La Quinta del Buitre: futuro, presente, pasado (I) | Ecos del Balón

La Quinta del Buitre: futuro, presente, pasado (I)


Pocos momentos provocan en el aficionado al fútbol las sensaciones del camino al estadio. Aun más cuando juegan los dos primeros equipos de la clasificación en un partido altamente anticipado. Ochenta mil personas haciendo el mismo peregrinaje, dirigiéndose a su puerta, abarrotando las gradas, animando al conjunto blanco, líder en la Liga, que se enfrenta a su oponente bilbaíno, segundo y pisándole los talones. Los merengues llevan toda la temporada impresionando con su juego, y los leones no le andan a la zaga. El partido es de poder a poder y el Bernabéu, absolutamente lleno, disfruta a pesar de que los locales no cuentan con dos de sus mejores centrocampistas. Esa temporada es mágica para los madridistas, que a 3 de diciembre no solo son primeros sino que ya han eliminado de la Copa del Rey al Betis. Pocas semanas antes el buen juego de los locales metió 60 mil espectadores en el coliseo blanco para un derbi madrileño. En la eliminatoria contra el Betis y en un partido contra el Deportivo la gente también responde en grandes cantidades. El momento clave llega en un saque de falta cabeceado a la red por el menudo delantero madridista, ese del que todos hablan maravillas y que no hace tanto fue muy alabado en la prensa. El equipo vuela y con él la imaginación de una afición que siempre exige cotas mayores. Estos chicos serán clave en el futuro del primer equipo más pronto que tarde.

Efectivamente, el futuro. Porque el presente, ese 3 de diciembre de 1983, es un partido de Segunda División. El filial del Real Madrid, el Castilla, finalista de Copa hace tres años, es ahora líder de la categoría y se enfrenta a un Bilbao Athletic repleto de buenos futbolistas que ya alimenta a su equipo mayor, el conjunto dominante del fútbol español en esa época. El Betis, un primera, había caído ante los castillistas en Copa, y sesenta mil almas se juntaron en el Bernabéu para verles jugar ante el Atlético Madrileño, filial rojiblanco. Faltan dos de los mejores centrocampistas del equipo, Sanchís hijo -pasará un tiempo antes de que pueda deshacerse de la coletilla- y Martín Vázquez, que han viajado a Murcia para debutar con el primer equipo, pero todavía está Míchel en la banda derecha, el diablillo Pardeza en la izquierda -recibiendo entradas criminales de Bolaños- y el autor del gol de la victoria, Emilio Butragueño, el Buitre, en la punta del ataque. Apenas tres semanas antes, el 15 de noviembre, Julio César Iglesias les había bautizado como la «Quinta del Buitre». Por aquello de tener todos la misma edad, pero al mismo tiempo refiriéndose a esa quinta velocidad que tenía Emilio. En aquella época casi todos los coches tenían cuatro velocidades, así que la quinta era algo así como un extra. Pero ya habrá tiempo de hablar de ese tema.

¿DÓNDE SE CRIA LA QUINTA?

Los inicios de los 80 en España fueron una época curiosa e interesante en casi todos los ámbitos. El país daba pasitos de recién nacido en su nueva condición de democracia lo que conllevaba, como con todos los bebés, algún que otro tropezón –¡se sienten, coño!– y modelitos cuanto menos señalables, como aquellas chaquetas de pana que nuestro flamante presidente socialista lucía con el mismo orgullo con que su segundo al mando llevaba las gafas estilo chica del «Un, Dos, Tres». Son etapas de la vida y hay que pasar por ellas. Futbolísticamente esos primeros años de la década supusieron también una ruptura con lo anterior, ya que dos equipos vascos, la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao se tornaron dominadores del balompié patrio. Con un fútbol aguerrido, físico -no mucho más que la media española, vamos a romper ya ese mito- y no exentos de calidad, los de Ormaetxea y Clemente firmaron cuatro años de impasse en el tradicional dominio madridista, lo que unido a un Atlético de Madrid que ya no era el mismo que en la década anterior creo, una vez mas, un escenario casi inédito en otro ámbito de la vida española. Caso aparte era el Barcelona, a quien nunca faltó el dinero y que bajo la dirección de su nuevo presidente José Luis Núñez estaba dispuesto a hacer saltar la banca y seguir trayendo a las más rutilantes figuras del fútbol internacional, como era tradicional del club. Así pues, desembarcará Schuster y también Maradona, tomándole el relevo a Krankl y Simonsen. Quini, goleador de categoría, cambiará su amado Molinón por el Camp Nou, pero los resultados en Liga no llegarán hasta el mandato de Terry Venables, un técnico británico sin la cabeza de ladrillo de Weisweiler o Lattek. De entrenadores tampoco fueron nunca faltos los blaugranas. Esta época del fútbol español coincidió con nuestro Mundial, donde esta mezcla de caracteres que iban desde el aguerrido Camacho, hasta el pequeño diablo López Ufarte pasando por Arconada, José Ramón Alexanko, Juanito, Santillana, Quini, el inclasificable fenómeno que era Gordillo y la clase de Zamora en el medio del campo, parecieron abocados al fracaso desde el principio, aplastados por la presión de la cita y su propia falta de nivel en un campeonato en el que, precisamente, sobró calidad y equipos de categoría.

