Evasión o Victoria: «Gracias, viejos» | Ecos del Balón

Evasión o Victoria: «Gracias, viejos»


1-LOS GENIOS MÁS ANTIGUOS QUE AÚN SOLEMOS RECORDAR.

Narrador: A ninguno de los que entren aquí debería extrañarles. El paraíso es un campo de fútbol. Bueno, un campo de fútbol y también un escenario teatral. Aunque también podría ser cualquier concierto musical que hayáis escuchado, todos los restaurantes que os han gustado o los mejores veranos de vuestras vidas. De hecho el cielo contiene todos aquellos lugares que nos permiten expresarnos y -a través de dicha expresión- alcanzar la felicidad.

Nuestra historia comienza con un partido en el cielo. Acababa de terminar un encuentro entre algunos de los mejores futbolistas del siglo XX y un sudoroso Alfredo Di Stefano se dirigía hacia los asientos para ver el siguiente partido, mientras departía con uno de sus rivales, al que tomaba el pelo por su falta de calidad llamándole «gallego con los pies redondos». Mientras se distraían en estas cuestiones un hombre con bombín empezó a bajar por las escaleras de la grada, dando pequeños saltos a la vez que hacía bailar su bastón.

El compañero de Di Stefano golpeó con el codo a la Saeta rubia y señaló a aquel personaje peculiar. El astro argentino lo reconoció en seguida y saludó: – «¡Carlitos!» – con la familiaridad del que ha visto a un conocido de la infancia. Y luego empezó a hacerle gestos para que se acercase hacia ellos.

«France Football» catalogó a Alfredo Di Stefano como «la epopeya» por su forma de jugar.

AD: – ¿Cómo usted viendo fútbol, Carlitos?

CC: – Sepa usted joven que yo obtuve mi primer rol principal en un sketch titulado «El partido de fútbol» (1908), cuando trabajaba para la compañía de mi mentor Fred Karno. Tendría sobre los 19 años. El deporte siempre me ha interesado como fuente de inspiración. Ahí están mis películas «Charlot, árbitro» (1914) o «Charlot, boxeador» (1915). Aunque sin lugar a dudas mi gag deportivo más conseguido lo obtuve con «Luces de la Ciudad» (1931), en aquel divertidísimo combate de boxeo…

AD: – Che, pero entonces usted vino aquí para buscar como reírse de nosotros?

CC: – Bueno, más bien a buscar cómo hacerles reír a ustedes de sí mismos. ¿Lo que hacen es totalmente serio? ¿No es acaso un juego? ¿Algo que por definición es divertido?

AD: – Hay las dos partes, Carlitos, porque empezó en juego pero hoy es profesión.

CC: – Pero imagino que su profesión trata de hacer disfrutar al público, lo que incluirá la risa.

AD: – Es un poco distinto a lo suyo, maestro. Usted como cómico pretendía hacer reír, y nosotros en cuanto a futbolistas aspiramos a ganar, pero el gol y la victoria se persiguen por la emoción. La gente se emociona porque siente nuestro triunfo como suyo, pero también se emocionan cuando ven una linda jugada o ríen cuando una acción es divertida. Ahí tenemos el caso de jugadores maravillosos que engañaban con el cuerpo al contrario y, a veces, hasta le dejaban en ridículo. Lo que provoca la risa, claro.

CC: – Entiendo que compartimos varias cosas. En ambos casos la herramienta de trabajo es la habilidad de nosotros, como artistas, en el manejo del cuerpo; y el objetivo que justificará el pago de una entrada será nuestra capacidad para provocar esa emoción de la que usted habla. Tanto la comedia física de «golpe y porrazo» como el juego del fútbol requieren que convenzamos al público de que aquello que está sucediendo en el escenario resulta relevante.

AD: – Correcto. El objetivo final es que el público se vaya a casa con la barriga llena de sensaciones.

CC: – Pero es que además ese vínculo funciona en ambas direcciones. Porque el «artista» no solo se lleva el dinero, sino el reflejo de la alegría que ha percibido en sus caras y sus voces.

AD: – Sí, además la importancia del espectador, en el fútbol, es capital en lo anímico. Un periodista amigo mío, Dante Panzeri, escribió una preciosa nota sobre aquel bello fútbol de los años 40, en la que consideraba que la relación con el público fue clave para el desarrollo del fútbol argentino en dos aspectos. Primero, porque la enorme afluencia de espectadores produjo la aparición de los grandes templos del balompié. El estadio de River en 1938 y el de Boca en 1940. Y, en cierta manera, esos estadios de lujo precipitaron el surgimiento de un fútbol también de lujo. Y segundo, y de forma más directa, porque algunos grandes jugadores han necesitado el aliento del público para crecer. Un gran jugador que también fue compañero mío, Pancho Puskas, le decían que era como un actor, necesitaba el afecto del público.

