Los hijos de la leyenda | Ecos del Balón

Los hijos de la leyenda


Superar a un padre que lo ha sido todo en su campo es una tarea hercúlea. Oír los comentarios despectivos, las constantes comparaciones y la lista de éxitos de tu progenitor cada día, en cada momento que tú practicas la misma actividad, no es fácil. Más cuando tu padre no ha sido sólo bueno, sino el mejor. ¿Qué presión soportaban Edinho o Jordi cada vez que pateaban un balón? ¿Qué más prueba de carácter hay que el hecho de que siguiesen haciéndolo aún a sabiendas de que la etiqueta de “hijo de” nunca los abandonaría? Esa misma presión la vivió toda una generación de jugadores españoles a mediados de los 60, sucesores del equipo más exitoso de la historia de la Copa de Europa. Un grupo de chavales que, a pesar de su aspecto serio y maduro, apenas tenía experiencia y se tenía que vestir con las legendarias y pesadas camisetas blancas del Real Madrid C.F., teniendo la responsabilidad de pasearlas por Europa sin manchar la leyenda de sus padres.

Bernabéu, Chamartín, la Champions y Di StefanoEl Real Madrid, sombrío y mediocre club de la posguerra española, había crecido a finales de los 50 en base al genio de un presidente adelantado a su tiempo, Don Santiago Bernabéu, y de la valentía que su figura irradiaba. Bernabéu asentó el renacimiento del club en base a una faraónica estructura de hormigón que pronto llevaría su nombre. De las repletas gradas del enorme estadio de Chamartín, donde más de cien mil fieles se agolparían religiosamente cada domingo y fiesta de guardar en los siguientes 50 años, salió el oxígeno que permitió al club respirar y recuperarse de las miserias de la guerra, la autarquía y un Régimen que prefería hacer ojitos a equipos de aviadores y de fugados del Telón de Acero.

Otro personaje que arrimó el hombro, y de qué manera, fue un tal Alfredo Di Stefano, argentino, futbolista total, amante del dinero y no tanto de los contratos firmados. Tras la saga que trajo a Di Stefano a Madrid después de darle todas las vueltas posibles al Pacto de Lima, la Saeta Rubia lideró con mano de hierro a un equipo que jugaría siete de las primeras nueve finales de la Copa de Europa, competición nacida de la soberbia de unos Lobos ingleses, la cabeza de un periodista francés y los arrestos de, entre otros popes del fútbol europeo, Don Santiago Bernabéu. Bernabéu, como poco tenía que perder, decidió arriesgar todo.

La renovación del equipo Pentacampeón de Europa fue un reto formidable.

Lo cierto es que tras ganar las cinco primeras ediciones de la Copa de Europa, el Madrid vivió el primer lustro de la década de los 60 con la angustia de ver a sus más rutilantes figuras, Di Stefano, Puskás o Santamaría ganar kilos y años. El resto del fútbol europeo les había pillado y, ora Eusébio, ora Mazzola, los viejos monstruos madridistas ya no tenían gasolina suficiente para volver a ganar la Copa de Campeones. Poco a poco, exprimiendo unas arcas que se iban quedando vacías, Bernabéu fue trayendo savia nueva, y sobre esta nueva generación caía la responsabilidad de mantener al club en el trono al que se había aupado durante la década anterior.

La cabeza visible de la nueva camada llegó de La Coruña, era extremo derecho y se llamaba Amancio Amaro. Con las medias a media tibia, valga la redundancia, hasta que sus marcadores se las bajaban a la altura del tobillo, el gallego brujo compartirá los últimos años de Di Stefano en el Madrid y hará diabluras desde su costado. Amancio será referencia antes de la salida de la Saeta, ganará la Eurocopa del 64 con España y también los galones que los perros viejos le habían instado a merecer antes de lucir el escudo del club en la camiseta. “Ante la duda, pelota a Amancio”, se convirtió en un mantra del madridismo, que sabía que en la banda derecha tenía un seguro de vida.

Pirri fue una absoluta referencia del fútbol español y del MadridJunto al coruñés aparecerán un ceutí, José Martínez –al que Bernabéu se negaba a llamar Pirri- y un navarro, Ignacio Zoco. Los tres se convertirán en las referencias no solo futbolísticas, sino también anímicas del Real Madrid. Zoco se convertirá en el sucesor de Santamaría por su tranquilidad en la zona defensiva. Será capitán del club y baluarte de la retaguardia blanca por una década. Poco tiempo si se compara con el volcánico Pirri, que llegó como interior y acabó siendo lo que él quisiese. Futuro doctor, hizo sus primeros pinitos en el Granada antes de dar el salto, y sería el líder del equipo hasta su salida camino del fútbol mexicano tres lustros más tarde. Pirri actuaba como interior, como mediocentro y hasta como líbero, tenía un despliegue físico fuera de serie y no iba corto de técnica. En un período bastante oscuro para el fútbol español, el que va desde el Mundial del 66 hasta el del 78, Pirri es una referencia del balompié europeo, ganándose incluso el apodo de «Capitán Coloso» a mediados de los 70 por sus grandes actuaciones de la Copa de Europa.

Tras la derrota en la final de Viena de 1964, contra un Inter de Milan que fue muy superior al veterano cuadro madridista, la renovación se aceleró. Sin Di Stefano mandando en el campo –y el vestuario-, la sangre joven comenzó a correr por el Bernabéu: Pedro de Felipe, rocoso central, Manuel Sanchís, tragamillas inclasificable, la clase de Manuel Velázquez y la finura de Ramón Moreno Grosso, que heredó un número nueve que hubiese aplastado a muchos otros. Todavía seguía Gento, perfecto nexo de unión entre ambas generaciones, y aún en plenitud de facultades, y también el abuelo de todos, el incomparable Puskás que seguía estirando su segunda carrera en la capital de España. Con estos mimbres el Madrid completó su primer quinquenio de títulos de liga, prolongando su estadía en la Copa de Europa por más de diez años ya a esas alturas.