En este ambiente el Castilla, equipo filial del Real, vivió sus años dorados. Ya en el año 80 sorprendió a propios y extraños con su extraordinaria andadura en la Copa del Rey. Un equipo en el que sólo Ricardo Gallego -y el portero Agustín en cierto modo- llegaría a hacer carrera en el primer equipo se plantó en la final eliminando a cuatro equipos de Primera División. Y no unos cualquiera, además del Hércules, el Athletic de Bilbao, la Real Sociedad que no tardaría en ganar la Liga dos años seguidos y un Sporting de Gijón que contaba con Quini, Maceda, Cundi o Ferrero, un conjunto de campanillas en la época. Así pues, los castillistas se plantaron en la final, algo que nunca será igualado, donde sucumbieron ante el primer equipo en una fiesta totalmente blanca en el Bernabéu. Aun así, el gran aporte del Castilla durante la década todavía estaba por llegar. Entre el año 81 y el 85 dará a luz a un grupo de jugadores que cambiará el fútbol español, no solo por su manera de jugar sino también a nivel cultural y mental.

LA QUINTA, EL FUTURO

En aquel horno a fuego lento que era el filial, ninguno de los componentes de esta generación pasó tanto tiempo como Míchel, nombre futbolístico que será pronunciado de mil maneras por locutores de todo el mundo, y que será el primero en debutar en la máxima categoría del fútbol nacional. Fue en circunstancias especiales, durante una huelga de futbolistas que obligó a los filiales a jugar en una jornada de Liga. Como si tuviese que ir marcando territorio, Míchel anotó el gol de la victoria de su equipo. Tardaría algo más de dos años en volver a pisar esos pastos, algo que le frustró, consciente de la calidad que atesoraba. Su pierna derecha era un guante y se sentía en casa jugando como centrocampista diestro, aunque lo veremos de lateral, de interior e incluso de líbero.

Con Míchel llegó al Castilla un menudo delantero centro que se convertiría en el yerno ideal de todas las madres de España. Pelo rubio y rizado, ojos claros y, quiero pensar que olía de maravilla, aunque solo fuese porque su padre tenía una perfumería. Estudiante en un prestigioso colegio madrileño y madridista de cuna. Emilio Butragueño, un as dentro del área, capaz de librarse de sus marcadores en los espacios más cortos y con una habilidad natural para rapiñar goles en el área. Con ese apellido y ese don, el Buitre había nacido y ni él mismo se imaginaba lo que representaría durante la siguiente década. Tras marcar 40 goles en el filial, Alfredo di Stefano le dio la alternativa en el primer equipo en la temporada 83-84 y ya nunca miró atrás. A Míchel y el Buitre, ya para la posteridad pareja de baile, dúo artístico, se les unió en el 82 un menudo extremo onubense, rápido como él solo y que iba a recibir las peores patadas de todo el grupo. Miguel Pardeza era el complemento de Butragueño en ataque, el recurso del Castilla cuando no había recursos, como lo había sido Paco Gento décadas atrás para el Madrid de las Copas de Europa. «Si no sabes qué hacer, dásela a Miguel, él se irá por velocidad, inventará algo o recibirá una tarascada y forzaremos una falta». Pardeza nunca se consolidará en el primer equipo, pero tendrá una destacada carrera como jugador profesional.

En la 83-84, pasan fugazmente por el filial madridista los otros dos componentes de la futura Quinta. Como un visto y no visto, Manolo Sanchís hijo y Rafael Martín Vázquez, llegan, aportan su tremenda calidad a un Castilla histórico, y suben al primer equipo. El primero un centrocampista que también puede jugar de central, con calidad para jugar la pelota y carácter. Siempre con la camiseta por fuera del pantalón, sus subidas al ataque, en el estilo de los mejores líberos, le verán convertirse en uno de los jugadores que más veces se ha puesto la camiseta blanca -y uno de los más laureados-. Será tan grande que conseguirá algo muy poco común: que su padre, famoso jugador madridista y campeón de Europa, pasase a ser simplemente eso, el padre de Sanchís. Vázquez, que era su nombre futbolístico por entonces, era el jugador del que todos hablaban maravillas. Joven prodigio del mediocampo, demostró su calidad en torneos internacionales con los juveniles del Madrid y las categorías inferiores de la selección española. Con una visión de juego fantástica, aglutinaba también las características de los clásicos centrocampistas de la década anterior, con un buen despliegue en el campo y capacidad para jugar en corto y en largo. Le costó adaptarse, fue discutido, pero su calidad acabó por darle el status que merecía. En el segundo plano se movía con comodidad y así, en segundo plano, quedó el hecho de que también a él fue el mismo Julio César Iglesias el que le cambió el nombre. El periodista recordó que había habido un torero de nombre Rafael Martín Vázquez y le pareció adecuado incorporar el primer apellido. Rafael pasó a ser nuestro Gigiriva. Martinvázquez.

El fútbol nunca fue tan físico como en ese comienzo de la década de los ochenta.

Como ya habíamos dicho, estos primeros ochenta fueron años de contradicciones para el club blanco. Corto de dinero y de talento en muchos casos, el club no olió una liga durante la época de dominio vasco y, para colmo, tampoco después porque el Barcelona de Venables se impuso en el campeonato del 85. Pero con un equipo en el que destacaban los jugadores raciales como Camacho, Stielike o Juanito -estos dos últimos muy buenos jugadores, debemos añadir, más allá de lo volcánico de su carácter-, el ariete Santillana y el portero que tocase, fuese Miguel Ángel, fuese García Remón, se las arreglaron para llegar a una final de la Copa de Europa, aquella de 1981, donde plantaron cara al gran ogro europeo de la época, el Liverpool de Bob Paisley. El año anterior solo una desafortunada noche en Hamburgo les había privado de disputar la final en el Bernabeu. El Madrid era un noble de buen linaje venido a menos, pero todavía conservaba uno o dos buenos trajes para las grandes ocasiones. Más decepcionante fue la terrible final de la Recopa del 83, en Goteborg, donde en un partido malísimo fueron batidos por el correoso Aberdeen de Alex Ferguson. Para el inicio de la temporada 84-85, los madridistas competían en la Copa de la UEFA, un torneo de un nivel tremendamente alto, por la cantidad de equipos competitivos y por la duración del torneo, un mata-mata de seis rondas donde errar normalmente se pagaba con la vida. El Madrid, eso sí, se saltará esta máxima varias veces de manera milagrosa en el siguiente bienio.