CC: – Entiendo, por esto que usted me cuenta, que los futbolistas, como nosotros los actores, también construyen un personaje. Yo, por ejemplo, soy famoso por haber interpretado al vagabundo definitivo. Una especie de caballero andante, pero que es más cercano a don Quijote que a Lanzarote del Lago. Se trata de un trotamundos sin destino, pero con la estampa y el alma de un gentleman británico, con su chaqué, su bombín y su bastón.

AD: – Algo de eso hay, sí. Yo, por ejemplo, era conocido como la «Saeta rubia», porque era muy rápido y porque tenía el cabello rubio. Y ese apodo se mantuvo incluso cuando dejé de ser rápido o de tener pelo. Lo que sucede es que, al contrario que usted, de mí no se esperaba que fuese divertido, si no que fuese un héroe. Cuando me dieron mi primer balón de oro, el periodista francés Gabriel Hanot me dedicó un artículo muy elogioso donde contraponía mi estilo con el del ganador del año anterior, don Stanley Matthews. A Matthews, casualmente, le comparaba con usted, con Carlitos Chaplin, en el sentido de que era un futbolista que hacía reír a los demás, mientras él permanecía impasible. Aquella nota del France Football concluía diciendo que Stanley Matthews era el humor y Di Stefano la epopeya.

CC: – Entonces usted sí que era un caballero andante en sentido clásico del término. Se esperaba de su Saeta rubia que fuese invencible, simplemente porque era el más rápido, el más fuerte, el mejor. Mi Charlot en cambio es la inversión de ese concepto. El débil que se burla del fuerte. No obstante, quiero remarcar que existe entre ambos lenguajes una cosa afín que me conmueve. Una vez coincidí con el famoso físico Albert Einstein, y una muchedumbre empezó a aclamarnos. Entonces Albert, que tenía un gran sentido del humor me dijo: “Te están aplaudiendo a ti. ¿Sabes por qué? Porque eres universal, todo el mundo te conoce, comprende y aprecia tu arte. A mí no me entiende nadie”. Yo creo que con ustedes pasa lo mismo. El público entiende lo que sucede en el campo incluso aunque no conozcan a la perfección las reglas o los derroteros del juego. El arte se caracteriza por ser un lenguaje sensible, que opera a un nivel distinto del lenguaje hablado. Busca aflorar emociones y sensaciones. Podríamos decir que es un tipo de poesía escénica, aunque más funcional que la poesía escrita.

2-TIEMPOS MODERNOS (Argentina)

Charles Chaplin y Alfredo Di Stefano fueron creadores magníficos, pero aprendieron de varios maestros.

AD: – ¡Cuanto sabe usted, Calitos! ¿Usted tuvo maestros o todo esto que dice surgió de la universidad de la calle?

CC: – Por supuesto que los tuve. El primero de ellos Max Linder, al cual se lo debo todo. Ese hombre fue un hito en la historia del cine mudo. Hubo un tiempo en el que a cualquier actor le bastaba con aplicarse un maquillaje llamativo para hacer reír al espectador. Max Linder es el que rompe con todo eso, creando al primer gran comediante que viste como un caballero elegante. No es un bufón grotesco como el Pierrot de la comedia italiana o el payaso circense Augusto. Su comicidad no se sustentaba en las acrobacias, en las persecuciones o en las peleas. Max Linder no necesitaba recurrir al estilo destructivo del cine cómico original, porque era un creativo de primer orden. Su trabajo consistía en crear situaciones comprometidas, de estilo vodevil, y resolverlas sin perder nunca la compostura.

AD: – ¡Oh! Es muy interesante esto que cuenta y además me recuerda a mi propia trayectoria. Cuando yo era pibe admiraba profundamente a un gran jugador paraguayo, Arsenio Erico, que era como un artista de circo. Arriesgaba una barbaridad en la cancha. Yo siempre quería imitarle. Luego llegué a las inferiores de River y allí pude disfrutar del mejor equipo de fútbol que yo he visto: La Máquina de River. La Máquina sí que jugaba de puta madre. El delantero centro era Pedernera, que fue uno de los mayores estrategas del fútbol mundial. Para contrarrestar la presión del defensa rival se retrasaba arrastrando a su marcador. Aquel equipo jugaba igual que su maestro Max Linder hacia comedia, Carlitos. Con suprema elegancia.

CC: – Me llama la atención que apodasen a su equipo La Máquina. Doy por sentado que usted sabe que una de mis largomentrajes más famosos fue «Tiempos modernos» (1936), una sátira sobre el taylorismo. La película denunciaba como la tecnificación de la industria estaba deshumanizando por completo la actividad laboral. Aunque al final lo que explotaba al hombre no era propiamente la máquina, si no la codicia de otro hombre.

