No hace tanto que México contemplaba su futuro con una gran emoción. Y la consecución del título mundial en categoría sub-17 en 2005 terminó de disparar del todo las expectativas por varias razones. La primera, la más contextual, es la condición del propio aficionado mexicano, que necesita muy poco para creer el Tri va a «ganarlo todo». La segunda, la más evidente, era la reunión de talentos que concentraba aquel equipo. No sólo en calidad, también de cantidad. Héctor Moreno, Efraín Juárez, César Villaluz y, por supuesto, Carlos Vela o Gio dos Santos… Había mucho jugador con características muy especiales. Y, por último, la tercera razón, la más esperanzadora, el hecho de que sus grandes estrellas pronto pasarían a formar parte de los mejores equipos de Europa.
Éste último punto siempre ha sido muy conflictivo. El futbolista mexicano no es como el argentino o el brasileño; tienen diferentes motivaciones, ambiciones y expectativas, lo que les lleva a tomar caminos diferentes desde que son muy jóvenes. Esto, además de otras cuestiones que van desde la captación del talento hasta el desarrollo del mismo, han ido mermando la competitividad de un fútbol que por cantidad, pasión y tradición debería estar, como mínimo, un escalón más arriba. Pero el caso es que esta hornada de 2005 parecía diferente. Tenían más calidad física, habían crecido en un entorno más profesionalizado y, además, contaban con la fortuna de que su compatriota más famoso, Rafa Márquez, les estaba allanando el camino en uno de los mejores equipos del momento.
Y el cambio, poco a poco, se notó como se puede percibir a través de las convocatorias mundialistas de la selección mexicana:
Mundial de Francia 1998: 1 mexicano en Europa
Mundial de Corea y Japón 2002: 4 mexicanos en Europa
Mundial de Alemania 2006: 3 mexicanos en Europa
Mundial de Sudáfrica 2010: 9 mexicanos en Europa
Mundial de Brasil 2014: 8 mexicanos en Europa
Sin embargo, esta evolución general, que aún tiene mucho que solucionar, se ha visto frenada con una circunstancia confirmada este verano: en año de Mundial, tres de los grandes talentos de México, que por edad debían llegar a esta Copa en plenitud, no jugarán en Europa ni tampoco en México, jugarán en la MLS.
Gio dos Santos se fue con 26 años, Jonathan ha acompañado a su hermano con 27 y Vela hará lo propio en invierno, con todavía 28 años. Un paso muy particular, pero en realidad no sorprendente, para tres carreras que tuvieron muchos puntos en común. Sobre todo en el caso de Gio y Vela. Porque ya no es cuestión de lo pronto que irrumpieron en la élite y lo mucho que les costó encontrar un contexto en el que sentirse cómodos, sino que sobre todo está el hecho de cómo llegaron a demostrar gran parte de su talento, sobre todo en el caso de Vela, sin que esto luego tuviera demasiada continuidad. Es decir, el fútbol lo tenían. Quizás no tanto como se esperaba. Pero sí el suficiente como para ser jugadores que, llegado el momento, pudiesen abanderar con argumentos la misión del «quinto partido» con México. Y, de momento, no lo han hecho.
Como tampoco les han podido dar el relevo los integrantes de la México Sub-17 que en 2011 volvió a ganar el Mundial. Y como tampoco les han podido acompañar del todo futbolistas que aun asentándose en Europa parece que todavía quedan a deber, caso de Héctor Herrera, Diego Reyes o, incluso, el Chicharito Hernández. Es evidente que hay algo que falla en el proceso. Mucho del talento que produce México no puede dar el salto a la élite, después les cuesta mucho llegar a Europa y, cuando lo hacen, incluso cuando destacan, no llegan a consolidarse como jugadores importantes.
Foto: JAIME RAZURI/AFP/Getty Images
Felipe 25 agosto, 2017
Tema interesantisimo, el cual he podido observar de cerca por mucho tiempo, ya que soy español criado en California, EUA.
Yendonos estrictamemte a tema selección, yo creo que sobre Mexico el contexto cultural ha pesado mucho y puede que sea hasta contraproducente. Lo que he podido observar es que el mexicano es muy de lo suyo, muy nacionalista, incluso chovinista. Para ellos, lo suyo de primero, con razón o sin ella. Con esto me refiero a que conozco muchos que siguen convencidos que Chicharito es mejor que Benzemá, que el América podía ganarle al Madrid, e incluso que Mexico tiene calidad para ganar un Mundial.
Todo esto crea a cada seleccionador que dirige a su seleccion una presión bastante insoportable desde que llega, en este caso como Osorio es extranjero aun mas. Como se le exige resultados desde el primer día, no tiene tiempo nunca para establecer un proyecto a largo plazo y no permite al equipo crecer a partir de una idea.
Lo que pasa es que para la afición mexicana los jugadores si tienen calidad élite, lo que provoca que las expectativas se pongan muchas veces muy por encima de la realidad. Al haber poco realismo y poca autocritica, esto impide que se senten bases para que esa calidad futbolistica suba de nivel y en efecto, pueda competir contra la élite mundial.
Pero es que el contexto no lo permite, quieren resultados inmediatos aunque la logica dicte lo contrario. Y Osorio ya se dio cuenta de esto, y lo expresó de hecho con sus declaraciones: " Aquí en México le exigen a la selección como si alguna vez hubiera ganado algo, un titulo mundial".
Yo soy de los que considero a Juan Carlos un tecnico excelente, pero creo que el contexto de aficion, cultura y prensa, se lo ha comido