El fútbol de los ochenta era abrasivo. Invadido por los residuos del fútbol total -todavía había equipos que lo perseguían o que lo habían modificado a su manera-, con una importancia capital del juego sin balón y con una preocupación por el poderío físico como no se había visto nunca. El marcaje al hombre seguía vivito y coleando y la violencia era parte inexcusable del juego. Seguramente el dominio inglés, italiano y alemán ayudó, claro. En todo caso la afición se dividía entre los artistas como Zico, Maradona o Platini con sus regates inverosímiles y su excelente toque de balón y los no menos efectivos y espectaculares Rummenigge, Elkjaer Larsen o Briegel, con su velocidad endiablada, sus cañones en cada pierna y sus pulmones para exportar. En el caso de Chamartín, todo solía acabar en la cabeza de Santillana, previo pelotazo o jugada de Juanito –que la prepara y Santillana mete gol, tonadilla clásica del coliseo blanco-. Y ahí es donde los chavales de la Quinta, aquellos de los ochenta mil en el Bernabéu en Segunda División, hicieron su entrada.

Los blancos iniciaron la temporada con una mezcla de veteranos y noveles, nada más propio, y con intención de recuperar el título liguero. Cuatro de los cinco componentes de la Quinta eran ya miembros del primer equipo -aunque Martín Vázquez, junto a Pardeza, se pasó una parte de la temporada haciendo el servicio militar-. Seguían las viejas glorias en el equipo, Chendo ocupaba el lateral derecho, Gallego se había hecho fijo en un medio del campo donde no se acababa de asentar el talentoso Juan Lozano, y arriba llegaba también ese año un espigado delantero argentino llamado Jorge Valdano. En el banquillo Alfredo di Stefano dio paso al padre de la Quinta, Amancio Amaro, que subió del Castilla pero nunca fue capaz de reproducir su éxito del filial. El Madrid empezó mal el año y siguió siendo irregular en el campeonato de Liga, que fue a parar al Barcelona, al que Terry Venables sacó de una sequía de más de una década. El Madrid acabó quinto, incluso superado por un buen Sporting de Gijón. Amancio fue cesado faltando una jornada. Tras un año en el protagonizó unas cuantas anécdotas interesantes, como aquella de bajarse los pantalones en White Hart Lane, mostrando las cicatrices de las tarascadas que recibió como jugador para infundir valentía a sus jugadores, o el incidente en Milán donde descubrió a Juanito y Butragueño con compañía femenina antes de un partido contra el Inter. El gallego brujo dejó el equipo con la misión cumplida de haber servido de puente para la integración de sus polluelos del Castilla en el primer equipo. El hombre que le sustituyó fue el apagafuegos de la Casa Blanca, Luis Molowny. «El Mangas» llegó a tiempo para levantar el poco prestigioso trofeo de la Copa de la Liga ante el Atlético y también para culminar una histórica trayectoria en la Copa de la UEFA, qué será la gran narrativa de esta temporada merengue.

El Real Madrid encontró en la UEFA una forma de revivir y crear sus grandes noches europeas.

Tras liquidar al Wacker Innsbruck austríaco y al Rijeka yugoslavo -el día que un jugador mudo fue expulsado del Bernabeu- en los dos primeros cruces, el sorteo puso al Madrid ante un equipo imponente en los octavos de final. El fútbol belga vivía su época dorada y el Anderlecht era su mejor exponente. El Madrid recibió una buena lección en el Parc Astrid, especialmente en la segunda parte, donde fueron incapaces de contener a Frank Vercauteren, que fue un puñal en la banda derecha belga y especialmente a un jovencísimo Enzo Scifo, que había tomado el relevo del madridista Lozano como cerebro de «les mauves» y mandó en el partido como si fuese un veterano de mil batallas. El 3-0 parecía liquidar la eliminatoria y casi casi la temporada blanca.

Pero en el Bernabeu, convertido en una olla a presión, el Madrid salió convencido de la remontada. Atacar, atacar y atacar era la receta y a la media hora la eliminatoria estaba igualada. Sanchís no dio apenas tiempo para asentarse en el campo a los belgas, marcando en el minuto dos. Butragueño, esta noche sí titular, comenzaba su primera gran exhibición con un gol en el 16, mientras Valdano añadía un tercero en el 30. El Bernabéu enmudeció por unos segundos cuando el joven danés Per Frimann marcó el 3-1, dando algo de aire al Anderlecht. Pero apenas cinco minutos más tarde Valdano, que jugaba en un tridente con el Buitre y Santillana, les vacunaba por cuarta vez. En la segunda parte, recital de Butragueño, que añadió dos goles más a su cuenta, cerrando un 6-1 histórico que dio la vuelta a Europa. No es nada exagerado decir que en aquel momento el Anderlecht tenía más caché que el Madrid en Europa y verles caer de esa manera mandó un aviso al resto de conjuntos y al propio vestuario blanco: se podía volver a ganar en Europa. Como ya habíamos dicho, la Copa de la UEFA era un torneo durísimo, y en cuartos de final el campeón en título, los ingleses del Tottenham, con Glenn Hoddle y Osvaldo Ardiles a la cabeza, se cruzaron en el camino del Madrid. Fue una eliminatoria muy cerrada y muy dura, de ahí la anécdota de las cicatrices de Amancio. El Madrid la superó con un solitario gol para llegar a semifinales y medirse con otro hueso, el Inter de Milán. En Italia, los interistas liderados por Rummenigge sometieron al conjunto madridista. Su defensa, con un joven Zenga en la puerta y los rocosos Bergomi, Beppe Baresi, Marini y Mandorlini por delante cerró el partido a cal y canto. Liam Brady y Alessandro Altobelli hicieron el resto. 2-0 y la perspectiva de un cerrojazo en Madrid que había que hacer saltar. Lo hizo el Madrid, sin Butragueño, y con un Santillana en modo héroe, marcando dos goles con Michel añadiendo el tercero.

