Cuando tienes una historia que contar, el camino es más sencillo en el mundo del fútbol. Pero has de tener algo que contar, armarlo y transmitirlo. Puedes adaptar un pasado, ayudarte de prosas ajenas; puede ser algo profundo, también ligero. Lo que sea. Si lo que vas a contar ya se sabe, el modo cuenta. Si hay gracejo, pasión o carisma, tendrás credibilidad, que es lo que de nuevo ha generado Italia en su debut en esta Eurocopa. Enfrente nadie contó nada, porque nadie está contando ninguna historia desde que sus personajes caminan de la mano. Pocos partidos en esta primera fase van a desnudar y realzar lo que Bélgica es con Wilmots y lo que Conte siempre ha aportado a sus equipos. Siendo gruesos, el fotograma de Conte sangrando tras el gol de los suyos fue pura iconografía y relato. Lo que no tiene Bélgica.
Italia tiró de identidad para desnudar a un equipo inexistente
Antonio Conte sonrió frente a Marc WilmotsLa azzurra incluso cuestionó los debates sobre la calidad al peso. Porque Italia impuso su calidad. La calidad de sus mejores hombres valió más que cualquier otra, porque si Bélgica se deshace como convocatoria, equipo, alineación, idea y potencial es porque su calidad no está integrada. Bélgica no existe. E Italia es tangible; es realidad. Leonardo Bonucci, un zaguero de talla mundial, consumó y protagonizó el papel de ‘voz en off’ en un discurso muy cruel en su descripción sobre el hacer de los belgas, un equipo que como en tantas otras ocasiones, parecía jugar el primer partido como conjunto. Por no haber no hay ni mala suerte a la que pueda agarrarse Wilmots. No hay nada. El partido fue así.
Si Bélgica tenía la pelota, el concepto superioridad no existía salvo en salida de balón. Como juegan cuatro centrales, sin laterales, en número siempre eran superiores a Pellé y Éder, los dos puntas italianos. Desde ahí, Bélgica es por definición un equipo condenado a la inferioridad numérica permanente en todos los sectores del campo. Su trío de centrocampistas no tiene calidad para pasar ni hay órdenes o procedimientos para crear sociedades. Dada la evolución del juego y las diferentes escuelas futbolísticas que ceden sus postulados para el que los quiera, mezcle o deseche, es muy sencillo vislumbrar quiénes y cómo escogen sus caminos hacia el gol. Bélgica, no es ninguna exageración, no tiene ningún camino hacia el gol desde una visión colectiva. Sus hombres de banda, al no tener laterales específicos ni centrocampistas de buen trato, han de regatear rodeados de rivales en cada ataque. Con Italia dejando a cero a Romelu Lukaku, la generación de oportunidades no es planteable.
Bélgica no tiene plan en ninguna de las cuatro fases del juego
Si con balón el panorama es dramático, ceder el cuero y salir con espacios parece dar oxígeno a De Bruyne, un jugador de toques definitivos y transiciones rápidas. Para ello, puede uno pensar en Bélgica con un plan para la presión; una actividad, intensidad y concentración propicias para castigar a la contra. Tampoco. A nivel de mentalidad, Italia volvió a jugar con la tranquilidad que le aporta su histórica identidad y de contar con un entrenador que va con todo a reforzar los cimientos. Con los hombres de Wilmots cansados sin esforzarse, erráticos sin intentarlo y desacertados sin haber disparado, Italia se adelantó y fue fatigando a una Bélgica que únicamente a través de Hazard y Mertens tuvo un amor propio más fruto de la urgencia que de su espíritu. Jugar en Bélgica actualmente es un marrón, e Italia agradeció debutar ante ellos.
Foto: Michael Steele via Getty Images
@DavidLeonRon 14 junio, 2016
Me gustó Italia porque fue Italia. De hecho, diría que Italia hasta enamoró por ser la Italia de siempre, esa que ya no alarga la agonía de Pirlo y vuelve a sus orígenes, explotando su calidad defensiva y buscando el resquicio que le otorgue la victoria.
Solo por esto, Italia me ilusiona.
Detendría el elogio a largo plazo. Tras el encuentro de ayer detecté una ola de ensalzamiento exagerado. Italia tendrá que demostrar que puede marcar siempre, que tiene capacidad para ello. Y no siempre recibirá a un equipo tan pesado como Bélgica. Los de Wilmots diría que estuvieron peor hasta mucho peor que en el Mundial, y encima eché de menos a Kompany atrás. Por mucho que los del Tottenham hayan hecho buen año, el mejor defensa es el del City, pienso.
Dicho esto, y siendo objetivo que Bélgica, con todos los respetos, aburre, ayer vuelca el campo al final y no empata porque Origi falla dos terribles. Por calidad individual, Bélgica debería competir.