El jugador más imprevisible y mágico de esta era ha tomado una decisión de peso que condicionará su carrera para siempre. El riesgo resulta ostensible porque abandonar un club como el Barça implica casi siempre una pérdida de foco mediático y de potencial competitivo, pero debido a las circunstancias especiales que definen este momento, la realidad es que a Neymar JR se le presentan 12 meses que constituyen un reto enorme, precioso y alcanzable para él. Compartir días con Leo Messi y Cristiano Ronaldo ha generado un contexto donde parece muy difícil convertirse en una Leyenda. Fichando por el Paris Saint-Germain, el brasileño ha construido un salvoconducto que le deja en disposición de conseguirlo. El único problema, que se juega casi todo en apenas un año natural. Neymar JR tiene 365 días, y quizá sólo 365 días, para ascender al Olimpo que no ha pisado casi nadie. La cuenta empieza ya.
Lo primero que cabe señalar radica en que el nuevo «10» parisino va a erigirse, a ojos de la mayoría, como el futbolista más divertido del continente. Tanto en el Santos FC, como en el FC Barcelona como en la selección brasileña, el chico ha hecho gala de una distinción que le desmarca del resto: nadie posee su imaginación y nadie la emplea como él. Neymar JR nunca repite la misma jugada, a cada desafío encuentra un remedio diferente, siempre lúdico y siempre apoyado en una superioridad física y técnica sobre sus pares que le permite ser un niño travieso en un mundo de hombres fornidos y reinar como un sabio anciano. Ahora, teniendo a su merced una libertad de acción que, con Messi, nunca pudo disfrutar, gozando de un sistema de juego que, como el de la Canarinha, pondrá cada virtud colectiva a su servicio y compitiendo en una liga, la francesa, donde su equipo va a ostentar una supremacía aplastante con respecto a sus adversarios, es prácticamente una garantía que los espectáculos que va a regalar este genio van a ser de auténtico órdago. Concibiendo el fútbol como un arte en lugar de como un deporte, lo de Neymar JR en París va a ser algo pocas veces visto en el balompié de la vieja Europa.
Anímica y competitivamente, Neymar JR es el perfil de estrella que necesitaba imperiosamente este club.
Pero la élite es cruel y no se va a conformar con un concierto de fuegos artificiales. A Neymar JR se le exigirá ganar la Champions League para considerarle triunfador y, como poco, eliminar en un cruce al FC Barcelona o el Real Madrid de cara a aprobar su desempeño. Como se atisbó la campaña pasada, el Paris Saint-Germain se halla a siglos luz de atesorar la madurez y la consistencia que se precisan para dichos objetivos; no existe episodio más desacreditador en la Copa de Europa moderna que el 6-1 sufrido en el Camp Nou, sobre todo por aquella sensación de que habría recibido un castigo semejante contra cualquier gigante del torneo. Fue como si no sintiera el legítimo derecho de eliminar a uno de la aristocracia. Y ese sentimiento se destaca como el defecto máximo a erradicar por Neymar JR. Siendo francos, pocos candidatos como él para semejante empresa. El brasileño, sobre un campo de juego, es perseverancia absoluta, optimismo contagioso e incluso fe de la más mágica. No en vano, en aquel famoso partido del 6-1, el Barça tampoco estuvo a la altura de la situación. Fue él, y sólo él, quien le hizo estarlo. Si de presentarse a una entrevista de trabajo se tratase, nadie podría poner en su currículo una experiencia más ajustada que la citada de cara a contrastar que puede rescatar, o redefinir, el orgullo del Paris Saint-Germain.
Su relación con Unai Emery será uno de los obstáculos principales para que Neymar triunfe como desea.