Tras los últimos cruces, el rival de la final pareció un pequeño regalo. Los húngaros del Videoton, un conjunto sin figuras que se abrió pasó hasta la final -dejando en el camino a Dukla, PSG, Partizan y Manchester United entre otros-, no fueron rivales y el 0-3 que el Real Madrid consiguió en la ida en Hungría selló el triunfo en la Copa de la UEFA. El primer título europeo que volaba al Bernabéu desde la lejana Copa de Europa ganada al Partizan.

Ese verano de 1985, con Ramón Mendoza ya como presidente, el Madrid da un salto de calidad enorme. El necesario para recuperar la Liga y, viendo la prometedora generación que la cantera le había brindado, aspirar a más en Europa. Con el ascenso de Pardeza al primer equipo, la Quinta jugará completa en Primera y además solo hay una baja importante, la de Uli Stielike. Todos los demás siguen. Pero serán tres fichajes los que acapararán toda la atención: Antonio Maceda, Rafael Gordillo y Hugo Sánchez, tres figurones a los que el mexicano bautizará como la «Quinta de los Machos». Sería como fichar hoy a Hummels, Alaba y Lewandowski de una tacada. Maceda venía del Sporting de Gijón, y era un líbero con una clase como había pocos. Se había consagrado en la Euro 84 con su colocación, y su capacidad para sacar el balón jugado e incorporarse al ataque. Estaba llamado a ser el líder de la zaga. Hugo Sánchez venía del Atlético de Madrid y llegó con no poca polémica. Era un goleador de área, genio del remate a un toque. Había comenzado de extremo y le veremos caer hacia esa zona durante el quinquenio mágico del equipo en la segunda mitad de los 80. Tenía una zurda que era un cañón y carácter para enfrentarse a todo y todos. Con él el Madrid completaba un ataque que reunía todos los perfiles imaginables. Sería el mejor complemento para el Buitre. Por último, «el Gordo», que llegaba del Betis ya con 28 años y mucha experiencia. Un jugador que hizo de la banda izquierda el salón de su casa. Normalmente catalogado como carrilero izquierdo, podía ocupar cualquier posición en esa banda y será, tácticamente, el jugador más especial y decisivo de ese equipo. Llegaremos a eso.

La segunda de la Copa de la UEFA selló el final de la primera etapa de la Quinta.

Con Molowny al mando, y con un once tipo en el que Ochotorena y Agustín compartieron la meta, con Chendo, Sanchís, Maceda y Camacho por delante, Gallego, Míchel y Gordillo en el medio y Hugo Sánchez, Butragueño y Valdano arriba, el Madrid arrasa en la Liga. Once puntos de ventaja al Barcelona subcampeón de Europa. Hugo es el máximo goleador, Valdano el mejor jugador y Míchel el mejor jugador español. Martín Vázquez entra poco a poco en un centro del campo en el que las posiciones dejan de ser fijas, con Míchel metiéndose muy al medio y Gordillo haciendo un poco de todo, que es lo que sus pulmones y su clase le permitían. Todavía hay muchísimos minutos para Juanito y Santillana se confirma con el revulsivo. Los tres de arriba le cierran el paso al veterano favorito del Bernabéu, y Hugo, Valdano y el Buitre se entienden a las mil maravillas, intercambian posiciones y aparecen desde todos los frentes. Son una pesadilla.

En Europa, el campeón de la UEFA elimina a AEK de Atenas y Chernomorets Odessa en las dos primeras rondas. El equipo funciona muy bien, pero una noche de noviembre en Moenchegladbach se da de bruces con la realidad. El Borussia aplasta 5-1 a un Madrid inusualmente timorato, que salió a no perder y lo perdió casi todo. Ese solitario gol de Gordillo valdrá oro, aunque supo a poco ante tal varapalo. Dos semanas después, con el Bernabéu de nuevo encendido esperando una hazaña como las del año anterior, Molowny no se guardó nada. Incrustó a Juanito en medio campo y lanzó a su equipo al ataque. ¿Los héroes?, los mismos que en la remontada contra el Inter seis meses antes: Valdano y Santillana. Dos goles por cabeza y la histórica imagen de Juanito saliendo de campo a botes de pura alegría. Remontar se estaba convirtiendo en tradición.

