A dos equipos en plena construcción que están lejos de consolidar siquiera la base de su fútbol como son Sevilla y Betis, el derbi no es la oportunidad, en términos futbolísticos, de dar pasos adelante. Las particularidades que engloban dicho enfrentamiento no comparten apenas puntos en común con un encuentro cualquiera. Se dibujan planteamientos muy concretos, el marcador tiene un efecto superior, el arranque de partido siempre es aceleradísimo y los errores se multiplican cuando la fricción aumenta; hay más interrupciones y cuesta que aparezcan jugadores que logren aprovecharlo todo en beneficio propio. Aún así, al rescate salió algún que otro futbolista que sabe un rato de derbis, porque colectivamente, ambos equipos trataron de sobrevivir y esperar su momento.
Y como suele ocurrir en los duelos hispalenses, nada más sonar el silbato, los veintidós jugadores buscaron igualar o superar en empuje cada disputa del balón, intentando forzar errores y balones largos para posteriormente recuperarlos por intensidad. Los problemas que traviesan ambos equipos en salida de balón y en continuidad con el mismo se acentuaron al verse las caras, resaltando el principal déficit que tuvo el choque: cómo poner en ventaja a los buenos, todos atacantes, desde la defensa y el mediocampo. Desde esa insalvable circunstancia, con marcas férreas, ímpetu sobrado y desgaste físico altísimo, los buenos tuvieron que echarle imaginación y competitividad. Lo poquito diferente surgió de ellos.
Vitolo, Nasri, Joaquín y Castro salieron a flote en la primera mitad
Para templar tanto bote, choque aéreo o error forzado, en el Sevilla aparecieron Escudero -mucho más protagonista que Mariano- Vitolo y Nasri. El canario hace mucho tiempo que completó sus facultades con dosis de regularidad y responsabilidad que le han llevado a la Selección. Vitolo siempre está presenteVitolo nunca es un detalle o una aparición, sino un pilar competitivo que hace muchas cosas aunque no tenga nadie que se las ofrezca. Como los de Nervión no han encontrado ninguna rutina clara con la pelota, las soluciones individuales funcionan a impulsos. En un momento concreto, fue Nasri el que ocupó el primer pase y rápidamente encontró a Vitolo por delante. Fue algo aislado pero lo fue. Ambos lo intentaron de manera complementaria, con Vitolo ocupando zonas, conduciendo por dentro y buscando un socio. Sampaoli sigue careciendo de un pasador de ritmo constante, más o menos lento, pero que conste. Y para ello hay esperanzas de que pueda lograrlo Nasri, un jugador tendente al claroscuro y la intermitencia pero que nace como uno de los candidatos más ordenados y templados para aparecer a varias alturas y juntar compañeros.
En el Betis, ‘Vitolo’ fue Joaquín, con las diferencias ya sabidas. El gaditano dejó los momentos más fiables del Betis en ataque cuando fijaba en banda para esperar a Alegría o Piccini o, por el contrario, la abandonaba para buscarse con Castro en la frontal. Con Petros, Brazanac y Gutiérrez enfocados a taponar, fue la pareja de siempre, en primera y segunda parte, la que estuvo a la altura de un derbi. Sólo las desconexiones de Bruno atrás dejaron al Sevilla más presente en el área más allá del ecuador del primer periodo. El balón parado abrió el marcador en el arranque de la segunda mitad, y con ello los cambios, numerosos, entre ambos equipos. Como ocurriera en Turín, puede que con mayor motivo, Sampaoli buscó control. Poyet, necesitado, lo contrario.
Kranevitter escenificó la última y ganadora decisión de Sampaoli
Rescatando el escenario en el que Nasri más debe dar a este Sevilla, el boceto se mostró en los minutos posteriores al gol, en los que el francés pudo ser el punto de apoyo de un ataque que tiene al Mudo como la pausa pero no la dinámica, a Vietto como punta y a Vitolo como extremo. Una actuación positiva que dio paso a todo lo que vino tras los cambios de Musonda, Ceballos, Sarabia y Kranevitter -muy cómodo en los minutos de contención con marcador a favor-. Poyet ajustó con la entrada de los dos primeros, otorgándole la mediapunta a Musonda y colocando a Castro abierto en banda izquierda para buscar el disparo. La intención salió, pero faltó algo de profundidad en la posición de Rubén, bien fijado por las decisiones de Sampaoli, de nuevo muy convencido al darle a su equipo seguridad atrás. De momento, el control de los partidos en clave sevillista no lo explica su relación con la pelota sino los jugadores que pueblan su mediocampo y zaga, y lo que obtiene de sus físicos y su capacidad de sacrificio.
El Betis se fue derrotado del Sánchez Pizjuán ante un Sevilla nuevamente mentalizado en tapar su propio campo con ayudas, defensa del área, repliegue total y espacios por delante. Es una de las noticias de estas primeras semanas de competición. Puede que visto el calendario y los compromisos a afrontar tras su desbocado saludo ante el Espanyol, Sampaoli haya querido esperar y ceder algunos postulados de su ideario. O simplemente es que el técnico argentino está dando una mayor importancia a su solidez defensiva de lo que se pensaba en un principio. De momento es su manera de enfocar el control de situaciones y emociones dentro de los partidos, asentando el nivel competitivo que requiere un equipo Champions hasta que el tiempo y la tranquilidad puedan lanzarlo hacia su historial estilístico personal.
Foto: CRISTINA QUICLER/AFP/Getty Images
Jternero 21 septiembre, 2016
¿No os dio la sensación de que Vietto con sus apoyos lograba generar superioridad en 3/4 pero, a su vez, le impedía llegar y ocupar el área debidamente? A mí su presencia se me quedó corta en cuanto a remate e intimidación. Creo que le iría bien jugar con otro delantero al lado