AD: – Bueno, lo de la Máquina de River… la gente cree que le llamaban así por la precisión que tenían jugando, porque eran un espectáculo, pero la anécdota procede de la antigua distribución del estadio Monumental, que tenía forma de herradura. Aquella tribuna sin edificar, que luego sería la tribuna Sivori, fue conocida como la «ventana al Río de la Plata». Y entonces los trenes pasaban por allí al lado y los espectadores al verlo decíamos: «ya viene la máquina». Y de ahí vino el nombre. Precisamente a aquel conjunto también le llamaban «Los caballeros de la angustia», y eso sí que se ajustaba más a su juego, que era lo contrario del industrialismo del que usted me habla. Seguro que podrían haber marcado más goles, pero con menos belleza. Un equipo de artistas. ¡Si hasta teníamos a nuestro propio Chaplin!, el extremo izquierdo Félix Loustau, al que llamábamos así por su físico, por su andar y por su genio.

CC: – Entiendo lo que usted me comenta, aunque deseo hacer una puntualización sobre un tema que no siempre se ha entendido. Yo no criticaba en «Tiempos modernos» a las máquinas si no a la patronal. Lo aclaro porque suficientes disgustos me trajo en su momento. Los críticos se ensañaron cruelmente, acusándome de producir un panfleto de extrema izquierda, porque se entendió que tenía un carácter subversivo y que atentaba contra el modo de vida americano. Los lobbys empresariales presionaron muy duro y de hecho aquella fue mi última película como el vagabundo Charlot.

AD: – ¡Hay que ver! A River también se le criticó bastante mientras se establecía aquel juego que algunos llamaron fútbol máquina y otros estilo River. Los espectadores no siempre entendían la genialidad de Pedernera sin balón y le reprochaban alejarse del área. Cuando fui para España yo jugaba de delantero, pero de tanto en tanto bajaba un poquito y ayudaba. Entonces Samitier, que era muy amigo mío, me dijo que en España el público quería ver los lunes al delantero saltando en la fotografía junto al portero rival. Pero aun así yo, si veía que uno de mis compañeros estaba cansado, bajaba y le ayudaba en lo que podía.

CC: – Ustedes los deportistas de equipo tienen un gran sentido de la solidaridad. Algo admirable en tiempos de rabioso individualismo. Por ejemplo, en los Estados Unidos consideraban que la revolución bolchevique constituía una amenaza para el individualismo norteamericano; y como yo me atreví a decir en una entrevista que me interesaba visitar la Unión Soviética para contemplar sus esfuerzos en la reconstrucción, fui tachado de comunista. Sin embargo el comunismo tampoco valoraba positivamente mi labor y hasta alguno me acuso de individualista nihilista. Esto yo creo que sucedía porque Charlot estaba totalmente al margen de cualquier sistema que pretenda hacerle productivo. Si pasa una vaca frente a su casa él bebe directamente de lo que ordeña. Adopta una actitud lúdica ante todas las cosas que le van sucediendo en la vida. Lo que ocurrió es que como yo consideraba que los gags funcionaban mucho mejor si la persona que tropieza y cae es un rico, existía un cierto runrún sobre mi odio hacia los ricos e influyentes. Así que cuando apareció «Tiempos modernos», que denunciaba las secuelas del trabajo en cadena, el runrún se convirtió en una fanfarria militar. Curiosamente lo único que yo había hecho era plasmar la denuncia que un reportero del diario neoyorquino «The World» había hecho sobre depresiones y crisis nerviosas producto de la monotonía y pesadez de la labor en la industria del automóvil de Detroit.

3-LA QUIMERA DEL ORO (Colombia)

La aventura colombiana de Alfredo Di Stefano marcó su carrera y su relación con el fútbol argentino.

AD: – Nosotros también acabamos denunciando y enfrentándonos a los ricos y poderosos por los derechos sociales, Carlitos. Fue una batalla tremenda que ocasionó que nos tuviésemos que marchar del país.

CC: – ¿Por el fútbol? Yo pensé que ustedes tenían unas condiciones excepcionales.

AD: – Todos no, Carlitos. En mi época los equipos pequeños pagaban a sus jugadores los dos primeros meses, luego les dejaban de pagar. La gente aguantaba como podía, pero al final uno había jugado cinco años y cobrado uno. Yo esto lo viví en primera persona en Huracán, donde hicimos un viaje al interior del país y mis compañeros no disponían ni de una muda de ropa o de pasta de dientes. ¡Si no cobraban! Al final los futbolistas de los grandes clubes hicimos una huelga para proteger a los de los equipos chicos.

CC: – Situación de película. ¿Y cómo se solventó?

AD: – Se llegó a un acuerdo para hacer frente a los pagos atrasados, pero los clubes en represalia rebajaron los sueldos que veníamos cobrando. Los mejores jugadores empezamos a recibir ofertas muy superiores de fuera del país y aunque en aquella época los clubes te firmaban a los 13 o 14 años y te tenían agarrado de por vida, algunos decidimos lanzarnos a la aventura… ¿Se está usted riendo, Carlitos?