Pero el equipo gustaba de las emociones fuertes y tras golear al Neuchatel suizo en la Castellana a punto estuvo de ser remontado en la vuelta. A un gol se quedaron los helvéticos de igualar el 3-0 de la ida. De nuevo en semis y de nuevo el Inter era el enemigo a batir. Y como el año anterior había salido una buena película, ¿por qué no repetirlo? El Inter había añadido a Riccardo Ferri a su defensa, un jugador que sería un marcador de élite en Europa durante los siguientes seis o siete años. También a Tardelli en el medio del campo. Y allí seguía el tridente formado por Liam Brady, Alessandro Altobelli y Karl-Heinz Rummenigge. Más el veloz Pietro Fanna en el flanco derecho. Un gran equipo que gracias a dos goles de Tardelli y uno de Salguero en propia puerta se llevaba a Madrid un 3-1 muy positivo. Pero el Bernabéu vivió la enésima noche mágica. Costó abrir el cerrojo italiano, pero Hugo Sánchez lo consiguió al borde del descanso. La segunda parte vio llegar el segundo gol, de Gordillo, que unido al que había marcado Valdano en Milán, clasificaba al Madrid. Pero un penalti de Brady volvía a poner las cosas cuesta arriba. Hugo, de nuevo, marcó para igualar la eliminatoria y llevarla a la prórroga. Ahí surgió la figura de Santillana, que empeñado en ser el protagonista de ambas victorias en la UEFA, se marcó un doblete y liquidó los sueños de los nerazzurri. ¡A la final! Allí esperaba el Colonia alemán, que había llegado a esta instancia mostrando una buena capacidad realizadora, peor sin enfrentarse a ningún rival de verdadera categoría. Tenían cinco internacionales alemanes en el once inicial, entre ellos el gran guardameta Schumacher y los atacantes Littbarski y Allofs. Y a un pequeño diablo saliendo del banquillo, Thomas Hässler. Pero se les cayó el mundo encima en el Bernabéu. Como había hecho el año anterior, el Madrid no les dio opción. Tras curtirse durante todo el año en eliminatorias muy duras, la final fue una fiesta. Hugo Sánchez, Gordillo, un doblete de Valdano y Santillana sellaron un 5-1 que los alemanes no pudieron remontar en la vuelta. El segundo título sella un bienio mágico para el Madrid. No solo porque se vuelve a ganar sino porque deja unos recuerdos y una experiencia que jamás serán olvidados por el club. Pero con ambas Quintas entendiéndose tan bien y una plantilla fantástica, es momento de pedir más. Hay que aspirar a la tan deseada Copa de Europa. Michel y el Buitre disputan su primer Mundial con España en Mexico y el delantero se consagra como una estrella con sus cinco goles y su sonada actuación ante Dinamarca en Querétaro. España queda eliminada en cuartos, pero las perspectivas son brillantes. El futuro es hoy.

 
 
Próxima entrega:
– La Quinta del Buitre: futuro, presente, pasado (II) – 10-01-2018


26 comentarios

  • Juan Plaza 31 diciembre, 2017

    Grande Hugo Sánchez. Mi ariete favorito de siempre junto a Omar Gabriel Batistuta. Y grande Santillana, qué fortaleza inmensa y qué sabiduría en el área. Como bien explica @Sergio Vilariño La Quinta nace en un contexto de culto a la batalla fisica y permisividad con la violencia. Lo cual tiene un mérito impresionante

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  • José Luis 31 diciembre, 2017

    Espectacular Vilariño. Sencillamente increíble. Muchos detalles no los conocía, pero al ir leyendo he ido reviviendo ciertos momentos de 'mi' historia particular con este deporte y con el Real Madrid. Ojo, que por esos primeros años de los 80, recuerdo que mi gusto futbolístico no estaba muy definido, y lo mismo amanecía siendo del Madrid como del Barsa. Tengo un montón de fotografías con el típico chándal MEYBA de la época. Y es que todo el mundo quería ser rubio (yo no lo soy) y jugar un poco al fútbol para que le dijesen Schuster.

    De la Quinta, siempre me quedé con Míchel. Y si tenía que escoger a un segundo, Martín Vázquez. Me gusta ir a contracorriente, y muchas veces prefiero estar en un segundo plano. No obstante, me identifico muchísimo con el eterno '8' blanco. ¡¡Lo que haría Zidane con un centrador como él!! ^^

    Hay un punto del artículo que me ha hecho pensar bastante. Cuando se refiere a 1985 como año clave. Creo firmemente en 3 momentos clave del Madrid de los últimos 40 años. Uno es ese al que se refiere @Vilariño, donde el Madrid lleva un lustro sin ganar la liga, con Copa de Europa perdida de por medio, y con un Madrid que debe dar el paso para volver a ser/sentirse grande. El resultado, 5 ligas consecutivas, alguna copa del Rey, otra UEFA y acercarse seriamente a ser Campeón de Europa

    Otro es 1996, con Lorenzo Sanz y Fabio Capello. Esa política de fichajes, con la llegada de Mijatovic, Suker, Seedorf, R.Carlos, Secretario (Panucci en Enero) y Bodo Illgner es el fruto de un Madrid que ha sufrido al Barcelona de Cruyff muchos años, que aún habiendo ganado la liga del 94 (Valdano), se encuentra con un equipo mayor, que en el 95-96 se ha arrastrado por la liga con resultados pobrísimos y donde un giro era inevitable. El resultado, conquistar de nuevo la Liga y 2 Champions casi consecutivas, la del 98 y 2000.

    El tercer momento es en 2009. Florentino aparece como presidente con Pellegrini en un primer momento y Mourinho como responsable de todo lo positivo que pasó después. Y contra el mejor Barcelona de la historia, el de Messi. Se fichan a Cristiano, Kaká, Benzema, Alonso, Albiol, Arbeloa. De ellos, solo quedan 2 y ya en sus momentos más bajos. Pero el resultado han sido 3 Champions, 2 ligas y 2 Copas del Rey en la era Leonel Messi.

    Supongo que por tiempo, ya toca otro momento. Sería el 4º de los que pueda ver, comentar y analizar. Veremos qué nombres y resultados depararán.

    Gracias Ecos por este tipo de artículos.

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  • Untiposimpatico 31 diciembre, 2017

    Gran artículo, pero juraría que no es Butragueño al que pillan con Juanito y dos chicas, sino Juan Lozano. Por cierto, Lozano fue una figura de culto en Bélgica, pero aquí nunca llegó a demostrar toda su calidad

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  • Larios84 31 diciembre, 2017

    Yo nací en el 84 y crecí cuando La Quinta iba en declive y surgía en Barcelona el Barça de Cruyff, pero pese a eso fui madridista desde bien pequeño, en mi caso sin ninguna duda, y sin tener apenas antedecentes muy futboleros en mi familia.

