Atlético de Madrid y Real Madrid empataron a cero en el primer gran derbi acogido por el Metropolitano. No pudo decirse que fuese un resultado sorprendente; los problemas ofensivos de ambos rivales son acuciantes tanto a la hora de desequilibrar como a la hora de definir, y de todo ello quedó constancia a lo largo de los 90 minutos.
Los primeros estuvieron marcados por el emotivo arranque del conjunto de Simeone. Protegido e impulsado por una línea de cuatro medios compuesta por los enérgicos (de izquierda a derecha) Koke, Gabi, Thomas y Saúl, presentaron una presión adelantada para la que el Real, desprovisto de fluidez abajo y de velocidad arriba, no encontró respuesta. Especialmente destacable fue la labor de Saúl en la zona de Kroos, que se vio superado en cuanto a ritmo durante el envite entero y, con gran énfasis, en esa fase inicial.
Koke y Griezmann dejaron mucho a deber para el plan del Atlético.
La traba con la que se topó el Atlético para convertir el descontrol que había provocado en la construcción de los merengues en peligro contra la portería de Casilla derivó del momento de forma de Koke y Griezmann. Ellos eran quienes debían templar la excitación para dotarla de eficacia y productividad y ninguno pudo estar a la altura; a Koke se le notó la inactividad y Griezmann no participó. Sólo Correa comprendió la necesidad y propuso soluciones, pero a nivel técnico estuvo tan desacertado que no logró sumar casi nada.
El ingreso de Carrasco permitió a Modric entrar en juego.
El choque giró su signo cuando Isco y Benzema comenzaron a recibir la pelota a espaldas, sobre todo, de Thomas Partey -pivote derecho-. Su conexión fue de menos a más y terminó alimentando lo suficiente al malagueño en campo contrario como para que este pudiera pausar el ataque y dar tiempo a Marcelo y Carvajal para sumarse y constar en la pizarra del enfrentamiento. Sin embargo, aunque recibían en ventaja, esta se disipaba pronto: las coberturas del Atlético -que no arrancaban precisamente cerca de donde se producían las ayudas– rodeaban a los dos laterales mucho antes de que recibieran el apoyo próximo de alguno de sus compañeros. Y en ese marco, el tiempo se consumía sin que ni locales ni visitantes creasen una buena ocasión de gol por méritos propios.
La ventana se abrió para Zidane cuando Simeone rompió su estajanovista medular para dar ingreso a Carrasco, que era un plus ofensivo requerido pero que a su vez restó cohesión en defensa al Atlético de Madrid. Sobre todo, porque le partió más. Y ese fue el instante que aprovechó Modric para comparecer de verdad en el partido y dominar las transiciones, dando al Madrid la presencia en campo contrario y las situaciones de ventaja. Pero en ese escenario, Lucas -lateral izquierdo- en las ayudas al medio y Savic y Godín contra la capacidad rematadora de un gris Cristiano. A menudo, la velocidad de su esprint fue el parámetro vigilado para determinar en qué momento dejaría de ser un delantero diferencial. Sin embargo, la auténtica clave de su dominio residía en el desmarque al primer palo: siempre lo hacía y siempre se imponía. Ahora, siempre aguarda en el segundo. Es decir, para marcar, necesita dos fallos. Demasiado. Aunque no tanto como lo que el Real… le necesita a él.
Foto: PIERRE-PHILIPPE MARCOU/AFP/Getty Images
Lagarto 19 noviembre, 2017
Aunque suene a herejía, uno problema acuciante del RM reside rn la pura falta de nivel de sus piezas de ataque:
Hablar de declive en Ronaldo es riesgoso porque lleva dos años protagonizando auténticas resurrecciones, pero lo cierto es que cada vez le cuesta más tomar ritmo y cuando lo hace lo consigue desde roles más concretos. Y sin Cristiano el paradigma de Benzema se desmorona completamente. El francés simplemente no puede ser el 9 de un equipo de élite si no hay una referencia goleadora del nivel de auténticos bichos, ya que su fútbol carece de intención y es más prosa. Por último, Bale es que no ha podido tener constancia y así sumar, y planificar un sistema táctico en estas condiciones para un entrenados es muy complejo. A mí además, por más que en esta web se reconozca su fútbol (mucho más de lo que yo lo hago), no creo que tenga nivel para capitanear la nave de un equipo campeón de Champions.