Y en términos de juego, ¿qué? A este respecto, la duda principal recae sobre el estilo y las prioridades tácticas del entrenador Unai Emery. De haber fichado Neymar durante el periplo de Laurent Blanc, hay que reconocer que cabría ser aún más optimista. El vasco ha manifestado versatilidad a lo largo de su carrera pero no cabe ocultar que su llegada al banquillo del París Saint-Germain derivó en una enorme pérdida de calidad en muchas áreas del sistema parisino: salida de balón, control de juego, creatividad en tres cuartos, etc. No por nada se claudicó incluso en la Ligue 1 cediendo el campeonato al AS Monaco de Radamel Falcao y Kylian Mbappé. Y aunque de la mano de Neymar JR se puede desarrollar un modelo de juego basado en las transiciones que intimide a la Champions League desde el primero al último de sus miembros, lo que determinará las verdaderas posibilidades de este equipo en clave título será la categoría de su ataque posicional. Dicho de otra forma, la manera en la que Unai Emery emplee a Dani Alves, Marco Verratti y Ángel Di María para abonar el terreno a la determinación de Neymar JR.
La consagración de Marco Verratti en la Copa de Europa sería la mejor prueba del éxito de Neymar JR.
La evolución de la Champions en las últimas temporadas ha evidenciado que hay rutinas que funcionan mucho mejor que otras. Dotar a la pelota de múltiples caracteres parece un requisito indispensable para opositar a meterse entre los mejores. No basta propinarle un sentido estrictamente ofensivo; también se debe aprender a defender y a controlar los tempos a partir de una buena circulación. Entre otras cosas, porque para los sistemas defensivos del oponente se simplifican bastante -o demasiado- las tareas y dificultades cuando la traslación del balón de abajo a arriba recae, por sistema, en las conducciones individuales de uno de los futbolistas. Neymar necesita no serlo todo para poder brillar como ninguno. Que entre Unai Emery y el propio brasileño ayuden a Marco Verratti a colarse en el escalón que hoy ocupan Luka Modric y Toni Kroos sería la noticia más esperanzadora posible para las perspectivas parisinas. Ello desembocaría en que Neymar JR atacaría a Semedo y Piqué, Vrsaljko y Savic, Valencia y Lindelof o Carvajal y Varane empezando sus jugadas en el pico del área. Así sería como el «10» de la capital de Francia podría consolidar su dominio en los encuentros más exigentes de la Copa de Europa.
A ningún futbolero se le escapa que el epílogo de la temporada 2017/18 será el Mundial que recogerá Rusia. A este, Neymar JR viajará como el líder de una de las selecciones más preparadas para competir que se vislumbran ahora mismo. Qué ocurra entonces determinará en enorme grado el legado que este chico deje en el deporte rey. Para potenciar sus posibilidades, deberá concretar el reto de convertir al Paris Saint-Germain en uno de los grandes del continente. Y dudas sobre Emery y su compatibilidad a un lado, lo tiene todo para lograrlo. Todo menos una segunda oportunidad. Porque será él mismo quien encontrará muchísimos obstáculos para auto-concedérsela si, dentro de 365 días, no es un jugador feliz.
Foto: PHILIPPE LOPEZ/AFP/Getty Images
Carlos 7 agosto, 2017
Interesante perspectiva, aunque discrepo del fondo final. Al final creo que para todos los que seguimos este deporte es obvio que un jugador, un año, no son suficientes para que un equipo que no era un favorito para la Copa de Europa pase a serlo. En caso de no conseguirlo Ney seguirá en el PSG, quizá incluso más consciente de la dificultal del reto que acomete. De hecho, es que es un jugador que puede que ni siquiera haya entrado en el prime de su carrera.
Para mí la importancia del fichaje es el cambio de paradigma en cuanto a la dirección de los jugadores en un cambio de equipo. ¿Hace cuánto que uno de los conjuntos del escalón superior no perdía a una estrella, que no tenía problemas en el vestuario (más bien lo contrario) ni nada por el estilo, en favor de un equipo de menor nivel? A mi no se me ocurre ningún caso de este estilo, y da para reflexionar.
Por cierto, ¿véis posible un 4-2-3-1 con Draxler-Ney-Di María en la media punta?