    De esta época solo se lo mucho que he ido leyendo con los años y escuchado y visto en algunos highlights sobre las míticas remontadas. Vaya clutch que tenía Santillana con los momentos decisivos, madre si tuvieramos un tío así para partidos trabados ahora mismo, así como un centrador como Michel, como comenta el amigo Jose Luis más arriba.

    He de comentar, al gran Gordillo, el de las medias caídas, que ciclón por la banda, y que calidad en recortes, centros, disparos, apariciones por sorpresa. De hecho en uno de los vídeos enlazados, de un seguidor bético que es lo que sale más su periplo por selección en el vídeo, sale un pancarta que dice "Berlusconi, Gordillo No Se Vende", vamos que inclusive el Milan que se iba gestando en esa época tento al genio sevillano, aunque nacido en Almendralejo (Badajoz) porque su padre jugaba en aquel equipo cuando nació.

    Muchas ganas de ver el periplo por la Copa de Europa, plasmado en la 2ª parte de este articulazo. Mi enhorabuena por la 1ª parte @Vilariño.

    Feliz año a todos los seguidores de Ecos y claro está a todo el staff que forman parte de él. A ver que nos va deparando este 2018. Un abrazo familia

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  • @Montoro97 31 diciembre, 2017

    Buenísimo. Grande Vilariño.

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  • Carlos 31 diciembre, 2017

    Muy interesante articulo, sobre todo para un madridista y amamte del futbol como yo joven que no estaba aqui cuando eso ocurria.

    Una curiosidad.¿Exactamente a que se refieren cuando dicen "jugador de culto"? Veo que muchas veces que hacen uso de la frase no necesariamente se trata de el mejor jugador.

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  • Juan Plaza 31 diciembre, 2017

    @Carlos
    Con el permiso del autor, me adelanto. Un jugador de culto (como un escritor de culto o un cineasta de culto) es jugador diferente, singular, con un estilo personalísimo, atractivo por su pecularidad tanto o más que por su calidad objetiva. Jugadores de culto por excelencia fueron/son George Best, Mágico González, Loco Gatti, Chalana, Le Tissier.

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  • Juan Plaza 31 diciembre, 2017

    Peculiaridad, quise decir. Estos teclaos tan chicos!

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  • Rafiki 31 diciembre, 2017

    Todavía no lo he leído pero tiene pinta de articulazo!! Me parece injusto que Vilariño solo escriba en diciembre con lo bueno que son sus artículos siempre deja ganas de más!!

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  • AitorCs3 31 diciembre, 2017

    Grande Vilariño! Tus tochos navideños son una de las mejores tradiciones de esta época, siempre interesantes y muy bien explicados.

    Yo soy más joven y de la Quinta lo que se es lo que he podido leer y ver además de lo que me ha contado mi padre, estos artículos históricos se agradecen mucho.

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  • 9Luther_Blissett 31 diciembre, 2017

    Para mí la Quinta es la iniciadora del pensamiento futbolístico que se tiene hoy en España sobre llevar la iniciativa y dominar el balón y que terminó germinando (con otras influencias como el Dream Team por ejemplo) en la España del Tiki-Taka. Su juego se basaba en grandes individualidades, el pase en corto y la búsqueda de los espacios (su gran diferencia con el juego de posesión, en vez de tocó y me quedo (Barça de Cruyff) es un tocó y me muevo para aprovechar el espacio). Individualmente posiblemente era el mejor conjunto de Europa (con la salvedad del Liverpool de Dalglish) y Sanchis declaró que uno de los secretos del equipo fue que además de poseer técnica individual cada jugador tenía un gran intelecto, formación y comprensión del juego.
    Felices fiestas y feliz año a todos.

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  • Gravesen 31 diciembre, 2017

    Si me permitís añadir una previa a la Segunda División consquistada por el Castilla, aquella generación ya había logrado un título la temporada anterior. Un Real Madrid Aficionados por aquel entonces en Tercera División y que no tenía ni a Butragueño ni a Michel, pero sí a Vazquez, Pardeza y Sanchís, competiría y ganaría la versión de este trofeo venido a menos de su categoría.

    Derrotarían al Muleño, San Antonio, Lugo y finalmente Tuledano en la final para conquistar aquella Copa de la Liga de Tercera División 1982-1983. La anecdota fue que la vuelta de la final la jugaron el mismo día (29 de Junio de 1983) que el primer equipo blanco caía en el Camp Nou en la final de la Copa de la Liga de Primera División de la misma temporada.

    Mientras los Santillana, Del Bosque y compañía perdían la quinta final del año, y segunda frente al club azulgrana, los pequeños rascaban el empate frente al Tuledano que les daba el unico "titulo" que ganaría esa temporada en club blanco en las divisiones superiores españolas.

    De poco valía esa Copa de la Liga, más que como mera anécdota, pero siempre me pareció poético como el mismo día que moría la Quinta de los García en una final de Copa de la Liga, nacía la Quinta del Buitre en otra.

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  • Vilariño 31 diciembre, 2017

    @Carlos

    Ya el amigo Juan Plaza te ha contestado perfectamente.

    @Larios84

    El prestigio de Gordillo a nivel europeo está olvidadísimo, pero ya lo creo que existió. Gullit era un gran admirador suyo, y hasta deeclaró que en 1987 el Balón de Oro se lo daría a Gordillo. Jugador único.

