Tras derrotar con claridad al Dinamo de Bucarest de Cosmin Contra, el Athletic Club está un paso más cerca de jugar la Europa League e Iker Muniain de ser el próximo líder del equipo. Ya lo contábamos a mitad de la temporada pasada: a sus 24 primaveras el futbolista navarro está viviendo su segunda gran explosión en el fútbol. De forma más silenciosa y menos exuberante que en aquel maravilloso año con Marcelo Bielsa, pero en esta ocasión se está produciendo en un momento incluso más importante para el devenir del club bilbaíno. Porque a la marcha de Valverde, padre de esta brillante etapa, se le va a sumar más tarde o más temprano la caída de la figura que lo explicó absolutamente t-o-d-o en estos últimos años.
Digamos que el suyo fue un matrimonio de conveniencia. Hubo amor, mucho amor, pero sobre todo hubo pragmatismo. Aritz Aduriz era el futbolista que podía elevar el listón competitivo del Athletic, el que podía permitir al Athletic seguir llamando a las puertas de los títulos, pero para ello iba a necesitar que el equipo estuviese creado por y para él. Y eso es lo que hizo Ernesto Valverde. Cada decisión que tomó fue enfocada a potenciarle. A aprovecharle. A utilizarle. La presión alta, el uso de las bandas, el sentido de Beñat, la posición de Raúl García… Todo iba en la misma línea. Y como ésta, además, iba en plena consonancia con la esencia histórica del Athletic Club, ambos fueron felices y se comieron una Supercopa de España.
Ante el Dinamo de Bucarest, el Athletic gustó con balón.
El cambio en el banquillo es, por tanto, también una oportunidad para revaluar el camino que debe seguir el Athletic. Si el «Kuko» Ziganda cree que en Aritz Aduriz aún se encuentran todas las respuestas, seguirá realizando unas preguntas bastantes parecidas a las que Valverde vino utilizando con el resto. Pero si no es así, si no está tan seguro, el paradigma cambiará. Y seguro que Aduriz sigue siendo importante en el que sea, a día de hoy no cabe otra opción visto lo visto, pero una cosa es ser la guinda y otra el pastel.
Vesga fijando, Beñat con libertad y Muniain con continuidad.
Y aunque basta decir que estamos a 4 de agosto y que no todavía no hay lugar para ningún tipo de conclusión, lo cierto es que el partido de ayer se pareció bastante a lo que puede ser el futuro equipo de Iker Muniain. Jugando con muchísimo ritmo y de manera muy vertical, pero casi siempre por bajo, sobre todo a partir de los movimientos de Beñat alrededor de Mikel Vesga, cada vez que el Athletic conectaba con Iker la jugada cambiaba. Primero por dentro, luego mediapunteando, Muniain lleva meses demostrando una gran capacidad para habilitarse con espacios y, a partir desde ahí, rajar constantemente al equipo rival. Igual es un tema visual, pero da la sensación de que está más rápido, ágil y potente. Lo que sí se puede asegurar es que su importancia e impacto en el Athletic no para de crecer. A la espera de la decisión de Ziganda, del nivel de Aduriz y, por supuesto, del regreso de Iñaki Williams (de quien Kuko ha hablado en clave delantero, como en su Bilbao Athletic), Muniain ya ha comenzado a gritar que él está preparado. Que ya está listo.
Soprano_23 4 agosto, 2017
Qué de ver a Iker Muniaín este año. Tiene pinta de romperla muy fuerte. Quizás nunca sea lo que pareció que llegaría a ser cuando con Bielsa era uno de los 3 mejores del partido ante el Barcelona de Pep o el ManU de Ferguson, pero eso no debería impedirnos disfrutar de lo que puede ser y juzgarlo como tal y no en base a su distanciamiento con lo que pudo ser.
Eso sí, me gustaría verlo por dentro. Aunque pueda chocar un poco con la coetaneidad con Aduriz y Raúl García.