El fútbol moderno guarda sus propias particularidades y una de las mayores, sin duda, reside en el excesivo número de partidos que se disputan. Los entrenadores se han visto obligados a aprender a convivir con ello y a encontrar oportunidades o ventajas en cualquier tipo de compromiso, y una de las prácticas que más se están estilando hoy entre los grandes consiste en que el técnico sea capaz de identificar aquellos encuentros que su equipo va a ganar sí o también y aprovecharlos para gestionar su plantilla y su vestuario en detrimento de intentar reproducir el mejor fútbol posible. Anoche, Zidane confesó desde el anuncio del once titular que sus tiros irían por ahí.
Contra el Legia de Varsovia, Zidane puso a Toni Kroos como pivote, James Rodríguez de interior derecho y Marco Asensio de interior izquierdo -aunque se intercambiaron de perfil con frecuencia-. Siendo tanto el crack colombiano como el joven español hombres de un estigma muy ofensivo y sin el conocimiento posicional propio de un centrocampista puro, la transición ataque-defensa parecía condenada de antemano a ser el colador que resultó, pero el Madrid contaba con su exageradamente superior calidad individual y casi que también que una goleada a favor dentro de ese choque de estilo caótico que su técnico iba a aceptar. En términos tácticos o de construcción del sistema, no hubo nada que rescatar, todo fue deficiente, pero en el fútbol hay más cosas. La más importante, los futbolistas.
La primera buena noticia la encarnó Marco Asensio, que si bien sin balón fue un problema pese a su encomiable esfuerzo, con la pelota se comió el partido. Las pidió todas, dotó cada posesión de una calidad extra gracias a sus perfectos controles orientados y fue el cambio de ritmo que no fue nadie más. Por supuesto, esto se volvió posible por culpa de las graves limitaciones defensivas que sufren los polacos -serio candidato a equipo más inconsistente del torneo-, pero el Madrid tiene muchos buenos jugadores y el que mejor lo hizo fue el balear. Crédito. Dicho esto, en clave futuro a corto y medio plazo, lo que más estimuló a Zidane fue la actuación de Benzema, que anduvo ligero, fino, móvil y, por consiguiente, listo para aportar ese juego suyo que hace que cualquier movimiento de Bale o Cristiano halle la respuesta ideal en pos de que el ataque del Real conserve la coherencia y fluya como si jugar al fútbol fuera más fácil.
Foto: PIERRE-PHILIPPE MARCOU/AFP/Getty Images
roumagg 19 octubre, 2016
Es bastante curioso el hecho de que un jugador con tanta calidad técnica para el juega medio y tanta facilidad para plantarse en el pico del área rival como Marcelo produzca tan poco en proporción a su presencia. Lo llevo pensando bastante tiempo, y es que pese a la cantidad de veces que se planta en sutuaciones de pre gol, ocasiones de verdad se generan pocas (pocas para un jugador de su dimensión; para un lateral está por encima de la media). Le veo un déficit en la toma de decisiones que le lleva a elegir mal muchas veces o a equivocar el timing de las acciones, pero sobre todo es extraña la baja calidad -o regularidad, mejor dicho- de sus centros y últimos pases. De Marcelo se pueden sacar de YouTube centros PERFECTOS, pero en los partidos la constante es que sean irrematables en un porcentaje altísimo. Y, sobre todo, hay un déficit de toma de decisiones que provoca que fuerce de más la jugada, tire cuando no toca, meta un centrochut fuerte cuando la jugada pide picarla, etc. Filtrando.últimos pases por dentro le pasa algo parecido. Tiene taaanta técnica para conducir y taaaanta potencia y agilidad en carrera que acaba produciendo mucho, pero, por el número de veces que se planta ahí, se podrían generar más ocasiones. Aunque el tema de la toma de decisiones deficiente y la baja calidad de los centros es algo extensible a casi la totalidad de la plantilla, excepto 5-6, entre los que se encuentran los que tienen que ir al remate (CR, Bale), los que no suelen pisar la banda (Kroos) o los que no juegan mucho (James, Isco). Porque Carvajal en las ultimas semanas también venía eligiendo mal en el último toque y metiendo centros muy raros.