Marco Asensio se está convirtiendo en el ojito derecho de su afición. Y destacar en el Madrid es muy difícil, aunque dentro de lo que cabe, para él lo sea un poco menos. Se trata de la aparición más brillante del fútbol español desde su ahora compañero de equipo Isco, de un jugador que con apenas tocar el balón ya acapara miradas y expectativas, de una promesa que desata la imaginación al instante porque, incluso antes de verlo, ya lo hemos visto. Aparece en los dibujos animados, los cómics y las crónicas de los partidos que nunca se televisaron. Así que para un genio de su perfil, al principio, con ser sí mismo es suficiente. Pero no es oro todo lo que reluce: ese principio, como tal, dura muy poco. La exigencia comienza pronto y es feroz.
El nombre de Isco se ha sacado a colación aposta. Como sucediera con el malagueño en la temporada 2013/14, el boom inicial del balear está siendo un poco raro, porque si bien está en consonancia con su nivel, lo que le está llevando a sobresalir es algo que, en teoría, no va a poder conservar: el gol, que fue justo su punto débil tanto en Mallorca como en el Espanyol. Y mientras tanto, de todas las virtudes que le llevaron a gozar de esta oportunidad en el Madrid, se están viendo no pocas, pero sí poco. En realidad no deja de ser una gran noticia para Zidane, pues lo que tiene debería acabar apareciendo tarde o temprano y podría estar creciendo y paliando su principal déficit. Es más, hasta resulta puntual. En ausencia de Ronaldo, le hace más falta este Marco, y una vez se recupere el luso, le será más interesante el de siempre.
Asensio suele destacar por su omnipresencia en los partidos; participa muchísimo para ser atacante.
El Asensio que destacó en Cornellà-El Prat y en Segunda División era por encima de cualquier cosa un creador de ocasiones. Debe apuntarse que en su RCD Espanyol no abundaba ni el talento ni el espíritu ofensivo, y él se las apañó para, durante al menos la mitad de la campaña, generar peligro suficiente casi por sí mismo. En Primera, la persistencia y la constancia han sido virtudes indisociables de su fútbol, cuyo repertorio más concreto se construye a partir de sus dos bondades más extraordinarias: la calidad de su pase y el hecho de que sus gestos en carrera resulten tan precisos como sus gestos en parado: posee una visión privilegiada y pone el balón donde (cuando y como) quiere, y conserva ese don incluso cuando conduce la pelota a su máxima velocidad.
Dichas facultades le han convertido en una herramienta poderosísima para equipos de contragolpe. No fue casualidad que sus momentos más consistentes con la camiseta blanca se produjeran en Anoeta, cuando la Real Sociedad,En juego, sus minutos más constantes en el Real fueron en Anoeta por detrás en el marcador, quiso dar un paso al frente y aumentar su porcentaje de posesión. En relación a esta fase del juego, la transición defensa-ataque, Asensio tiene un comportamiento bastante parecido al del ex-madridista Mesut Özil: se mueve muy bien para recibir entre líneas, su control orientado le deja siempre en ventaja, selecciona de lujo cuándo correr, cuándo pausar, cuándo conducir y cuándo descargar e, importante, si él no lleva el balón, acompaña los ataques hasta el final pudiendo ser incluso quien rompa al espacio. Y siendo esto último muy productivo, lo crucial para los merengues radica en lo primero, en su capacidad para ejercer de nexo. Desde la marcha de Di María, el único punta del Madrid que no concibe los contraataques como una carrera de dirección y función única ha sido Benzema; ni Ronaldo, ni Bale, ni Jesé, ni Cheryshev ni Lucas tienden a otra cosa que acelerar y verticalizar cuando tienen espacio por delante, y Asensio sí se postula como una pieza muy apropiada para desempeñar las funciones del enganche. En ausencia de Benzema, aunque Morata sea tremendo en campo abierto, Asensio ofrecería una riqueza al ataque blanco que le vuelve muy afín.
De momento le está costando aparecer como acostumbra cuando el Madrid ataca en estático.