    @untiposimpático

    Correcto. Lozano estaba en el ajo. De hecho, dicen que el Buitre tenía sus libros de la carrera sobre la cama cuando los pillan. Hasta ahí llegaba su personalidad de yerno ideal, jaja. A Lozano, como bien dices, sus mejores partidos le pillaron en el Anderlecht. Guy Thys, seleccionador belga de la época, estaba como loco porque el de Coria del Río aceptase jugar con los Diablos Rojos.

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  • Gravesen 31 diciembre, 2017

    Vilariño

    ¿A mi Lozano me pilló muy jovencito como para emitir un juicio sobre él, pero crees que hubiera podido hacerse un hueco en la Quinta de haberse quedado las siguientes temporadas? Uno de los centrales y de los centrocampistas siempre fueron las posiciones que más bailaron de un año para otro en aquel equipo.

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  • Faetón 31 diciembre, 2017

    Gordillo y esas mangas de la camiseta untadas con Vicks Vaporub. ¡Mitico!

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  • Juan Plaza 1 enero, 2018

    @Vilariño @Larios84
    Rafa Gordillo era extraordinario. Un jugador de culto, sin ir más lejos. En la selección pretikitaka era alma y corazón. Además, qué cool, con ese aroma de gitano errante cuando surcaba la banda sin descanso. El mejor ala-extremo izquierdo que he visto.

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  • Juan Plaza 1 enero, 2018

    @9Luther_Blisset
    En efecto, sin Quinta antes no hubiera habido tikitaka.

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  • Vilariño 1 enero, 2018

    Quizá lo hubiese habido, pero lo que está claro es que la Quinta ayudó a cambiar la mentalidad del aficionado español. También cimentó el gusto del aficionado madridista por la verticalidad (a veces hasta mal entendida), como contraposición al toque "extra".

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  • Hagen 1 enero, 2018

    Quisiera hacer una pregunta a ustedes: la selección española que estuvo en el mundial de Italia 90 estaba influenciada por el juego que practicaba la quinta del buitre?,o todavía tenia vestigios del futbol que se practicaba a principios de los 80's ( fútbol de contacto físico y de mas verticalidad)?. Lo pregunto porque no vì la actuaciòn del seleccionado español en dicho Mundial y ademas porque en esa selección estaban muchos jugadores de la quinta (Martin Vasquez, Chendo,Sanchis, Butrageño).

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  • Juan Plaza 2 enero, 2018

    @Hagen
    A mí como dicen los castizos, no me parecía 'ni chicha ni limoná'. Era un término medio entre la 'furia' de antaño y la Quinta. El problema del estilo llamado 'furia' es que no era tal. Veías a la selección y ni corría tanto como alemanes, holandeses e ingleses, ni 'rascaba' tanto como italianos y sudamericanos. Sí que el Real Madrid preQuinta sacaba adelante partidos complicados a base de tremendismo, dureza y destellos de clase entre arreón y arreón. Pero la selección no.

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  • Adrian Cervera 2 enero, 2018

    Grandes recuerdos, a parte de mi equipo (Betis) la Quinta fue el primer equipo que me llama la atención y del que se recuerdan jugadas y goles, además jugaba mi ídolo de la infancia (por supuesto por su pasado verdiblanco), Rafael Gordillo un jugador maravilloso, de los que hoy valdrían 85 millones de euros.

    Sobre las remontadas, una persona del club que participaba en esas expediciones que tengo la suerte de tener entre mis amigos, me contaba que las derrotas tenían poco de futbolístico, en los 80 los jugadores ya empezaban a ser figuras muy reconocidas en el país y que socialmente empezaban a estar muy 'controlados', por lo que aprovechaban cada viaje al extranjero para soltarse la melena de forma memorable la noche antes de los partidos . Por este tipo de razones, entre otras, los jugadores del Madrid veían con buenos ojos entrenadores de perfil bajo que miraran para otro lado.

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  • Vilariño 2 enero, 2018

    @Hagen @Juan Plaza

    Yo creo que la selección española que más quiso parecerse a la Quinta (o aprovecharse de su impulso), fue la de la Euro 88. 8 de los 20 convocados son madridistas (Butragueño, Michel, Martín Vázquez, Sanchís, Camacho, Gordillo, Gallego y Buyo). Pero claro, faltaban piezas clave en el equipo (Bakero no era Hugo Sánchez, precisamente). Y el grupo era muy potente, con la anfitriona Alemania Occidental, Italia y Dinamarca. Un gran problema de la selección es que siempre le pidió a Butragueño que fuese el atacante número uno y goleador del equipo, cuando el Buitre estaba mucho más cómodo como segundo delantero, asistiendo y aprovechándose de los espacios generados por otro delantero. Siempre faltó ese "otro".

    En el 90, a pesar de ser el único torneo al que la Quinta (incluído Pardeza), acude en pleno, el equipo estaba muchísimo más influenciado por la manera del ver el fútbol de Luis Suárez, el seleccionador. Con su líbero "italiano", sus carrileros… Era, o pretendía ser, el equipo de Martín Vázquez. El madrileño hace un buen torneo (diría que es el mejor jugador de España), pero en mi opinión esa selección española va cortita de la calidad que se necesita para un torneo como el Mundial. El Buitre disputa un torneo abismal, Michel apenas tiene el chispazo de Corea… Luego hay buenos jugadores, apañados y ya.

    También hubo muchos conflictos internos y con la prensa, lo que no ayudó ni mucho menos.

    Efectivamente, como dice Juan, a la selección casi siempre le faltó ese "algo más" que el Madrid preQuinta sacaba para solucionar situaciones difíciles.

