminar las acciones, pero las cifras de este curso están llamando la atención desde un prisma negativo. Unos números de los que, por cierto, se puede extraer un factor mental que es muy difícil de analizar, no por el hecho de que sus golpeos no estén siendo seguros -que no lo están siendo- sino porque lo está intentando en menos ocasiones.
Los números de Benzema llaman la atención más allá de la definición
Merece la pena ir a los números porque son llamativos. En liga, Benzema ha marcado 5 goles en 55 disparos a portería durante 27 partidos, con una media de acierto del 0,09. En Champions, ha rematado 11 veces, marcando 2 goles (0,18 de acierto). En cuanto a los intentos, Karim dispara 2,03 veces por partido en la liga, y 1,83 de media en la Liga de Campeones. Por comparar, Isco ha marcado 6 goles en 47 remates durante 28 encuentros de la liga española, y no ha anotado en 19 intentos durante 9 partidos de Champions. Es decir, prueba 1,67 veces por partido en liga y, llama la atención, 2,11 en la Liga de Campeones.
Haciendo la media, Isco dispara entre las dos competiciones 1,89 veces por encuentro, mientras que Karim lo hace 1’93. El resumen es que un centrocampista a ojos de todos como el malagueño chuta prácticamente lo mismo que el hombre que lleva el nueve en la camiseta. Otra comparación llamativa es la que deja con Roberto Firmino, probablemente el jugador de la élite, en rol, más parecido a Benzema en la actualidad. El brasileño ha marcado 15 tantos en 78 disparos durante 34 encuentros de Premier League (0,19 de acierto y 2,29 remates por partido), mientras que en Champions ha anotado 10 en 36 remates en los 11 partidos que ha jugado (0,27 de acierto y 3,27 intentos por duelo). El 9 del Liverpool hace de media entre ambas competiciones 2,78 remates por encuentro. Casi un tiro más que el francés.
Es indiscutible que el ratio de acierto del francés es pobre, pero también que su predisposición a disparar ha bajado, y el argumento de hacer un trabajo sucio para Cristiano pierde un poco de sentido al descubrir cómo el portugués ha mantenido su capacidad goleadora durante el último lustro, con Benzema buscando más veces terminar la jugada. La temporada pasada, Karim promedió 2,6 remates, y la anterior, 3,3. La 2014/2015 hizo 2,25 por partido y la anterior, 2,3. Cifras que oscilan desde su fichaje por el Real Madrid, pero siempre manteniéndose por encima del registro de 1,93 de este curso. Llegados a este punto entra un factor de confianza que está pareciendo decisivo en el innegable bajón del galo, que ya recibió un cambio de mensaje proveniente de Zidane, siempre proteccionista, cuando en la previa al encuentro ante el Málaga dejó caer un “tiene que marcar”, quizás más enfocado a que buscase más finalizaciones y no a echar en cara el poco acierto en las que ha buscado.
Las cifras no engañan y Benzema ha empeorado en su gestión de los últimos toques
La pregunta es si, tan evidentes como son los malos números del delantero francés, ¿por qué a Zidane le cuesta tanto prescindir de él? El problema del remate, si fuese la única preocupación del técnico blanco, sería «muy fácil» de resolver. En la plantilla cuenta con dos de las mejores zurdas del mundo para disparar a portería, y es casi incuestionable que si Bale o Asensio fueran los que golpeasen a puerta cuando lo hace el francés, mejorarían de largo los números de Karim. Sin embargo, Zidane insiste con él en los partidos clave, y cuando no lo ha hecho, como esa vuelta ante la Juventus de Turín en el Bernabéu, al equipo le ha costado más mantener el control de la situación.
La explicación es que Zidane está atado a la figura de Benzema, y es así por un tema de perfil exclusivo dentro de la plantilla. Además, las características del nueve blanco hacen que esas virtudes sean más necesarias en la Champions League, donde el caos es más reinante y, por lo general, los rivales y más en fases avanzadas, juegan de tú a tú. El técnico blanco, de hecho, ha encontrado en el plan Lucas – Asensio una fantástica variante tanto para atacar defensas cerradas, como para cambiar un partido, como para defender mejor los espacios en campo propio. Sin embargo es difícil encontrar la fórmula para que Casemiro e Isco, dos presencias individuales ganadoras en la Copa de Europa, ofrezcan además un control colectivo sin estar Benzema.
Hablando de la Champions, Benzema es el futbolista del Real Madrid que mejor junta al equipo en un partido de transiciones. En esta Copa de Europa, la gran prueba estuvo en el Parque de los Príncipes. Todo nace de un tipo de movilidad muy particular. Isco y Asensio son jugadores de balón, pero su forma de pedir el cuero es muy intervencionista si hablamos de los espacios. Sobre todo en el caso del malagueño, su primera intención será acercarse al esférico para dirigir la acción. En el caso de Benzema, en esas situaciones de espacios abiertos, domina un registro diferente. Él hace un movimiento más largo hacia ambas bandas, sujeta la pelota, y hace que el equipo se junte más arriba. Al final no deja de ser un delantero, y sus desmarques sin balón son más largos, a pesar de que su gestión del cuero sea la de un centrocampista.
El perfil de Benzema no está doblado en la plantilla del Real Madrid
Además de eso, hay otra cuestión que para que el Real Madrid se ordene es muy importante, y es su juego de espaldas. Mientras que Isco, Asensio, y por supuesto Kroos y Modric, necesitan ver la portería rival de cara para estar cómodos, el francés sabe jugar viendo de frente a Keylor Navas. Eso resulta fundamental en términos de control, ya que el otro jugador capaz de dominar ese registro dentro de la plantilla -al margen de un Mayoral que a día de hoy no tiene la soltura que se exige en la élite- es Cristiano Ronaldo, cuyo objetivo -y más si Benzema no mejora sus números y Bale no es indiscutible- es acabar las jugadas.
A partir de aquí hay muchos pequeños detalles que quizás no tengan tanta importancia en sus titularidades, pero que pueden pesar. Por supuesto, ejercer de distracción para los centrales y que Cristiano Ronaldo logre remates más cómodos es una de ellas, pero no parece un argumento de suficiente peso como para que Zidane siga apostando por él de forma tan sólida. Sin embargo, que Benzema consiga tener influencia en llevar al Real Madrid a controlar los partidos, sí que parece un motivo irrenunciable, al menos hasta que Zidane encuentre otra fórmula que además de eso le dé goles.
La visita a Múnich volverá a abrir la incógnita y Zidane, una vez más, estará en la tesitura de tomar una decisión que, si está generando tanto debate y hay posiciones tan divididas, es por algo. No obstante y precisamente ante este Bayern, donde o Heynckes hace algún ajuste puntual o Javi Martínez va a tener que defender muchísimo espacio en el carril central, se vuelve a presentar un escenario para que Benzema tenga peso de cara a ofrecer a los suyos control y sobre todo, a gestionar esas transiciones desde la defensa hasta el ataque, en un partido donde se espera intercambio de golpes. A eso hay que sumar su tipo de movilidad, que hará abandonar a Hummels y Boateng el área, contexto en el que, probablemente, no podrán recuperar su espacio para evitar el remate de Cristiano Ronaldo.
Carlos 25 abril, 2018
La capacidad sensorial de Benzemá en las contras está al ataque de poquisimos futbolistas.