El reto para la nueva generación era hacerse respetar en Europa.

Mantenido el trono en España, había que dar el do de pecho en la competición europea, donde los mayores de edad realmente demostraban su talla. En aquel momento el continente estaba dominado por los italianos, que enlazaba ya tres entorchados consecutivos. Primero el Milan y posteriormente, en el 64 y el 65, el Inter de Helenio Herrera, que era la auténtica bicha del concierto europeo.

El primer obstáculo sería el Feyenoord holandés, que en Rotterdam fue capaz de dar la vuelta al tanto inicial de Puskás, poniendo un marcador de 2-1 que sembraba dudas sobre la competitividad del equipo. Pero el húngaro, como queriendo proteger a sus jóvenes discípulos, dejó en la vuelta su última exhibición antes de dar paso a la nueva camada. A la tierna edad de 38 años, Puskás destrozó a los campeones holandeses con cuatro goles, opacando la gran actuación de un Grosso que, luciendo la 9, bajaba al medio campo a asociarse con Velázquez y Pirri, creando el caldo de cultivo perfecto para que el veterano magiar gozase de espacios para machacar las redes contrarias. Fue esta una ronda eliminatoria en la que los grandes favoritos no tuvieron piedad de sus humildes rivales, como bien lo atestiguan los dieciocho goles del Benfica al Dudelange luxemburgués, los diez del Werder Bremen al APOEL chipriota o los nueve del Manchester United al HJK finlandés.

Eusebio y el Inter iban avanzando en el cuadroLa segunda ronda, y sin el caprichoso bombo europeo haciendo de las suyas, dejó como enfrentamientos más importantes el del Partizan y el Werder Bremen y el duelo entre dos de los mejores atacantes de Europa, Georgi Asparukhov con su Levski de Sofía contra Eusébio y su Benfica. Del primero salieron vencedores los yugoslavos, que empezaban a ser considerados como un claro outsider al título. La agilidad de Soskic en la puerta, la seguridad y experiencia de Jusufi y el líbero Velibor Vasovic en defensa y el poderío de Hasanagic y Galic en el centro del ataque les convertía en un rival peligroso para cualquier equipo. Por su parte, los benfiquistas arrancaban un empate en Sofía para rematar la faena en casa, ganando por un total de 5-4. Eusébio y Asparukhov dejaban su duelo en tablas, con tres goles cada uno en la eliminatoria.

Por su parte, el Inter empezaba la defensa de su título sufriendo una derrota en Bucarest contra el Dinamo, que remontaría en los últimos instantes del partido de San Siro. Susto grande, pero los de HH seguían adelante, como también lo hacía el United, los talentosos húngaros del Ferencvaros –con Florian Albert al mando de las operaciones- o el Anderlecht de Paul van Himst, sensación del fútbol europeo. No hubo mayores problemas para el Madrid, que tras un empate a dos en tierras escocesas, le metía cinco al Kilmarnock en el Bernabeu.

Los cuartos de final van a ser un choque total de estilos.

Mientras seguía progresando en Europa, el Madrid estaba metido totalmente en la lucha por el título de liga en España. Su rival era el Atlético de Madrid, que trataba de evitar el sexto entorchado madridista consecutivo. La lucha se prolongará hasta el final de temporada, con el Atlético lanzado gracias a los goles de un Luís Aragonés que terminará como Pichichi, ganando el título por un solo punto. Estrenarían su flamante nuevo estadio al año siguiente en Copa de Europa.

El Madrid era una rara unión de finura y garraPara entonces el estilo de juego del Madrid ya estaba bien definido, con Grosso ejerciendo de falso nueve y sin un delantero centro de referencia una vez Puskás dejó de jugar. Velázquez, que era el cerebro del equipo se había asentado con la camiseta número diez, con Gento y Amancio en los costados –aunque este también jugó bastante como interior, intercambiado con Serena- y Pirri guardando el medio del campo y llegando desde segunda línea a la zona de gol. Atrás, Zoco y De Felipe, con Sanchís y Pachín formaban la línea de cuatro delante del guardameta. El Madrid era una rara mezcla de finura y garra, de individualismo y trabajo colectivo, no siempre en ese orden, no siempre en las mismas proporciones.

Para los cuartos de final el rival sería el Anderlecht. Campeón de Bélgica, había eliminado al Madrid varios años antes, en una eliminatoria en que el fuera de juego tirado por los de Pierre Sinibaldi fue un enigma que los madridistas no supieron resolver. Ahora, con el joven Paul van Himst como máxima figura, los de Bruselas se veían con opciones de dar la campanada. Y fue el brillante van Himst, un torbellino que aparecía por todo el frente de ataque, muy rápido, habilidoso y con gran sentido del gol, el que marcó la diferencia en el Emile Versé. Una victoria fuera de casa eran palabras mayores en la Copa de Europa, toda una odisea. Cómo han cambiado los tiempos. La vuelta supuso la gran confirmación de Amancio como figura europea, autor de dos goles que remontaban la eliminatoria para el Madrid, a los que se sumó un tercero de Gento casi al final del encuentro. Pero los belgas eran duros de pelar y tenían dinamita arriba. Con van Himst bien marcado por la defensa española –imaginamos que se pasaría un par de noches con sacos de hielo en las tibias, aunque lo mismo pudo decir Amancio-, fueron Puis y Jurion, internacionales belgas, quienes recortaron en el 87 y el 90, metiendo el miedo en el cuerpo a la parroquia madridistas, que suspiró aliviada cuando Monsieur Barbéran pitó el final y confirmó el billete de los blancos a semis.

