«Los entrenadores estamos para que los mejores se desarrollen en el terreno de juego», decía Pablo Machín recientemente en una fantástica entrevista concedida a ‘Play Fútbol’ de la Cadena SER. El entrenador del Girona ha ofrecido a la Liga, como tributo y ofrenda, un equipo diferente, genuino, impregnado de la cualidad que mejor define al campeonato: la identidad propia. Machín y el Girona, en posición de ser el primer debutante de la historia de la Liga que se clasificaría para competiciones europeas, están cincelando mucho más que un equipo competitivo. Por encima de sus posibilidades debe decirse con la boca muy pequeña, pues el Girona está explorando, desde la actualización de sus objetivos, todos los caminos posibles, juntando juego con competitividad.
Desde que comandó el proyecto en Segunda División, Pablo Machín trató de buscar fortalezas que potenciaran a sus futbolistas en base a un sistema que de manera conjunta o independiente de sus virtudes individuales, pudiera encontrar versatilidad para poder competir, una mezcla que exponía sintéticamente en la entrevista:
«Hoy en día todos estudian a los rivales. Nos estaban buscando los puntos débiles y lo que era un 3-5-2 o un 5-3-2 se ha evolucionado para acumular mucha gente en el centro del campo para ser competitivos en Primera y, lo más importante, para poner los mejores futbolistas en el once. Creo que para eso estamos los entrenadores, para que los mejores se desarrollen en el terreno de juego».
Uno de los secretos de este Girona, que poco a poco ha ido sustantivando y personalizando su sistema en determinadas virtudes de piezas concretas, es ser efectivo y muy directo en todas sus intenciones. Su manera de progresar en los partidos, y también en las jugadas, en ser paciente para esperar sus momentos con balón y conectar rápidamente con las bandas y con el área. Los de Machín, que tienen de media un 12% menos el balón que sus rivales, que sólo han superado en % de posesión a su rival en seis de los 28 partidos que ha jugado en Liga, destacan por conocer a la perfección todos los tiempos que le interesan en ambas mitades del campo. En su propia mitad mantiene una constancia entre posición y actitud, juntando a mucha gente por dentro en tres alturas diferentes, evitando conexiones que le ubiquen defender muy abajo.
Arriba, la figura engrandecida de Portu, la increíble efectividad de Stuani para colar el 1-0 y la capacidad, generada y producida a consciencia, para atacar con espacio por delante, no tanto desde un contragolpe, sino desde la agresividad en cada acción con la pelota, conforman un equipo difícil de mejorar en relación a sus capacidades. Por último, para darle sentido al ataque, entran los hombres de fuera, piezas fundamentales en toda esta historia.
«Para la posición de carrileros buscamos siempre jugadores más ofensivos que defensivos, porque ahí necesitamos gente que desborde y centre bien. Tienen que tener calidad y eso te lo proporcionan más jugadores que hayan sido extremos antes. Es una de las señas de identidad de este Girona».
Montilivi, recinto que ha dado cobijo a seis victorias consecutivas sin encajar gol, es testigo de uno de esos equipos que la Liga disfruta desde el reconocimiento. Un producto propio, preparado para competir siempre y ante todos.
Foto: LLUIS GENE/AFP/Getty Images
AArroyer 10 marzo, 2018
Qué mérito ha tenido este equipo y qué bien está distanciándose del conformismo, cómo está creciendo desde la ambición, con la misma manera de jugar pero explorando maneras de competir ante diferentes retos. Qué labor hay detrás del señor Pablo Machín. la temporada del Girona podría haber "terminado", pero qué bien están subiendo escalones sin pararse.