De cara al ataque posicional, de momento está disperso. Por su magnífica categoría técnica se espera que sea justo ahí donde ofrezca el plus, pero por ahora va y viene. Si bien podría no ser culpa suya. Hay que apuntar dos circunstancias que podrían estar perjudicándole. La primera, sin duda, su posición de partida. Aunque, por razones difíciles de vincular al juego, Asensio está en constante comparativa con Isco y James como si luchara contra ellos, el chico es delantero y su competencia son Benzema, Bale, Ronaldo, Morata y Lucas, pero dentro de las tres posiciones que conforman el ataque blanco, le está tocando jugar en una que no acaba de potenciar su juego, la banda izquierda. Al tratarse de un futbolista cuya principal amenaza es su pase, no jugar a pie cambiado, es decir, no poder orientar el interior de su zurda hacia sus delanteros, reduce muchísimo su margen de maniobra. Sus engaños son menos eficaces -porque resultan menos creíbles y preocupantes- y, en general, le cuesta más trabajo generarse espacios. Eso en lo referente a sólo él. En lo referido a la idea del colectivo, surge otra traba.
El efecto de Kovacic sobre el juego quita tiempo a Asensio para participar más en el centro.
Apenas suma dos encuentros oficiales como merengue y, en ambos, su entrenador ha planteado un partido de ofensivas verticales. Al ser el Madrid un equipo que tiene muy interiorizado el compromiso defensivo, el chico se sacrifica y ayuda a Marcelo a cerrar la banda, lo que hace que comience casi cada ataque pegado a la misma -aunque en el último choque rotó más con Morata-. La vicisitud reside en que, al lucir el Madrid esa voluntad de ir hacia delante, cuando el rival está cerrado le está faltando cierta combinación y pausa, y pierde la pelota (o acaba las acciones) antes de que a Marco le dé tiempo de salirse del costado y hallar una posición interesante entre líneas. Zidane no se lo prohíbe, de hecho, casi seguro que le invita a hacerlo, pero el juego colectivo no le está permitiendo activar esa opción.
Ha pasado tan poco tiempo que la única conclusión que cabe hacer es positiva: Marco Asensio, desde muy pronto, se ha hecho un nombre en una plantilla donde casi nadie podría. Eso significa crédito y se traducirá en oportunidades. Como joven recién llegado a un club gigantesco, su aportación se presume irregular, con meses ilusionantes y otros incluso en el ostracismo, pero por puro perfil, por tratarse de un jugador único en cuanto a características entre todos cuantos forman la escuadra de Zidane, Marco siempre va a ser una herramienta con usos potenciales para su entrenador. Es, como mínimo, el pasador rápido que el Real extravió con las ventas primero de Özil y un año después de Di María. Y al conjunto de Cristiano Ronaldo nunca le sobra un futbolista cortado por dicha tijera. Más bien al revés.
Foto: Michael Steele/Getty Images
fcolmenero_94 25 agosto, 2016
Yo creo que ZZ lo que ha planteado estos partidos es utilizar a Marco Asensio como herramienta de desequilibrio; me explico: renuncia a que participe más en el juego colectivo con el objetivo de que sea él el que finalice y marque las diferencias. Que sea él el determinante del partido. Lo más probable es que cuando ZZ cuente con los dos grandes tenores a disposición (Cristiano y Bale), Asensio tendrá un juego más asociativo y se enfoque más en asistir a estos que en ser él el desequilibrador de partidos.
Pasando de Asensio a un apartado más general, pienso que este año, pese a que el RM no ha hecho ningún gran fichaje, se ha reforzado de manera excepcional, con apenas desembolso de dinero ha traído a dos tipos de futbolistas de los que no se disponía en la plantilla (Asensio y Morata), así como un sustituto de Marcelo (Coentrao), que si no se lesiona y mantiene el nivel físico, es un lateral izq. más que notable.
Aunque vamos, viendo como ha empezado el RM la temporada, creo que el fichaje estrella de este verano no va a ser otro que Pintus. Si logra rebajar el número de lesiones que ha tenido el Madrid los dos últimos años y mantener el bloque base en perfectas condiciones para el tramo importante de la temporada (a partir de Abril) va a ser una temporada bastante mejor que la anterior.