Esa misma noche de marzo el Partizan destrozaba al Sparta de Praga por 5-0 en Belgrado, sellando la remontada del 4-1 recibido en tierras checoslovacas. Fue una eliminatoria caliente, con los yugoslavos clamando venganza por el trato recibido en la ida. Mientras el equipo del ejército yugoslavo culminaba su hazaña ante sus homónimos checos, una bomba atómica estallaba en Lisboa. Se llamaba George Best, tenía diecinueve años y acaba de tomar al asalto el Estadio da Luz. Lideró a un United desmelenado que le hizo cinco goles en su templo al altivo campeón portugués. Así pues, el panorama no pintaba demasiado bien para el Madrid, que no pasaba de ser un equipo ordenado y con ciertas individualidades ante el poderío del Machester United de la Santísima Trinidad, el inabordable Inter campeón y los talentosos yugoslavos del Partizán.

Amancio sería decisivo en cada eliminatoria de la Copa de Europa 1966Para el Madrid quedaría el desafío de acabar con el reinado de los italianos, mientras los ingleses pasarían el mal trago de volver a Belgrado ocho años después de la tragedia vivida tras jugar en la capital yugoslava. Helenio Herrera declaró temer al Madrid como a la peste, y los blancos le dieron la razón, crecidos, ya que hasta la lesión de su portero Betancort atacaron sin tregua la meta defendida por Sarti. Un caudal de ocasiones de gol de las que solo una materializada por el omnipresente Pirri subió al marcador. Tras ello, el Madrid contemporizó guiado por la batuta de un Manolo Velázquez magistral. En los últimos minutos, viendo que el Inter no buscaba crear peligro, Miguel Muñoz tocó a rebato en busca del segundo gol, pero este no llegó. Faltaba la vuelta en el Giuseppe Meazza, lo que suponía la encerrona más grande de Europa en aquella época. Muñoz no se cortó diciendo que el Madrid «jugaría a la italiana», obligando al Inter a salirse de su guión más habitual. Así lo hizo: férreos en defensa –controlando la violencia, que podía dejarte con varios jugadores menos en aquel estadio- y saliendo como diablos al contragolpe. Y así llegó el gol de Amancio, decisivo una vez más. El Inter estaba muerto y sólo tras el gol de Facchetti inquietó la meta de Araquistáin. Contra todo pronóstico, el Madrid había matado a la bicha.

En la otra semifinal, con Charlton, Foulkes y Gregg atenazados por los recuerdos, el Partizan cimentó su victoria en la ventaja conseguido en casa. El dos a cero fue suficiente para defender en Old Trafford. El United estaba sin Best, lesionado en la rodilla, y el Partizan sin Kovacevic y Galic, quienes estaban cumpliendo el servicio militar y no obtuvieron permiso para poder viajar al partido –una vez más, otros tiempos-. Ingleses y yugoslavos se pegaron de lo lindo, pero fueron estos quienes se salieron con la suya. Tocaba viajar a Bruselas.

Bruselas esperaba a Inter e United, pero se encontró a dos invitados sorpresa.

El Madrid volvía a Bruselas, donde ya había jugado ese año contra el Anderlecht, y donde ya los padres del invento habían ganado la Tercera Copa de Europa ante el Milan ocho años antes. Sin Best presente, los once españoles que conformaban el equipo más habitual de los blancos pasaron a la historia al fotografiarse con pelucas estilo Beatles. Nacían así «los Ye-yes», apodo que haría fortuna y les acompañaría por el resto de sus carreras. Eran un grupo de amigos, jóvenes, que por casualidades de la vida habían hecho una gira por Europa todo ese año. Faltaba el gran concierto. El once sería el habitual, con Amancio ya asentado en el centro del ataque junto Grosso y Serena ocupando la banda derecha. A cada partido intercambiaban menos sus posiciones. Gento estaría en la izquierda, jugando su octava final, mientras Araquistáin seguía siendo titular en la portería tras la lesión de Betancort.

Vasovic fue clave en el Ajax de Johan CruyffLos yugoslavos, que habían entrado en la competición sin hacer ruido, pero que avanzaron rondas a ritmo de carga, sí contaban esta vez con Kovacevic y Galic, a quien los generales habían dado un permiso para viajar a Bruselas. Allí estarían, en el mediocentro y la delantera respectivamente. También estaba Soskic, portero de nivel mundial que había jugado con el XI FIFA en el Centenario de la Federación inglesa y por supuesto estaban también Jusufi, que intentaría controlar a Amancio y uno de los mejores líberos de todos los tiempos, Velibor Vasovic. Este era un jugador de tremenda inteligencia, que tras la final fichará por el Ajax y se convertirá, junto a Cruyff, en la piedra angular en la construcción del «Fútbol Total». Casi nada.

Soskic, que ya se había enfrentado a Gento diez años antes, en la primera edición de la Copa de Europa, tuvo una primera parte plácida. Ambos equipos se medían y había bastante miedo. El guardameta yugoslavo solo tenía que estar atento a los balones colgados sobre su área, algo en lo que era muy bueno. Kovacevic, seguramente por no perder sus costumbres castrenses, aplicó todo un curso de llaves y técnicas cuerpo a cuerpo al pobre Velázquez, que hubiese disfrutado de su compañía incluso si hubiera decidido ir al baño. Galic fue un dolor de muelas para De Felipe y Zoco, pero la primera parte acabó sin goles. Poco duró, ya que apenas empezado el segundo tiempo, Galic ganaba el enésimo duelo aéreo y Vasovic, quien si no, adelantaba al campeón de Yugoslavia y ponía las cosas muy cuesta arriba para el Madrid.