CC: – Me sonrío amigo mío, porque su historia me ha hecho recordar otra de mis películas, «La quimera del oro» (1925). ¿La ha visto usted?

AD: – Por supuesto. Y algo de eso hay en mi propia aventura, sí. Yo también me fui allí con un gigante bueno, Néstor Pipo Rossi, igual que usted en la película colaboraba con el grandote Mac Kay.

CC: – ¿Ustedes también acabaron comiéndose una bota?

AD: – ¡Jajaja! ¡No! pero sí que se produjo una anécdota divertida con el calzado de Rossi. El Pipo al principio tuvo problemas para jugar, porque se dejó las botas de fútbol en Argentina y, como tenía un pie gigantesco para la época, un 46, no había manera de encontrarle zapatos de su talla. Luego el tipo llegó a hacer de modelo para una casa de ropa en Colombia.

CC: – ¿Pero y el oro? ¿Encontraron el oro?

AD: – Por supuesto que lo encontramos. En un año en Colombia ganábamos lo que en diez en Argentina; y con el primer dinero que recibí me pude comprar un campito, pensando en el futuro detrás del fútbol. Además, marchando, le hicimos un gran bien a nuestros camaradas argentinos, porque con la amenaza de un éxodo masivo a El Dorado colombiano -que así le llamaban-, la AFA se replanteó su actitud y retiró el límite salarial.

CC: – ¿Y entonces volvieron a la Argentina?

AD: – No. Porque entonces los dirigentes decidieron dar escarmiento con nosotros y nos suspendieron de por vida. La competición colombiana quedó al margen de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA); y esto duró hasta que a los colombianos les entró el miedo y decidieron llegar a un acuerdo según el cual podríamos permanecer allí hasta 1954 y luego regresaríamos a nuestros clubes de origen.

CC: – Lo cual no debía de hacerles ninguna gracia. Aunque para entonces ya habrían encontrado ustedes el oro, amigo. ¡Como Charlot en Alaska!

AD: ¡Y también el amor! Porque usted al final de la película se besa con la chica en el barco, cuando ella le salva de que lo declaren polizón, y yo me casé con Sara, la madre de mis hijos. Las dos primeras, Nanette y Silvana, nacen en Colombia.

CC: – ¿Entonces qué sucedió? ¿Se quedó a vivir en Colombia?

AD: – Para nada. A finales de 1952 ya empezaba a haber problemas de cobro en El Dorado, y yo estaba hasta las narices de los aviones. Más de una vez creí que nos pasaba como a los del Torino. Así que decidí volver a Argentina y dejar el fútbol. Había comprado un chalet y planeaba irme a vivir al campo.

CC: – Hay un concepto de fondo en su historia que, en lo esencial, es igual que en la Quimera del Oro. La trama me la inspiró la tragedia de la Expedición Donner, que fue un suceso tan espantoso como tristemente verídico. Una caravana de carretas que, por una serie de contratiempos, se vio obligada a pasar el invierno en Sierra Nevada, en medio de una borrasca de nieve. La mitad de la numerosa expedición falleció por el camino, y pasaron tanta hambre que se comieron a los perros, los arneses, y hasta los zapatos, y luego, finalmente, también a los muertos. Ustedes los jugadores obviamente no han tenido que comerse a nadie, al menos no literalmente, pero tienen una vida laboral útil muy corta, así que se siente impelidos a moverse cuanto sea necesario, para asegurar su bienestar económico y el de sus familias. Ustedes solo pensaban en hacer cuanto más dinero mejor. A su manera tenían tanta hambre como mi Charlot cuando cocinó la bota.

4-EL GRAN DICTADOR (España)

El dominio de Alfredo Di Stefano sobre su época es algo que nunca se ha repetido en la Copa de Europa.

AD: – A mí ya me pareció en su día que «La quimera del oro» era menos cómica que sus otras películas, bueno, no menos divertida, porque los gags son muy fuertes, pero si más oscura, más dramática.

CC: – Hombre, supone un cambio en mi filmografía. Yo creo que eso empezó en el largometraje inmediatamente anterior: «Una mujer de París» (1923), que ya es un melodrama sobre la burguesía, pero a partir de la quimera sí que sentí que ya no me bastaba con la comedia.

AD: – Sin duda la madurez supone un cambio de objetivos. Ahora que lo digo en voz alta, pienso que como futbolista me sucedió lo mismo. Mientras jugué junto a Pedernera, Moreno o Antonio Báez no pensé tanto en bajar a la zona de interiores, porque su calidad me permitía vivir muy a gusto por el centro, además de que en aquella época aún me quedaba algún aspecto técnico por pulir. En cambio cuando llegué al Madrid ya había alcanzado mi madurez táctica, lo que significaba que había integrado que el fútbol era un juego de once jugadores y que todos tenían que trabajar para todos. Durante los últimos años de mi vida me esforcé para no caer en la trampa de lo que yo llamaba el «yo-yo», pero los periodistas siempre estaban con que si Di Stefano había sido un mandón y un dictador. ¿Sonríe usted de nuevo?

