El Mónaco jugará la fase de grupos de la próxima Liga de Campeones tras certificar que estaba más preparado para afrontar la previa que su rival, un Villarreal que en contexto de remontada apenas compareció. Fue la constatación de que todo lo ocurrido exigió demasiado a un conjunto tocado; herido y despojado de muchos de sus principios de juego, con muchas bajas y sin apenas margen. En el Louis II, la superioridad monegasca volvió a fraguarse en su ritmo físico y su comodidad para defender siempre de cara a los de Fran Escribá, faltos de frescura en todo lo relacionado con la posesión y el desequilibrio.
Con Víctor Ruiz por N’Diaye en la zaga como única novedad, el ‘Submarino’ afrontó la vuelta de su cruce por entrar en Champions con problemas muy similares a los vistos en el primer envite, con una sensación constante de falta de unidad colectiva en sus intenciones, ‘Ritmo Mónaco’, clave en 180′con once jugadores tratando de dar continuidad a una idea de juego muy confusa. Los de Escribá, desde la salida de balón hasta la presión sobre la del contrario, encontraban serias dificultades para construir un dominio que se tradujera en ocasiones de gol. Los de Jardim, que en general manejaron con soltura su actitud defensiva, replegando con criterio e iniciativa, creaban numerosas dudas a su oponente cuando tres o cuatro hombres cruzaban la divisoria e incomodaban los primeros pases castellonenses. La indecisión de los zagueros evidenció el ánimo colectivo: la inseguridad obligaba a los centrales a buscar en largo una salida de pocas garantías y a los laterales a salir siempre por fuera, como medida de precaución.
El Villarreal mostró carencias donde antaño figuraban virtudes
El Mónaco lograba defender siempre en superioridad sobre el poseedor del balón, imponiéndose por físico -Glik, Sidibe, Lemar, Fabinho, Jemerson- a los amarillos. Si Soriano o Castillejo recibían y controlaban, la empresa era individual, sin movimientos futuros ni mecanizados que sostuviesen y prolongasen las tandas de posesión. Únicamente los toques aislados de Alexandre Pato volvieron a generar sensación de inestabilidad para los locales. Las pérdidas de balón se sucedían en cuanto la jugada debía cambiar de marcha, sin hueco para la combinación en zonas de finalización. Los laterales, sujetos a pesar del resultado, rara vez pudieron incorporarse con ventaja. Además, Jardim salió esta vez ganador sobre la defensa de Bruno y Trigueros, replegando a sus diez hombres por detrás de ellos cuando la jugada los adelantaba con un pase atrás.
Un único tiro a puerta y ningún arreón final -con N’Diaye entrando como ariete- resumieron el tono gris de la eliminatoria para el Villarreal, que empezó de cero y tras una serie de infortunios e impactos lo que debió significar la culminación de un proyecto de tres años que deberá renacer desde ahora y recuperando a todos los jugadores, muchos titulares o potenciales titulares, que apenas pudieron sumar un minuto en esta previa. Enfrente, un Mónaco sin excesivo brillo pero con una tremenda conciencia colectiva y una sólida continuidad deportiva, suficientes para competir convincentemente en la Copa de Europa.
Foto: VALERY HACHE/AFP/Getty Images
third 24 agosto, 2016
Que poquito del Villarreal ayer como en la eliminatoria general, algun buen tramo especialmente en la ida pero sensaciones bastantes pobres en general ante un Monaco muy solido y compacto y con la dosis de talento y ese toque diferencial de Bernardo Silva (que bueno es…)
En clave Villarreal quizas la ocasion de Santos Borre o el penalti al filo del descanso pudiesen haber cambiado algo al verse mas cerca en el marcador, pero mas alla de eso sensaciones pobres. Como decis en el articulo algo de Pato pero no mucho mas en ataque.
Extrapolando un poco tengo la sensacion de que no sera un año facil para el Villarreal, al menos estos primeros meses de competicion. El cambio de mister, la falta de jugadores, la "decepcion" por no entrar en Champions… un palo. A ver cuando vuelvan Cheryshev, Bakambu… deben darle ese plus que le ha faltado al equipo en la previa.