Gentó dejó su último gran acción en el RealEl gol pareció aturdir al conjunto blanco, que tardó varios minutos en reaccionar, mientras los yugoslavos se venían arriba. Alrededor del minuto 70, y aprovechando un córner lanzado por el Partizan, Manolo Sanchís se hacía con la pelota y la enviaba para Grosso, quien habilita a Amancio. El gallego, asumiendo la responsabilidad como llevaba haciendo todo el año, avanzó con el esférico hacia dos defensas yugoslavos, superando al primero y volviendo del revés al segundo con dos recortes en medio metro y batió a Soskic, que había iniciado la salida, con un disparo raso y cruzado. Era el golpe que el Madrid necesitaba para cambiar el encuentro. Apenas sin tiempo para retomar su ritmo, Gento protagoniza la enésima internada por su banda, su centro lo despeja de puños Soskic, pero el balón cae al borde del área, donde Serena lo recoge y suelta un zapatazo que se cuela por la escuadra del equipo de Belgrado.

Era la Sexta. La única para esa generación.

Suficiente para tener al menos una copa para brindar con papá.


35 comentarios

  • @AitorCs3 26 mayo, 2016

    Mi mas sincera enhorabuena Vilariño, tremendo articulo.
    Conocer mas de la historia de mi equipo contado de esta forma es un placer y como previo a la final me genera orgullo, pero a la vez mas nervios por lo que pueda pasar.

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  • @migquintana 26 mayo, 2016

    ¿Tan bestia fue la Copa de Europa de Amancio Amaro, Vilariño?

    Por lo que cuentas suena a exhibición única. ¿Sin él hubiera tenido el Real Madrid alguna mínima opción?

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  • Miguel Pereira 26 mayo, 2016

    Amancio estuvo tremendo si, estoy de acuerdo. No creo que sin él el Madrid hubiese logrado salir adelante, tanto del partido contra el Inter como luego en una final contra un Vasovic que era un monstruo. Quizás el mejor jugador en el terreno de juego. Pero la calidad colectiva de ese Real que, para muchos, era solamente na version "menor", se hizo fuerte en los momentos claves. Es un partidazo!

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  • Abel Rojas 26 mayo, 2016

    Me alegra leer a Vilariño sobre Pirri. No había seguido nada de este Madrid post-Di Stefano hasta que hace unos meses, con motivo del artículo que preparé sobre Cruyff, me vi el enfrentamiento entre el Ajax y los blancos en el 68. No era todavía el gran Cruyff, era muy vertical y muy atacante, no controlaba los tiempos como haría después, pero aún así ya era un pedazo de crack alucinante. Y sin embargo, a mí los ojos se me fueron a Pirri de manera descarada. Aluciné con ese hombre. Aluciné tanto que luego tuve que seguirle por pura curiosidad-placer. Vaya pedazo de bicho, vaya calidad (menudo dominio del exterior del pie), vaya dominio, vaya liderazgo. Es que está completamente justificado que sea una leyenda del club de las 10 Copas de Europa. Casi que me sale decir que fue el verdadero heredero espiritual de Di Stefano en ese equipo. Estamos hablando de uno de los pocos españoles que lideraron -no acompañaron o potenciaron, sino lideraron de manera radical- un ciclo ultra-campeón de un equipo. Que este hombre ganó la friolera de 10 Ligas, 1 Copa de Europa y 4 Copas. Jugador para volverse muy loco.

    Amancio era muy bueno, realmente buenísimo, pero sinceramente no lo vi en la misma dimensión. Y hombres como Velázquez… la verdad es que me decepcionaron tras lo oído.

    Y a propósito, menuda pena para el Madrid tener que vender a Del Sol en su día por la crisis económica. Del Sol y Pirri juntos… El Madrid tendría más Copas de Europa de las que tiene de por sí.

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  • Miguel Pereira 26 mayo, 2016

    Totalmente de acuerdo Abel, Pirri era abrumador en el control del partido, las movimentaciones, un jugador que se movia por una ancha zona de juego y siempre ofreciendo la mejor opcion al equipo. A ese Madrid le penaliza sobretodo el cambio fisico del juego, la velocidad que imprime el Benfica con sus futbolistas made in Africa y el ritmo defensivo intenso de un Inter que sabia perfectamente explotar sus puntos debiles. HH habia aprendido bien la leccion y sus contricantes ya no estaban en su zenit para contrarrestar la tactica con la tecnica y la inteligencia de juego.

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  • Alex_knd 26 mayo, 2016

    Mi abuela vivía al lado del Bernabeu e iba a todos los partidos con mi abuelo (al que no conocí) durante los años de Di Stefano y S. Bernabeu. Pero desde que yo nací ('90) nunca la he visto ver un partido por la tv ni escucharlo por la radio completo, porque decía que se ponía muy nerviosa (no tenía claro que ganasen).

    También decía que con Di Stefano y compañía no le pasaba, que aunque les metieran tres en la primera parte, DS les echaba la bronca y siempre remontaban.

    Otra cosa que siempre me contaba, durante la primera época de florentino, es que los jugadores eran niños malcriados, que antes eran hombres y que a Bernabeu no le hubiesen si quiera atrevido a pedirle aumentos y demás. Que lo que primero que hacia con los jóvenes era buscarles mujer casarlos.

