El Borussia Dortmund se encuentra a 14 puntos del Bayern Munich y aún así parece que los bávaros van a tener rival por el título liguero. Esta vez, el contendiente y candidato a la Bundesliga junto al equipo de Ancelotti es el RB Leipzig, un proyecto caracterizado por su particular génesis, sus significativas vigas maestras y su fugaz ascenso a la élite. En mezclar todo ese origen con lo que más caracteriza a todo equipo de la Bundesliga reside todo su éxito, el que le ha situado líder en solitario en algún momento concreto de la temporada y que hoy le ve como perseguidor inmediato, a una victoria, de la histórica máquina con sede en el Allianz.
Sin preámbulo, si algo caracteriza el fútbol del RB Leipzig es que es un equipo hecho a imagen y semejanza de la Bundesliga alemana. Independientemente del músculo financiero y de las posibilidades que tiene para invertir en jóvenes promesas, que un equipo recién ascendido no haya pasado apuros para adaptarse a la competición tiene relación con el ritmo adquirido, que lo ha convertido en el conjunto que mejor representa la transición defensa-ataque en la competición germana, una distinción que en los últimos años ha definido el estilo de una corriente estilística de reciente arraigo. Puede que todo lo que significa a nivel de club así lo sea, pero en el césped, la obra de Rangnick, hoy comandada por Ralph Hasenhüttl, no es un suceso contracultural.
La versatilidad defensiva, rasgo característico de Hasenhüttl
Yendo de lo colectivo a lo individual, el RB Leipzig acumula 18 jornadas mostrando una solidez defensiva que marca el inicio de su brillante rendimiento. Desde la defensa hacia el ataque, Hasenhüttl maneja todos los registros defensivos posibles, desde la presión alta con las líneas juntas, el bloque medio que muerde cuando los mediocampistas rivales brillan sobre el resto, hasta un repliegue bajo que tampoco le niega la posibilidad de marcar un gol. Desde la reacción, con robo adelantado o atrasado, el RB Leipzig ha consolidado una propuesta que tiene en su capacidad para montar un contragolpe o un ataque a pocos toques cerca del área su rasgo más demoledor. Cuando lanza una contra, sus posibilidades de llegar al área en ventaja son altísimas.
Por definir lo que hace y quién lo hace en dichas transiciones, Hasenhüttl forma un 4-2-2-2 que se coloca en dos líneas de cuatro en fase defensiva, que tiene a Keita y Demme en el mediocentro y que descuelga a un cuarteto atacante con roles muy definidos. En línea de mediapuntas, desde la izquierda hacia el centro, Emil Forsberg pone la conducción y el pase; el hombre que inicia o enlaza la contra, dotando de calidad a todo lo que hace su equipo en campo contrario, con o sin espacios. En banda contraria, aprovechando la atracción que genera el sueco y que liberan los puntas, galopa Sabitzer, un velocísimo volante que se harta de esprintar para sumarse al espacio vacío que los delanteros han provocado con sus movimientos.
El contragolpe define a Werner, Sabitzer y Fosberg
Del juego más directo y el toque de espaldas se encarga Yussuf Poulsen, mientras la profundidad y el motor en el último tercio recae en uno de los grandes nombres de lo que va de campeonato, el escurridizo, velocísimo y móvil Timo Werner, preciso en el desmarque y muy dañino sosteniendo carreras de 30 o 40 metros. Cada uno en su papel, la contra del Leipzig rebosa naturalidad y rapidez de la veraz, la que marca diferencias en contextos europeos. Con la versatilidad defensiva que maneja, y a falta de consagrarse en la élite mediante mayor calidad defensiva individual, la posición que ocupa el RB Leipzig es completamente consecuente.
Ocupando ahora un estatus de candidato y descrita su principal virtud -velocidad al espacio-, los rivales ya van ajustando sus planteamientos en consonancia. Colocan más hombres cerrando en el balance, agrupan filas, ceden la iniciativa y esperan su momento. El Leipzig, que suma un perfecto 50% de posesión en el campeonato, se las ingenia para escapar de un posible atasco mediante su capacidad competitiva para reformularse con la pelota, siendo directo en sus acciones, cargando el área una vez llega a la banda y recuperando con un doble pivote de enorme trabajo. Sólo así, siendo tan completo, puede explicarse que comience la segunda vuelta mordiendo el cogote de un candidato a ganar la Copa de Europa.
Foto: Boris Streubel/Bongarts/Getty Images
Pedro Lampert 31 enero, 2017
"Colocan más hombres cerrando en el balance, agrupan filas, ceden la iniciativa y esperan su momento". A ver, sí, es verdad. Pero también sumaría una dosis considerable de versatilidad ofensiva al Leipzig. Está claro que lo que tienen de TOP en ataque son las transiciones, pero no creo que sea solo esto.
Vienen de tener un 60% de posesión contra el Hoffenheim, que es uno de los tres equipos que más busca tener el balón el la Bundesliga (junto al Bayern y Dortmund, vaya). Lo que quiero decir es que tienen argumentos y mecanismos para dominar la posesión y atacar en posicional, especialmente si está Forsberg y Keita juega al lado de Demme. Su promedio de 50% de posesión por partido está muy relacionado con la cantidad de veces que se ha puesto en ventaja en el marcador temprano, esto seguro.
En lo individual, la temporada de Forsberg es una grata sorpresa para mí. Me gustaba muchísimo, pero venía de jugar una Eurocopa terrible. Y es muy bueno ver Werner al nivel actual, especialmente después de no terminar de arrancar en el Stuttgart. En los desconocidos, ojo al trabajo de Diego Demme, que promedia 66.6 pases por partido. Por último, la lesión de Lukas Klostermann ha sido terrible para el equipo (juega cojo sin lateral derecho) y para Alemania (seguramente no han tenido un proyecto de lateral tan prometedor en la década).