Hace ya varios meses que Sergio León pasó de comportarse como un digno delantero de Primera División, lo cual era el primer paso para un chico de 27 años sin experiencia en la categoría, para pasar a hacerlo como uno de esos futbolistas a los que se les vislumbra un potencial mayor. No es una cuestión de imaginarlo en un Celta, un Villarreal o incluso en un Sevilla, sino de simplemente observar lo que hace e intenta en Osasuna. Porque basta con verle un rato para comprender que, más allá de lo que le haya podido ocurrir hasta ahora, lo que esté por suceder ya vuelve a estar en su mano.
Porque cuando hablamos de Sergio León no nos estamos refiriendo a simplemente un delantero con gol, sino que en realidad se trata de un muy buen futbolista capaz de encontrar el camino del gol de muchas maneras distintas. Y parece lo mismo, pero no lo es. Porque lo que mejor define al cordobés es su autosuficiencia, a la cual llega a partir de un amplio abanicos de recursos que le han permitido generar ocasiones en cada partido que ha jugado con Osasuna. Y esto merece su reflexión. Porque ahora que el equipo navarro está jugando mejor de la mano de Vasiljevic, ahora que los carrileros están desbordando y los mediapuntas conectando, sumar siendo la punta de lanza rojilla es meritorio pero no ilógico. Pero cuando Osasuna no cruzaba la línea divisoria más que un par de veces por mitad, involucraba a muy pocos jugadores en ataque y no mostraba ningún tipo de talento asociativo, producir algo positivo era un milagro. Y Sergio León lo conseguía con cristiana frecuencia.
Sergio León ha rendido tanto en soledad como acompañado.
El 9 de Osasuna va bien al espacio, demostrando inteligencia en sus rupturas y potencia en sus desmarques. Pero también produce jugando de espaldas. No es demasiado alto, pero sí fuerte y hábil. Por eso, cuando pone su cuerpo entre el balón y el central, llega a ser capaz de dominar a centrales de la talla -y el tallaje- de Raphael Varane. Además, todos estos movimientos, sean para acercarse a sus compañeros o para hacer lo propio con el portero rival, están aderezados con una técnica muy eficaz que le permite que tocar varias veces el balón no sea un problema, sino una oportunidad.
Y queda la guinda del pastel: el disparo. En el último toque Sergio León es más que un muy buen delantero. Chuta con potencia, tiene intuición para los centros laterales, sabe moverse muy bien en el área y, por si esto fuera poco, no necesita ni espacio ni tiempo para sacarse uno de esos disparos secos que ya han amenazado a los tres primeros clasificados de La Liga. Aunque sólo fuera por esta habilidad tan natural, Sergio León ya sería uno de los delanteros de La Liga. Pero es que además en Osasuna está demostrando ser capaz de hacer que conste en cada partido. Y eso ya es otro nivel.
botaenemigo 18 febrero, 2017
El otro día cuando hizo el partido con el Madrid me sorprendió que tuviera 27 años …pero luego te acuerdas de Vardy y tantos otros que les ha costado llegar…y al final es lo normal lo mejor de un futbolista suele empezar a esa edad,