    Cosas de mi abuela de las que me he acordado al leer el artículo. Muy bueno

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  • Gravesen 26 mayo, 2016

    Siempre me resultará extraño que este Madrid o el del 98 conquistara la Copa de Europa, y que hasta el del 81 pisará una final, pero que la Quinta fuera incapaz….cosas del fútbol.

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  • Abel Rojas 26 mayo, 2016

    Sacchi dijo hace poco que la Quinta no ganó la Copa de Europa porque no tenía que ganarla. Que era un equipo demasiado frágil.

    También es verdad que Sacchi es mucho de vender su propia moto. Es un poco el Pelé de los entrenadores en este aspecto. Pero ahí quede el comentario.

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  • Miguel Pereira 26 mayo, 2016

    Sacchi sin duda es un personaje pero lo cierto es que la mejor version de la Quinta, la que si tenia toda la pinta de campeona de Europa, le precede por un año. No creo que haya habido un partido más sintomático de lo que significa la Copa de Europa como la vuelta contra el PSV. Creo que entre ese partido, el susto del Milan en Belgrado y su eliminacion en Marsella se gestó definitivamente la idea de que ese tipo de cosas no deberian volver a pasar. En suma, la idea de la Champions. La Quinta fue eliminada tres años consecutivos por el campeón pero con un equipo tan frágil como el PSV – después de eliminar a Maradona y al vigente ganador – era perfectamente superable. Aunque, en el fondo, si queriamos tanto a la Copa de Europa era por noches como esa en Eindhoven.

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  • Gravesen 26 mayo, 2016

    Abel Rojas

    Pero es que "fragil" fue la versión a la que se midió el, con Schuster de mediocentro, Martín Vázquez delante, Paco Llorente y Michel en bandas….era básicamente violentamente ofensivo e inconsistente atrás, pero no era lo que fue la Quinta en sí misma. La Quinta de los dos años anteriores con Jancovic y Gallego por ejemplo era un equipo muchísimo más aseado en el plano defensivo.

    De cualquier manera las 5 eliminaciones en Champions de la Quinta tienen razones muy muy dispares: Contra el Bayern en el 86/87 pecó de inexperiencia en la Copa de Europa (llevaba sin disputarla desde el 81) y se confió demasiado en lo que eran sus "remontadas europeas" que en la Champions ya no valían igual; contra el PSV en el 87/88 lo que le saca de la final es pura y dura falta de suerte, la peor que e visto tras el enfrentamiento Chelsea-Barcelona de 2012; luego en el 88/89 y 89/90 le saca el mejor Milan de la competición y el último en ser capaz de ganar dos títulos consecutivos, y aún así jugando con 9 en la segunda temporada se quedó a un gol de la prorroga y por ocasiones perfectamente pudo merecerlo; y en el 90/91 el equipo ya era una mera sombra de si mismo al que el Spartak en al vuelta dió un bailoteo…

    Eso sí, lo de la Copa de Europa de 1966 fue especial porque esa década iba a ser muy mala para el Madrid en Europa. Esa final, junto con la de la Recopa del 71, fueron las únicas que piso el Madrid, y peor se pone si sumas que solo hubo un par de semifinales (68 y 72) a las que el equipo llegó para competir.

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  • @intworldfutbol 26 mayo, 2016

    Primero gracias por demostrar tanta pasión por este deporte, se nota y mucho q lo aman como uno.
    Justamente en estos momentos estoy leyendo "historia del fútbol europeo" campos d gloria y esto q nos entrega vilariño podría tranquilamente estar en esas páginas.
    Sólo resta poner youtube y ver un poco de esos artistas.

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  • @DavidLeonRon 26 mayo, 2016

    @Abel

    "Casi que me sale decir que fue el verdadero heredero espiritual de Di Stefano en ese equipo"

    No sé, pero yo tengo una anécdota de Pirri que siempre me contó mi padre y me hacía mucha gracia. Resulta que un amigo suyo era jugador del Córdoba e iba a debutar en Primera. Le tocó hacerlo ante el Real Madrid, y claro, de la emoción corrió más de la cuenta. Al descanso estaba muerto, y decía que le impresionaba la capacidad física de Pirri, que a su lado parecía un toro bravo de lo que corría y hasta como respiraba.

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  • @SVilarino 26 mayo, 2016

    @Quintana

    Fue bestia, sí. Amancio fue el elemento diferencial del equipo, el tipo que siempre aparecía en el momento adecuado para resolver. Es como decir ¿hubiera ganado el Milan la UCL de 2007 sin Kaká?

    @Abel

    Pirri es el elemento más importante del Madrid post- Di Stefano. Amancio es el mejor jugador, sí, pero Pirri define el espíritu del club. Su despliegue físico se ha hecho legendario, igual que su bravura (jugó una final de Copa y una de Recopa con el brazo y la clavícula rotos), pero es que técnicamente no era nada malo. Lo que tú dices del exterior del pie es un buen indicativo. En los años 60-70, no hay muchos que se acerquen a Beckenbauer en esa suerte, y Pirri es ciertamente uno de ellos.
    El tema con él es que su carácter, su estilo de juego era contagioso: ese Madrid ponía, y ponía y ponía, que diría un argentino. Y ahí es donde es importante la figura de Velázquez, que sin ser un super fenómeno, tiene la templanza y la técnica para frenar un poco los ímpetus del equipo cuando hacía falta.