CC: – Hombre es que me lo hace usted inevitable. Su vida vuelve a remitirme a una de mis mejores películas: «El gran dictador» (1940).

AD: – Tremenda película. Oiga, me surge una curiosidad. ¿Sabe usted si el propio Adolf Hitler llegó a verla?

CC: – Pues mire, sí. Un fugitivo alemán, que había trabajado para el Ministerio de Cultura, me dijo que Hitler se hizo traer una copia de la película y la vio un par de veces en privado. Yo hubiese dado cualquier cosa por saber lo que dijo Hitler cuando la vio. Lamentablemente nunca podremos saberlo porque, como es lógico, él no se encuentra por aquí.

AD: – ¡Jajaja! Obvio, a nosotros nos sucede igual con los referís (árbitros). Es difícil que alguno llegue hasta aquí arriba. Y cuando alguno llega y se lo explico, se enfadan; pero es que es normal, nosotros hicimos felices a mucha gente y ellos justo lo contrario.

CC: – Buena esa, joven. Sobre este concepto del que usted hablaba antes. Lo de mandar. Yo estudié ampliamente a Hitler y me di cuenta de que su éxito no se basaba en los contenidos de su discurso, más bien todo se sustentaba en su ritmo y en su tono. Adolf Hitler no era pues un político, en el sentido estricto, sino un actorazo espectacular. Uno de los mejores que yo había visto nunca. Así que interpretarlo constituía un reto. Ahora mismo diría que mi Adenoid Hynkel tenía algo de uno de mis antiguos personajes, el sinvergüenza de Chas, aunque esencialmente sea una sátira del propio Hitler. Le estuvo bien empleado por copiarme el bigote cuadrado y aprovechar mi carismático aspecto para practicar sus viles fechorías.

AD: – Me deja usted anonadado. Nunca pensé que Adolf Hitler le hubiese copiado el estilo ni que usted se hubiese animado a devolvérsela parodiándole en un film. De lo que se entera uno por estos lares.

CC: – Me tomé cumplida venganza y encima pude llevar mi estilo individualista hasta su apoteosis. Interpreté al héroe y al villano de la función, y además me permití aparecer como Charlie Chaplin para recitar el discurso final. La película se convirtió en un microcosmos de toda mi trayectoria, porque los personajes principales eran en cierto modo reversiones de mi Chas y mi Charlot. Y por supuesto, me ocupé de la dirección, el guión y la música, como venía siendo habitual.

AD: – Me ha hecho pensar. Yo siempre he creído que la historia empuja fuerte. Por ejemplo, yo crezco en River que tenía una característica, que era el gusto por el toque y la elegancia. Cuando estaba en las inferiores me ponían de delantero centro y yo me iba para arriba, pero Peucelle, mi maestro, me decía que para abajo, porque quería que jugara como Pedernera. Al final hice lo mío y lo de Pedernera. Luego llegué al Madrid y todos mis esfuerzos se destinaron a repetir el fútbol en el que ya había participado: El de River y el de Millonarios; y como ya no estaba Pedernera yo tuve que hacer el papel suyo. Procuré buscar los jugadores que mejor encajaban en ese fútbol y darles aliento a los jóvenes, que era lo que yo había mamado en Argentina. Para la táctica lo único que necesitas es tener a tres o cuatro tíos dentro del campo que sepan lo que es un equipo. Los veteranos. Y por ley natural al llegar al Madrid me tocó a mí. Por más que algunos periodistas me acusaran de ser el mandamás del equipo. Yo era uno más. Y si alguien era un marimandón ese era don Santiago. El presidente.

CC: – ¿Se llevaron mal?

AD: Al revés. Viviendo en Madrid y faltándome mi familia, que vivía en Argentina, fue como un padre. Eso sí, cuando se enfadaba era terrible, nos soltaba una broncas morrocotudas, y a mandar no le ganaba ni Napoléon. Sucede que cuando llegó la hora de dar un paso al lado lo encajé mal y lo rechacé. Don Santiago, que me quería más que un hijo se lo tomó muy mal, porque encima se enteró de que me había reunido con un directivo y se le metió en la cabeza que había una conspiración contra él. Menos mal que con el tiempo -Mira a su compañero- todo se olvida. ¿No es verdad, Santiago?

Narrador: Y un Santiago Bernabeu jovencísimo y otra vez jugador de fútbol sonrió ante aquella batallita explicada por su jugador favorito y ambos deportistas abandonaron la compañía de un enternecido Chalie Chaplin para ir corriendo hacia el campo vecino. Se conoce que volvía a haber polémica. Últimamente no ganaban para disgustos desde que había subido Johan Cruyff y cada dos por tres se liaban a discutir con Ladislao Kubala y Pepe Samitier sobre quien era mejor jugador de fútbol.

