Un jugador con las condiciones físicas y futbolísticas de Saúl Ñíguez siempre va a ser útil para cualquier tipo de técnico, planteamiento o contexto táctico, pero ahora mismo, en el nuevo Atlético de Madrid, lo está siendo en un grado tan pequeño que hasta parece que está siendo un problema. Que está siendo la pieza que todavía no ha logrado encajar el Cholo, cuando en realidad la gran virtud de Saúl es adaptarse a cualquier situación sin exigir a nadie nada a cambio.
El caso es que Saúl, que está jugando en banda derecha, parecía tener una misión táctica muy evidente una vez Diego Pablo Simeone apuesta por el 4-4-2 y Antoine Griezmann reclama la propiedad del equipo: compensar los movimientos del francés, sobre todo de cara a portería. En cierta manera, la idea no dejaba de ser similar en el fondo, aunque diferente en la forma, a lo que viene haciendo Ivan Rakitic en el Barcelona para con Messi. Al jugar Antoine cada vez más entre líneas y al final ocupar el 75% del ancho del campo, abandonando por tanto su posición en la frontal, el Atlético corría el peligro de perder una referencia arriba, lo cual a su vez facilitaría la defensa sobre el capitán general colchonero. Y Simeone no quiere eso, sino que busca que el campo sea largo y ancho, para lo cual no está reservando ninguna pieza ni tomando precauciones extra.
Con Correa ha salido mucho mejor que con Saúl Ñíguez.
Sea como fuere, cuando el elegido para ocupar el costado de Griezmann ha sido Nico Gaitán o Ángel Correa, dos futbolistas diferentes entre sí pero que tienen en común que son todavía más diferentes al volante ilicitano, al Atlético de Madrid no le ha faltado en ningún momento fluidez ni continuidad con balón. Quizás el reparto espacial con el joven Correa podía ser un poco conflictivo, porque pisa demasiado la zona favorita de Griezmann, pero en cuanto a impacto colectivo se refiere, el conjunto colchonero practicó su mejor fútbol a todos los niveles. Los partidos ante Granada (con Correa), ante el Sporting (con Gaitán) o la segunda parte frente al Valencia (con Carrasco entrando por Saúl), son el mejor ejemplo de ello. Sin embargo, cuando el titular ha sido Saúl Ñíguez, el sistema del Atlético ha sufrido un pequeño cortocircuito.
Más allá de lo táctico, no es el mejor momento de Saúl.
Todavía es demasiado pronto para ahondar en los porqués, pero el hecho es que la naturalidad con la que el equipo rojiblanco mueve el balón, encontrando además potenciales situaciones de peligro en todos los carriles, no ha coincidido todavía con la presencia de Saúl en el campo. Quizás sea por el bajo momento de forma del canterano, el cual además está agravando la debilidad defensiva del Atleti por el sector derecho, que si no se está notando tanto es por el nivel de Stefan Savic. O quizás sea porque en el «playbook» de Simeone ahora mismo no esté integrada la presencia de un futbolista que, si bien cumple en todo, en lo que menos destaca ahora mismo es en lo que el resto está brillando (velocidad con pelota, juego entre líneas, movimientos por delante de balón…).
Nada demasiado grave ni por supuesto insalvable por la calidad de técnico y jugador, pero ahora mismo la presencia de Saúl plantea más preguntas que respuestas. Y esto representa una novedad para un Simeone que siempre que entiende que hay que ir a la guerra (Mestalla, Camp Nou o Anoeta, y seguramente también ante el Real Madrid) cuenta con Saúl como uno de sus más ciertos escuderos.
Foto: JOSE JORDAN/AFP/Getty Images
Andrés 11 noviembre, 2016
Creo que sobre todo, influye el hecho de que está bajito de forma aun.Yo creo que Saúl tiene carenciad tecnicas respecto a los otros, pero es algo que debería notarse menos en esa posición,precisamente por el rol que tiene
P.D.:En todo casi si lo que penaliza a Saúl es la velocidad con el balón, no está o debería penalizar esto mucho más a Gabi en esta nueva idea, para mi de mediocentro, puede restar mucho