    @Gravesen

    Es lo que dices, el Madrid arrasado por el Milan es una versión muy radical del Madrid anterior. Es un equipo decididamente atacante, que en los enfrentamientos ante grandes equipos es vulnerable, por la propio concepción del equipo. Pero el Madrid anterior, el que tiene a las Quintas del Buitre y de los Machos más los veteranos (Gallego, Santillana, Juanito, Camacho), es un grandísimo equipo, mucho más equilibrado de lo que dice Sacchi. Y Milan Jankovic es un elemento clave en ello, un jugador muy parecido a Xavi en su sentido para distribuír la pelota pero un tipo de jugador que no era tan apreciado en aquellos momentos. Se valoraba más el jugador capaz de distribuir en corto y largo, de incrustarse entre centrales o de llegar arriba, tipo Schuster o Matteoli.

    @Miguel Pereira

    Berlusconi reconoce que la idea de que había que cambiar el formato de la Copa de Europa le nace en la eliminatoria Madrid-Napoli del 87. Decía que no se podía permitir que los campeones de España e Italia se eliminasen entre sí en la primera ronda mientras otros equipos peores pasaban. Que eso destrozaba economicamente la temporada de los equipos y que repercutía en el valor de la competición. Y Berlusconi sabe de lo que habla, ya que era uno de los magnates televisivos que, en el verano del 92 en los Alpes, rediseñó y creó la Liga de Campeones, con sus liguillas y sus sorteos dirigidos destinados a evitar "accidentes".

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  • Gravesen 26 mayo, 2016

    @SVilarino

    La propia eliminatoria de octavos entre el Madrid y el Milán en 1989 fue otra demostración de que ese formato estaba obsoleto.

    Recuerdo que Toshack se había estado meses preparando como competir al Milán, y estaba trabajando con un sistema de tres defensas, con Schuster de libero, Chendo de tapón delante de la defensa para liberar a Gordillo y Michel, Hierro en una protoversion del llegador que sería con Antic….

    Pero les cayó el Milán en octavos cuando el equipo además no terminaba de despegar en Liga. Y aun así estuvo a un pelo de como mínimo llegar a la prórroga. Siempre se dijo que si ese Milán les pilla en marzo…

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  • @9LutherBlissett 26 mayo, 2016

    Lo cierto es que merecidamente el Madrid de Di Stefano ha pasado a la historia como uno de los mejores equipos de la historia pero el equipo de los 60 es el que se encargó de plantar la hegemonía madridista en España. Fue la 1a vez que se ganaron 5 ligas consecutivas y hay jugadores con palmarés de 10 ligas como Pirri o 9 de Amancio.
    Este equipo era mucho menos talentoso que el de los 50 pero era más avanzado tácticamente.
    De Sanchis llegó a decir Best que era el mejor defensa contra el que se había enfrentado.
    Serena fue preguntado por si había tenido la intención de colocarla ahí (en el gol de la final) y este respondió que la única persona que conocía que la colocase donde quería era Don Pancho.
    Un gran artículo que hace honor a una generación que poco a poco se está yendo.

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  • Miguel Pereira 26 mayo, 2016

    @SVilarino,

    A mi me vas a contar. De todos modos, Berlusconi desde que fue uno de los protagonistas del Mundialito de 1980 siempre albergó la esperanza de cambiar el formato competitivo futbolistico en favor del mercado televisivo. Era desde hace mucho uno de sus caballos de batalla y efectivamente sacó el ejemplo de ese partido entre el Madrid y el Napoli para empezar a afirmarlo publicamente en lo que respectaba la Copa de Europa. No obstante, creo que solo logró el apoyo del Madrid y del Bayern – que son, con el Milan, los grandes defensores del formato Champions – en los años siguientes cuando su Milan ya reinaba en Europa.

    De todos modos, muchos se olvidan que la idea original de Hanot no era la de crear una Copa de Europa como al final se hizo si no una autentica Liga Europea de Elite con partidos de ida y vuelta, todos contra todos, entre los principales – no los campeones vigentes – equipos del continente. Las dificultades logisticas y la sensacion de la mayoria de los equipos de que eso les iba a lastrar demasiado en las competiciones domesticas – que eran todavia fundamentales a sus ojos por cuestiones de taquilla y prestigio nacional – le llevo a plantear el modelo similar al de los primeros Mundiales.

    Gravesen,

    "La propia eliminatoria de octavos entre el Madrid y el Milán en 1989 fue otra demostración de que ese formato estaba obsoleto. "

    No creo que el modelo de la Copa de Europa estuviese jamás obsoleta, sencillamente se buscaba algo totalmente distinto que es lo que hay hoy y que poco o nada tiene que ver con esa idea vigente a lo largo de mas de treinta años. Para mi sigue siendo un modelo fascinante, no creo que tenga ningun tipo de sentido "democratico" que existan cabezas de serie si al final la maxima del deporte es la de que para ganar tienes que estar preparado para ganar a todos.

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  • @antonioleonro 26 mayo, 2016

    Gracias Vilariño.

    De ese equipo, aparte de Gento, los dos jugadores que marcaron época, tanto aquí como en Europa fueron Amancio y Pirri. A ambos los rivales les tenían un enorme respeto, la hemeroteca esta ahí para comprobarlo.

    De esa copa de Europa, poco que añadir a lo explicado por Vilariño. Recuerdo perfectamente los partidos contra los belgas, italianos y final. De los holandeses no tengo ningún recuerdo. De los belgas , el tal Jurion si mi memoria no me falla era el primer y único jugador con gafas que he visto en un campo de futbol, (o era otro belga, Sergio). Nunca olvidaré ese partido por la siguiente anécdota: Marzo de 1966, era monaguillo y el encargado de rezar el rosario en las novenas de Cuaresma. Coincidian el rezo y el partido,No estaba dispuesto a perderme el partido. No creo que se haya rezado un rosario a tal velocidad, los misterios dolorosos que tocaban, volaron. Las beatas se quejaron y durante dias fuí la ¨comidilla´ del pueblo. Pero solo me perdí 10 minutos.