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  • Adrian Cervera 2 enero, 2018

    @Hagen

    La selección española del 90 era un equipo muy inconexo, tenía a la quinta del Buitre rodeada de jugadores bastante mediocres como Jimenez, Rafa Paz, Villarroya y dando mucho peso aun a centrales de los equipos vascos (Andrinúa o Gorriz) que casaban poco con el talento de los Sanchis, Martin Vazquez y compañía.
    Luis Suarez apostó por un 532 muy defensivo, donde los carrileros (los 3 mencionados al principio) eran jugadores sin ningún tipo de peso ofensivo, por lo que todo lo que pasó en ataque en aquella cita emanaba de las botas de Michel.

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  • Gravesen 4 enero, 2018

    José Luis

    Ojo porque 1985 como bien dices es uno de "esos momentos" que donde se cambió la historia del club.

    Y es que las sensaciones esos primeros cinco años eran…absolutamente terribles. Quizás las peores desde antes de la llegada de Di Stefano al club. No era solo que el Madrid apenas ganara títulos (una Copa del Rey en el 82 y nada más hasta aquel doblete UEFA-Copa de la Liga del 85), es que parecía que el día que tenía que ganar no sabía como hacerlo.

    No se puede tener en duda la competitividad de ese equipo, pero entre 1980-1984 llegó hasta prácticamente el último instante en 4 Ligas, 3 Copas, 1 Recopa, 1 Copa de Europa y 1 Supercopa de España. Y gana…1 Copa!

    En 1980-1981 llega vivo necesitando una derrota de la Real Sociedad para ganar la Liga, hace sus deberes pero la Real hace el empate en el 89!. Es el día de la celebración de Juanito en el Zorrilla de rodillas hasta que cambian el marcador cuando creían que había acabado el encuentro. Días despues perderían la final de la Champions contra el Liverpool en el 83 después de maniatar al mejor conjunto de Europa durante casi todo el encuentro. Tanto remar para morir ahí. En Copa se finiquita la desgracia cayendo 2-3 en cuartos contra el Sporting…en el Bernabeu. Por si fuera poco, el Castilla eliminado en la prorroga, frente al West Ham, en la Recopa. Nada.

    En 1981-1982 se logra la Copa del Rey frente al Sporting, un respiro y algo de agua fresca, pero de nuevo se lleva a la última jornada necesitando que la Real Sociedad perdiera para poder ganarla…y nada. Ni siquiera fueron capaces de ganar los blancos, que cayeron contra el Racing por 3-2. Para guinda en la Copa de la UEFA el equipo blanco había echo una competición muy seria hasta los cuartos, eliminando a Tatabányai, Carl Zeiss Jena y Rapid Wien. En cuartos en la ida frente al Kaiserslautern se gana 3-1. Maldito 3-1 porque el tanto visitante llegó en el ochenta y muchos. Y en la vuelta la goleada más dura hasta ese momento en competiciones europeas del Real Madrid. 5-0. Tres expulsados, un penalti fallado….

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  • Gravesen 4 enero, 2018

    La 1982-1983 ya es otra historia. Nunca vivió una temporada así el Madrid ni la volverá a vivir (espero). Pierde la Supercopa de España en la prórroga frente a la Real Sociedad con dos hombres menos, pierde la Liga en la última jornada en Valencia cuando solo necesitaba un empate y con sendos balones a los largueros en el proceso (ay metgod!), pierde la Recopa tras el famoso caño de Juanito en la prorroga…y aún así le da para tener la última ocasión en un tiro a balón parado que lame el poste. Pierde la final de Copa del Rey contra el Barcelona en la última jugada del partido en un remate imposible de la primera gran ley del ex (Marcos Alonso…). Pierde la final de Copa de la Liga en el Camp Nou tras igualar en la ida un 0-2 (Maradona y su golazo). Pierde. Pierde. Pierde. Siempre ahí, pero nunca ganando.

    Y la 1983-1984, donde ya aparece la Quinta, con el equipo volviendo a hacer un quiero y no puedo. De nuevo llega a la última jornada dependiendo de un pinchazo del rival (esta vez el Athletic) que no llega; cuando marcaron los leones a falta de 10 minutos para el final cuando el Madrid empezaba a verse campeón…Como curiosidad, el Bilbao Athletic sí pinchó la última jornada dando el título al Castilla. En Copa del Rey los penaltis en semifinales contra los mismos: Igualando la derrota de la ida con un jugador menos, llegando a la lotería con la opción de volver a medirse a Barcelona por la revancha en la final…y nada. En Copa de la UEFA y Copa de la Liga se cae pronto…pero con goles que eliminaron a los blancos en el 75 y 89. Siempre al final. Siempre en la orilla. No se podía. Hasta el Real Madrid Aficionados, invitado a la Copa de la Liga de Primera División como campeón de la edición de Tercera el año anterior, cayó frente al Sporting (recordemos, subcampeón Copero) tras empatar heroicamente en la ida.

    ¿Lo curioso? El equipo de 1984-1985 estaba fracasando hasta casi el final. Sin opciones en Liga desde muy temprano (aquella derrota por 3-2 en el Camp Nou con los locales jugando casi toda la segunda parte con un hombre menos, y ni un empate se pudo sacar), eliminados de manera más clara por el Bilbao en Copa, y "eliminados" casi a cada ronda de Copa de la Uefa (3-1 Rijeka, 3-0 Anderlech, 2-0 Inter) y Copa de la Liga (3-1 Sporting). El año que más lejos parecieron de los 5 en ganar un título. Escalofríos.

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  • Ferrán 5 enero, 2018

    Artículo muy interesante. Tngo que dar un tirón de orejas a Vilariño ya que el escrito contiene alguna que otra falta de ortografía muy…mejor no digo nada. También tengo que decir que algunas partes del texto están mal redactadas, con sus evidentes faltas de comas, escasez de "puntos y apartes", etc.

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