 

_
La serie:
Evasión o Victoria. Introducción I: El sueño más grande
Evasión o Victoria. Introducción II: Tren de Sombras, cartografía de la luz

Episodio I: «El poder de la sonrisa».
Episodio II: «El furor del potrero».
Episodio III: «El rey de los teutones».
Episodio IV: «Que la pelota te acompañe».
Episodio V: «La vida agitada (y un poco removida) de Best, George Best».
Episodio VI: «Ya sé jugar».


22 comentarios

  • Abel Rojas 13 julio, 2016

    El texto está lleno de frases y anécdotas maravillosas, pero me quedo con esta:

    Einstein a Chaplin: “Te están aplaudiendo a ti. ¿Sabes por qué? Porque eres universal, todo el mundo te conoce, comprende y aprecia tu arte. A mí no me entiende nadie”.

    Respond
  • Luther Blissett 13 julio, 2016

    Todo elogio que haga del texto no hará justicia a la maravilla escrita por David. Tiene que ser dificilisimo y un trabajo arduo el conocer la filmografía de Charles Chaplin y cuadrarla con la vida de Don Alfredo, y es que además se repasa toda su carrera desde Huracán hasta su saluda del Madrid!!! Bestial. Me rindo incondicionalmente a su talento Don David Mata.
    Además, como siempre digo, estos artículos tienen una profundidad casi filosófica. Hemos aprendido que los árbitros no van al cielo porque son los malvados de la película, que hubo un tiempo en el que jugadores de fútbol no tenían ni para comprarse calzoncillos y que los mejor pagados conocían la palabra solidaridad y que durante la madurez se pueden hacer cosas distintas.
    También me han encantado las anécdotas de Chaplin (quien no haya visto El Gran Dictador q la vea, el discurso final bien valdría para estos tiempos).
    Gracias David

    Respond
  • @_H___H_ 13 julio, 2016

    La verdad es que para los que no conocemos a fondo la obra de estos dos artistas artículos como este nos son absolutamente magníficos, agradecer como siempre a David Mata por su genialidad, por su manera de explorar y exponer dos vidas enormes desde la imaginación y el humor de una manera lo suficientemente concisa y también detallada para hacernos ver en una sola conversación tantas cosas.

    P.D. Los árbitros no van al cielo xD suena a nombre de película.

    Respond
  • Luther Blissett 13 julio, 2016

    Hay un asunto que aunque no concuerda 100% con el texto voy a soltar por aquí. Hace unos días Kundera expresaba, en Twitter, como ha habido jugadores geniales que no fueron dominantes porque en su época (o lugar donde jugaban) no se daba prioridad a sus virtudes excepcionales y ciertamente me ha hecho pensar como existen hechos casuales como pueden ser el lugar de nacimiento o los compañeros que son claves para comprender una carrera. ¿Hubiera sido Cruyff lo que fue si hubiera crecido en la Inglaterra de los años 60? ¿Que techo hubiera tenido Blokhin si hubiera nacido al otro lado del telón de acero? ¿Como se valoraría a Zico si Brasil hubiera ganado en el 82 y en vez de una temporada en el Udinese hubiese estado 5 en Barcelona o Madrid por ejemplo?
    En el caso de Di Stefano me he llegado a preguntar ¿Si hubiera abandonado el fútbol tras Colombia sería considerado uno de los grandes de todos los tiempos? Yo tengo claro que no ¿Hubiera merecido ser considerado como uno de los grandes? Tal vez tampoco, su gran obra es el Real Madrid al que llega ya con cierta edad. Con toda esta perogrullada lo que quiero expresar es que en el fútbol existen muchas variantes que influyen en el desarrollo de un jugador y en nuestra percepción de él.

    Respond
  • Abel Rojas 13 julio, 2016

    @ Luther Blissett

    "El Gran Dictador" es una película que cualquiera, estoy convencido que cualquiera, disfruta como un niño. Es que tiene escenas de humor que te rompes.

    Fue la primera peli de Chaplin que vi en mi vida y me marcó mucho.

    —-

    Con respecto a lo que comentas, es que está claro. El jugador es el jugador y sus circunstancias. Un ejemplo que a mí me encanta es el de Xavi. Si no llega a llegar Messi al rescate, su carrera hubiera sido absolutamente olvidable. Por supuesto le quedarían fans, porque fue un súper jugador y ya en 2005 jugó partidazos, pero como tantos y tantos otros. Y de repente llega Messi, también Pep, le permiten jugar a algo increíble y se convierte en uno de los centrocampistas más importantes de la historia. Y para mucha gente, en el mejor de su país.

    @ H_H

    Manda tarea que en Ecos no hablemos nunca de árbitros y venga Mata de repente a soltar esa frase ^^ Se van a creer que les tenemos manía. ¡Y nada más lejos!