    Contra los italianos del Inter, recuerdo el gran partido de vuelta. El Madrid apenas concedió ocasiones de gol y Amancio especialmente sembró el peligro en varias ocasiones, cuando marcó , pegué tal salto que las sillas del bar que eran plegables ,no sé como se cerró, y vaya culetazo que me dí. De la alegría, el dolor y moratón no lo percibí hasta el día siguiente.

    De la final, sobre todo la gran jugada de Amancio en el gol del empate , que yo creia a pase de Velázquez y según cuenta Sergio fue de Grosso, el gol de Serena y el comentario de ABC al día siguiente: "Un 36 le pudo a un 42". Se refería a los números que calazaban Serena y su marcador.

    Y sólo una apostilla a David , el partido de mi amigo y compañero de habitación en la Laboral de Córdoba, no fue en liga si no en la Copa llamada entonces del Generalísimo, Era un juvenil que despuntaba muchísimo

    Gracias Sergio, y a todos un abrazo

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  • DeSqueran 26 mayo, 2016

    Fantástico artículo. Sólo un problema: los enlaces no funcionan.

    A veces, pienso en Amancio como la respuesta, también gallega, del Madrid a Luis Suárez. Por cierto: quienes vieron jugar a éste último, me dicen sin dudarlo que ha sido el mejor jugador español de todos los tiempos. Entonces, ¿por qué lo vendió el Barcelona? ¿Hubo una crisis económica en los clubes españoles? Si es así, ¿a qué se debió? Al fin y al cabo, fue precisamente en los 60 cuando la economía española empezó a despegar…

    Por lo que cuenta Vilariño, Amancio debió de ser también el recambio de Kopa. No recuerdo si era Di Stéfano o Gento el que decía que, cuando el equipo estaba agotado y se veía superado por la presión del rival, le pasaban el balón "al rubito" francés para que lo aguantara regateando.

    Pirri debía de ser una especie de Khedira, pero con más técnica y mucho más liderazgo y capacidad goleadora. O sea: el recopetín.

    Pienso en lo que ocurrirá cuando se marche Cristiano, el equivalente (aunque con diferencias entre ambos) a Di Stéfano en el Madrid actual; en cómo tendrá que evolucionar el equipo. Estoy seguro de que lo echará mucho de menos, pero también de que obligará a los demás jugadores a crecer.

    El fútbol de entonces era muchísimo más duro que el de ahora. Parte de mí lo echa de menos, porque me desagrada esa actitud de "mírame y no me toques" de los futbolistas actuales, esos fingimientos y "croqueteos", y esa propensión de los árbitros (sobre todo, en España) a pitarlo todo y a tarjetear a todo Cristo. Pero también es verdad que acabaron viéndose verdaderas salvajadas. Tengo entendido que el Mundial del 66 es una prueba de ello. ¿Cuándo se introdujeron las tarjetas amarilla y roja?

    @9LutherBlissett: tal vez (no lo sé) el Madrid tuviera más competencia dentro de España en la época de Di Stéfano, que después de él. No olvidemos que el Barcelona de Kubala y Luis Suárez (y Kocsis, y Czibor, entre otros) era un equipazo tremendo.

    @Miguel Pereira: pues yo, en esto nada más, sí estoy de acuerdo con Berlusconi. Creo que un sistema de eliminatorias puras concede demasiado valor al azar —a que te toquen equipos más asequibles, a que los más fuertes a priori se eliminen pronto entre ellos—, y no refleja tan fielmente quién es el mejor. No digo que el sistema actual sea la solución ideal, pero entiendo —no ya como empresario, sino como aficionado— que se acabara modificando.

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  • @antonioleonro 26 mayo, 2016

    Sergio, ese Vasovic es el mismo que fichó el Ajax?

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  • Monopandillero 26 mayo, 2016

    Tremendas las anécdotas de Don Antonio León.

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  • Sin Balón 26 mayo, 2016

    Pedazo de artículo para ir haciendo la previa de la final. Chapeau.

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  • @Luismadrid1985 26 mayo, 2016

    @SVilarino, Enhorabuena por el artículo, casi no se puede añadir nada más.

    Es curioso, pero quizá sea la Copa de Europa de la que menos se ha hablado, a pesar de que fue la última durante muchísimos años. Yo por lo menos, un fanático de la historia del Real Madrid, es la que menos conozco. Supongo que es por lo que dices al principio, el brillo de la generación anterior, los padres, oscurece a la Sexta. Y es una pena, porque es posible que tuviera mucho más mérito que las demás. Ah, y las imágenes, no se el motivo, también son mucho peores que las anteriores.

    Un saludo.

    Respond
  • Abel Rojas 26 mayo, 2016

    Extraordinario don Antonio León.

    @ DeSqueran

    "Pirri debía de ser una especie de Khedira, pero con más técnica y mucho más liderazgo y capacidad goleadora. O sea: el recopetín. "

    No, no ^^. Pirri era un jugador de bajar a coger el balón y llevarlo él para arriba con pases o conducciones batiendo líneas. Era más un Beckenbauer menos refinado, o un Matthaus para mi gusto mejorado, que un Khedira.

