Liberado -aunque de la forma más dolorosa posible- de la carga que suponía el sueño de la Europa League, el RC Celta recuperó su versión más genuina en el decisivo partido para el desenlace de La Liga que le midió en Balaídos al Real Madrid. Los celestes volvieron a exhibir la fe en la presión, el carácter ofensivo y el atrevimiento futbolístico de sus mejores fases, todo regado por esa intensidad que desapareció al surgir la dificultad, no del todo bien resuelta, de intentar compaginar las tres competiciones. ¿El problema? Que el retorno de su verdadero rostro coincidió con uno de los poquísimos días en los que, para los de Berizzo, ser sí mismos es un problema.
Este Celta de Berizzo es un rival incómodo para cualquiera que ose visitar Vigo. Por su enérgico estilo de juego, impide a los equipos más jerárquicos aplicar el suyo propio, pues implantan de manera casi insalvable un ritmo que te envuelve y te atrapa. Para mal y, eso sí, para bien. La propuesta celeste no sólo se basa en asumir riesgos con el balón, sino de que, de manera consecuente, también los asume sin él, animando -o exigiendo- al oponente que ataque con rapidez para aprovechar las concesiones. Ante esto, el técnico que goza de Kroos, Modric e Isco debía elegir entre buscar negarle su plan al Celta o aceptarlo y sacar tajada, y a pesar de poner sobre el campo a Toni, Luka y Alarcón, se decantó por lo segundo. Quizá hace tres meses habría sido una mala idea, pero con Cristiano Ronaldo en su forma actual, parecía, cuanto menos, algo coherente.
Daniel Wass, desde atrás, generó no pocos conflictos al Madrid.
Dicho esto, el Madrid no completó una actuación idílica. Aunque la capacidad de castigo de Ronaldo hacía que, en un encuentro tan abierto, lo más probable, con diferencia, fuese la victoria merengue, los de Zidane no defendieron al nivel ideal. Aspas, desde la derecha, y en especial Wass incorporándose desde la posición de pivote derecho aprovecharon con desmarques agresivos que Casemiro y cía pretendían encimar demasiado, que protegían demasiado poco los espacios, logrando intervalos, como el último del primer tiempo, donde los celestes atacaron con mucha frecuencia. Dicha estrategia defensiva permitió al Madrid negarle al Celta su pausa o, lo que es lo mismo, anular la influencia de Jozabed en la mediapunta, lo cual se tradujo en una pérdida de claridad que seguro que constó en la poca precisión celeste en el último pase y en la definición, pero Wass fue un factor verdaderamente incontrolado que comprometió en exceso su estabilidad. Más si cabe considerando que Varane y Sergio Ramos se alejaron bastante de sus rendimientos más fiables.
Cristiano Ronaldo marcó la diferencia con sus definiciones.
Sí mostró el nuevo líder las ideas más claras a la hora de atacar. Durante la primera parte, pareció que le faltaba otro delantero para terminar de capitalizar los peajes que Berizzo estaba pagando para que el Celta fuese el Celta -en general, el Madrid del 4-3-3 sigue siendo más equilibrado y completo que el del 4-3-1-2-, pero incluso durante la misma, la administración táctica del Madrid con el balón fue muy inteligente. Ronaldo y Benzema mostraron una movilidad que abría pasillos interiores para el que se quedaba en el centro y para las sumas al frente ofensivo de Kroos, Modric e Isco, cuyos movimientos ultra verticales reflejaban que Zidane no les había pedido, ni de cerca, que intentaran templar. Modric, atinadísimo en los giros, las conducciones y los cambios de ritmo, fue quien más brilló de los tres, en parte por ser también el de mejores condiciones para ese tipo de juego. No obstante, los tres anduvieron al servicio de la misma idea y protagonizaron jugadas decisivas que permitieron al jefazo, Cristiano Ronaldo, dar la razón a su entrenador con respecto a cómo había visto y planteado el penúltimo obstáculo en su carrera por el título de Liga. Ya sólo le resta uno, La Rosaleda.
Foto: MIGUEL RIOPA/AFP/Getty Images
pablortega 18 mayo, 2017
La frescura física de este madrid de zizou faltando 2 partidos y habiendo jugado mundial de clubes, es para mi no solo algo nunca visto, sino que pienso difícilmente se vuelva a repetir con tas buenos resultados. Ver al Cr7 de enero en mayo es uno de los mayores méritos de este grupo de entrenadores. Para más, el luso lo sabe y se divierte.
No es casualidad que un jugador que se podrá definir de mil maneras pero nunca como un velocista como lo es Isco, lance contragolpes donde gane por pique a defensas que ni logran tumbarlo. Esos son piernas frescas contra cansadas.. A eso lo sumamos la magia que tiene este chico, y el resultado es lo que vemos.
También comentar el gran nivel de Navas en estos últimos partidos, una de las mejores noticias para Cardiff. Hoy tiene una parada en un momento clave, similar a las del fin de semana contra el sevilla.
Saludos