«La tristeza es muy fuerte, por ser eliminados y porque Italia cuándo juega, une. Esta noche no ha sido así». Andrea Barzagli fue uno de los más profundos cuando quiso expresar lo que significa para Italia quedarse fuera de un Mundial de la manera en que lo hizo ayer en San Siro. Su rival, la Suecia de Jan Andersson, no tuvo que recurrir a ninguna proeza individual ni colectiva para resistir y lograr un billete a Rusia que había ganado en la ida, poniendo de manifiesto la inseguridad competitiva y la alarmante falta de ideas y recursos potenciados de la azzurra. Ya desde el inicio, Gian Piero Ventura ni siquiera mandó un mensaje ni quemó sus mejores naves. El problema siguió estando allí.
Ventura optó por Gabbiadini y Jorginho
Los cambios que preparó el seleccionador italiano para arreglar lo de Solna fueron dar a entrada a Jorginho por De Rossi y a Gabbiadini por Bellotti. Dos medidas introducidas en el mismo dibujo (3-5-2) que no tuvieron un efecto concreto en la respuesta defensiva escandinava. La relación entre ambos bloques no iba pues a diferir una vez los suecos aceptarían replegar; encontraron los mismos hombres en banda, en nombre y número, los mismos en mediocampo y dos puntas, uno de ellos siendo la única novedad táctica: Gabbiadini fue mucho más insistente en el apoyo y ejerció como aislado aunque interesante movimiento de todo el ataque posicional italiano.
Pero para el contexto no era suficiente. Italia necesitó un mensaje que nunca llegó, en el que nunca se creyó para solucionar un problema futbolístico que arrastra un componente social. Ventura no buscó mandar un mensaje en busca de la creatividad y el talento y atacó la meta de Olsen desde la mera insistencia, no desde una idea más elaborada. Sin confianza y con la presión del escenario, nadie pudo asumir el papel de creador, fuese desde una jugada concreta o desde un discurso y un ritmo de juego elevado que transmitiera credibilidad y sobre todo, fe. Suecia encontró un camino de silencios e inseguridades en cada pase de Parolo o Fiorenzi, con Candreva siempre frenado y sin aparecer por sorpresa, con el área asistida por centros a nadie.
Lorenzo Insigne no jugó un solo minuto
La lectura que podía hacer cada jugador italiano viendo las formas y el resultado de dicha propuesta se fue sumando a la urgencia del marcador, algo que no provocó en Ventura un plan de riesgo que atajara lo sucedido. Entendiendo que encajando se perdía toda opción y que la suma de jugadores ofensivos podría desordenar y partir a su equipo, Ventura movió muy poco todo, mantuvo siempre la defensa de tres, no llegó a dar entrada a Lorenzo Insigne, su jugador más escurridizo y sólo sumó remate sin haber creado antes una duda en el rival a través del juego.
Italia pone fin a 60 años de comparecencias en Copas del Mundo, ausente de la identidad que lo ha marcado siempre y sin el necesario mensaje que nunca llegó una vez el sistema generado durante la fase de clasificación y la poca activación de sus hombres más talentosos en esta repesca se mostraron incompetentes. Suecia mantuvo la calma en el momento en el que su rival se quedó sin plan para comprometerla. Barzagli, De Rossi y Buffon dicen adiós a la selección.
Foto: Claudio Villa/Getty Images
ojeador33 14 noviembre, 2017
Italia ha podido tener mejores o peores equipos a lo largo del tiempo, pero creo que es la primera vez que no le veo sacar adelante un partido de este tipo. Anoche esperaba ver ese gol en el 94 de corner injusto, con el codo y haciendo falta pero no ocurrió.
No tuve la oportunidad de ver el partido pero lo fui escuchando por la radio y, teniendo en cuenta que el partido de Italia de anoche se ha repetido infinidad de veces, me quedó la sensación de que Italia ha perdido mucho más que talento en esta última década.