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 julio, 2016

    @Luther Blissett

    Yo creo que Pelé o Di Stefano tienen dos momentos que les fijan. La quinta Copa de Europa, primera televisada, es la que hace inmortal al Real Madrid de Di Stefano. Fue el día en que aquel equipo derrotó al tiempo. Lo mismo pasa con el Mundial del '70 para Pelé. Ese primer Mundial en color es lo que redimensiona los dos primeros. Quizás sin ese triunfo, hubiese habido dudas sobre la validez de los campeonatos de 1958 y 1962. Puede que les hubiesen minusvalorado, como pasa con los títulos uruguayos, pero aquel Mundial a color le da el pasaporte a la eternidad.

    Del mismo modo creo que hay gigantes a los que el tiempo olvido. Algunos, incluso, estuvieron en Colombia. Significativo en ese caso la portada que le dedica Panzeri a Baez en 1962. Su ultima obra, titulada: Justicia para un olvidado. Baez es ese Di Stefano que no fue a Europa y cayó por el agujero del olvido.

    @_H___H_

    Imagino que don Santiago Bernabeu se parafrasearía así mismo y diría algo así como que: Si el infierno existe y allí van los malos, se van a encontrar a generaciones enteras de árbitros.

    @Abel Rojas

    Yo no dije nada, lo dice Di Stefano.

    Respond
  • @Montoro97 13 julio, 2016

    Espectacular. Qué forma más entretenida de leer historia del fútbol y del cine.

    Respond
  • @_H___H_ 13 julio, 2016

    @Luther Blissett
    Es cierto, el mismo Messi si no hubiera legado a Barcelona, sería un jugador completamente distinto.

    @Abel
    Jajaja es verdad, es tal vez la primera vez que leo la palabra "árbitros" en ecos y fue para mandarlos al infierno xD

    @David Mata
    No había escuchado hablar sobre Baez, qué cajón enorme de historias, espero descubrir más sobre esta pronto.

    Jajajajaja, se va convirtiendo poco a poco en el debate más anti ecos de la historia de ecos 😛

    Respond
  • Abel Rojas 13 julio, 2016

    @ David Mata

    Pues para mí el Pelé del Mundial del 70 ya no es Pelé 😛

    De hecho, hay un mínimo de dos o tres brasileños que me gustan no más, sino bastante más que Pelé en esa Copa del Mundo.

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 julio, 2016

    @Montoro97

    Muchas gracias.

    @Abel Rojas

    Los mecanismo del inconsciente colectivo son así. Tampoco el Di Stefano de 1960 es la Saeta rubia, pero insisto en que esos son los momentos que yo intuyo que fijan la leyenda y re-dimensionan todo lo demás

    Respond
  • Abel Rojas 13 julio, 2016

    @ David Mata

    Seguro, seguro. De hecho estamos en el Siglo XXI donde se ve todo y los títulos que ha ganado Cristiano Ronaldo justo cuando ya no estaba en el pico de su carrera son los que harán que la historia le ponga en el lugar que, antes de esos títulos, ya le correspondía.

    Respond
  • @SVilarino 13 julio, 2016

    @Abel @Mata

    Abel, tú ya sabes lo que opino yo de Pelé y el 70. Básicamente, que sin Pelé en el 70 no hay Mundialazo de ninguno de los otros cuatro dieces.

    Pero es que en ese Mundial de México Pelé ya juega a sellar su lugar en la historia. Juega a ganar, claro, porque era lo suyo, pero lo hace dejando acciones "inéditas" o fuera de lo común, desde el disparo contra Checoslovaquia, el regate a Mazurkiewicz, el remate de cabeza ante Italia, etc etc. Esas acciones certifican su posición en el Olimpo para todo el mundo.

    Respond
  • eldayan 13 julio, 2016

    Se hizo justicia con el Gran Arsenio Erico!!!
    Gracias por esta genialidad equipo de ecos.

    Respond
  • @9LutherBlissett 13 julio, 2016

    @David_Mata
    Lo bueno de la última tapa de Panzeri en el Grafico es que Antonio Báez se había retirado una década antes tras jugar en Platense, River y Millonarios y se debía a hacer justicia y a recordar que "No hay nada nuevo. Hay cosas viejas que estan olvidadas".
    Por cierto en el texto se nombran a Samitier, Kubala, Erico y Antonio Báez ¡¡¡Gloria para los grandes jugadores olvidados!!!

    Sobre el asunto de Pelé en el Mundial del 70 siempre se ha comentado que esta sobrevalorado por ser el primero en color pero yo creó que Pelé ya no era el mismo que había deslumbrado en la década anterior entre otras cosas por las lesiones que habían provocado que perdieran velocidad pero seguía siendo un genio y las acciones que comenta Vilariño no podría ni imaginarlas otro jugador de le época. Ya no podía hacer lo que en la Intercontinental contra el Benfica pero seguía siendo la pieza maestra de Brasil.

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 julio, 2016

    @Abel Rojas

    Pelé seguramente no fue el mejor de su selección en ninguno de los 3 Mundiales que ganó. No obstante, de eso depende su fama. Y, por rizar el rizo, apostaría porque si fue el mejor de su época. Seguramente por lo que tuvo menos visibilidad que los Mundiales.

    @SVilarino

    Me viene impresionando leer que mucha disidencia contra Pelé se fragua en la mismísima Brasil. No hay crítica futbolística a la que Pelé pueda ser permeable. De orden social, espiritual o moral lo que quieran, pero con los pies en la pelota ni una sola.

    @eldayan

    Es tan breve su aparición que no puede ser considerado justicia. Erico es de esos gigantes que se han colado por el desagüe de la memoria del fútbol por falta de un episodio u obra que le fije en la memoria colectiva.

    Respond
  • Lucas 13 julio, 2016

    Hola a todos .

    Yo creo que el gran merito de Cristiano es que tocándole convivir con ese monstruo llamado Messi ,y más conviviendo en la misma liga , no ha sido Kubala , , no ha sido fagocitado como lo fue el húngaro por Di Stefano .

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 julio, 2016

    @Lucas

    La diferencia entre Kubala y Di Stefano son las lesiones. Kubala pasa por el quirofano una decena de veces en una época en que la cirugía era muy tosca. Alfredo casi nunca tuvo problemas en ese aspecto. Podríamos extendernos sobre si eso fue o no casual.

    Respond
  • Maxi 13 julio, 2016

    Recuerdo una vez, en la secundaria, nos hicieron ver Tiempos Modernos. Para que materia, no recuerdo, pero lo que si recuerdo es que yo y mis amigos nos descostillábamos de la risa.

    Nadie más se reía, y alguno hasta nos miro mal. Creo no entendían de que se trataba del todo.

    En cualquier caso, hermoso texto como siempre. Evasión o victoria se esta convirtiendo rápidamente en mi serie favorita de Ecos.

    Respond
  • gabriel 13 julio, 2016

    ¡¡¡¡¡¡¡Qué bueno que hay más cubanos por aquí¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Es muy importantes transmitir las ideas de ecos para lograr que se entienda que el Fútbol no es Mess vs Ronaldo, se que es muy díficil, pero hay que lograrlo socios

    Respond
  • Miguel C. 13 julio, 2016

    Buenas:

    Como no tengo palabras propias que le hagan justicia a este articulazo, voy a robar una frase y un adjetivo al respecto:

    Jorge Ramos: ¡Sencillamente espectacular!, ¿para qué lo voy a gritar, si no salgo de mi asombro?

    Y recordando mis viejos tiempos de aullador de Black Metal, cuando nos salía bien un tema en los ensayos, mi amigo Harris nos decía: "¡Exquisito!".

    Respond
  • Lucas 13 julio, 2016

    @ David Mata .

    Es cierto que Kubala tuvo lesiones importantes para la época , así como tuberculosis , pero si en sus dos primeros años gana la liga con él como lider indiscutible del 51 al 53 , la llegada de Di Stefano hace del Madrid un equipo pentacampeón y del 53 al 61 que Kubala se retira el Madrid gana 5 ligas , dos el Barça y una el Atlethic , pero el Madrid también gana 5 copas de Europa , esa es la historia , ¿ que podría haber pasado sin lesiones ni enfermedades ? nadie lo sabe , sabemos lo que pasó y es que mientras a Di Stefano le encumbran como uno de los 3 mejores jugadores de todos los tiempos , de Kubala se habla como de otros muchos , buenisimos , pero muy por debajo de este y eso a nivel individual no le ha pasado en la misma proporción a Cristiano con Messi , eso es lo que yo digo .

    Respond
  • David Mata Ecos 14 julio, 2016

    Comento como "invitado" porque comentarios no me permite logearme con mi cuenta de twitter. Un misterio.

    @Maxi

    Yo sabía de que iba Tiempos modernos y había visto escenas icónicas incluso antes de ver la película. Es síntoma de lo bien arraigada que está en el inconsciente colectivo.

    @gabriel

    Su relato es muy potente y tiene un altavoz ideal. Por eso monopoliza tanto.

    @Miguel C.

    Los aulladores no salían en un capítulo de Expediente X.

    @Lucas

    Hay revistas del año 1954 donde se valora de modo similar el rendimiento en la campaña de Di Stefano, Kubala y Faas Wilkes. Se considera que los 3 han estado por encima del resto. La documentación de época en ese sentido no presenta esa distinción tan grande que luego hemos hecho cuando nos hemos puesto a hacer tops y listas. Al hilo de lo que hablamos, muchos grandes de fútbol por nivel de juego han caído en el olvido por falta de visibilidad. Personalmente opino que la valoración de Kubala está muy empañada por circunstancias que no son futbolísticas. Algo parecido al drama que se está promoviendo desde Argentina porque Cristiano haya ganado la Eurocopa y Messi perdido la Copa América.

    Respond

¿Qué opinas?

Ecosdelbalon.com - - Política de Cookies.