    En la eliminatoria contra el Ajax de Cruyff que cité, uno de los goles llega con él conduciendo la pelota desde atrás, pasándose el balón con un recorte por detrás de esos de tacón y aclarando la jugada. O el gol que marca tras llevar él también el peso de la jugada hacer una especie de pared tocando la pelota con el exterior, que como digo lo usaba mucho. Conceptualmente, Pirri no era un Khedira. De hecho, no creo que en los 60 pudiese haber jugadores tan relacionados con el espacio como Khedira. Todo estaba más ligado a la pelota.

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  • @SVilarino 26 mayo, 2016

    @Antonio León

    El mismo Vasovic del Ajax, sí.

    @Abel @DeSqueran

    Exactamente lo que comenta Abel. Con respecto a Pirri y con respecto a la tipología de jugador de los 60. Antes del fútbol total todo está mucho más relacionado con la pelota. Los espacios son un concepto que se generaliza en los 70.

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  • Nacho Ruiz 26 mayo, 2016

    Maravilloso texto, lo he pasado como un enano. Gracias, Vilariño.

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  • @JRatazzi 26 mayo, 2016

    @SVilarino
    Una gozada, la verdad que acercas esa "gran desconocida", al menos para mí que es la 6ª copa de europa del Real Madrid

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  • Gravesen 26 mayo, 2016

    Viendo resúmenes de la sexta…que pena me da que no ganarán la Recopa del 71; de las 5 veces que la jugaron, esa generación yeye era la mejor formada y a la postre la mejor oportunidad que tuvo el Madrid de levantar el único título que se le ha escapado al club (con perdón de la Intertoto).

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  • danityla 26 mayo, 2016

    SVilarino hablando de fútbol antiguo y encima del Madrid. ¡Qué más pedir! He disfrutado como un enano con el texto y los comentarios.

    Cuando pregunto a gente de la generación de mi padre sobre aquél Madrid de los 60 siempre empiezan citando a Pirri. Luego Amancio, pero siempre empiezan por Pirri.

    A mí, un tío que se saca la carrera de Medicina mientras es jugador del Real Madrid me tenía maravillado. Veía fotos de él estudiando en las concentraciones y creía que era algo de mucha clase. Una actitud ante la vida sensacional. Encima ves vídeos de su época y te das cuenta de lo bueno que era y ya flipas.

    Respecto al Madrid de la Quinta, que ya me pilló llorando con sus eliminaciones coperas, la sensación que nos quedó a los jóvenes que sufrimos el infortunio del PSV es que en las eliminatorias contra el AC Milan jugaban un equipo del pasado y el futuro. Ya lo dijo Michel: “Maldini es más rápido que yo, más técnico, más fuerte… es hasta más guapo”

    Y así nos quedó el cuerpo a todos, eran de otra raza.

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  • GrossRaus 26 mayo, 2016

    "Tras la saga que trajo a Di Stefano a Madrid después de darle todas las vueltas posibles al Pacto de Lima". Bonito eufemismo…

    El Barcelona vendió a Luis Suárez porque estaba más tieso que la mojama después de construir el Camp Nou.

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  • GrossRaus 26 mayo, 2016

    Ah, por cierto… Cristiano no le llega a Di Stéfano ni a la altura de las rodillas, seamos serios.

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  • @9LutherBlissett 27 mayo, 2016

    DeSqueran
    Luis Suarez se fue del Barça por diversos motivos.
    1o nunca había sido muy querido porque algunos aficionados pensaban que desplazaba a Kubala quien hasta entonces había sido el Dios del Barcelona.
    2o efectivamente el Barça estaba en la ruina económica y los 25 millones de pesetas que se pagaron por él era una cantidad desorbitante para la época.
    3o el club se encontraba en un periodo de crisis institucional (a pesar de ser el año en el que llegó a la final de Berna) con la dimisión del presi Miró-Sans y el proceso electoral que aún estaba activo.

    Sobre que en liga tendría menos competencia no lo tengo tan claro. Si bien es verdad que el Barça bajo mucho el nivel de su plantilla pero estaba el Atlético de Madrid de Luis Aragonés, Adelardo y Garate o el Zaragoza de los Magníficos. Yo creo que en más de una ocasión el Madrid de los 50 se dejó ir en liga para centrarse en Europa mientras que los Ye-Yes veían más difícil este objetivo y veían como obligatoria la consecución de la liga.

    Don Antonio León
    Espectacular no sólo las anécdotas que usted cuenta sino como las cuenta. Ya sabemos de quién sacó su hijo la pasión.

    Sobre Pirri es que era una maravilla de jugador. Lo mismo te sacaba el balón desde atrás, repartía el juego, te anulaba al jugador estrella rival, que llegaba al área con muchísimo peligro.
    Cuenta Pirri que le costó mucho la eliminatoria contra el Inter porque Miguel Muñoz le ordenó marcar a Luis Suarez en ambos partidos y el recorrido del jugador gallego hacía que lo mismo bajase a recoger el balón del portero como que llegaba a la frontal, era un jugador para nada estático.
    Por último, en la final De Felipe sacó una medallita de la Virgen de la Soledad y todos los jugadores pusieron la mano sobre la medalla y prometieron llevar la Copa a la Virgen.

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  • Miguel Pereira 27 mayo, 2016

    @GrossRaus,

    No hay ningun jugador en la historia que se pueda comparar a Di Stefano

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  • @SVilarino 27 mayo, 2016

    @GrossRaus

    ¿Eufemismo? Nada más lejos de la realidad. Si te lees los anexos del Pacto de Lima, que están adjuntos en el texto, comprobarás que:

    1. Los jugadores fugados a jugar a Colombia deberían volver a sus clubes de origen (en el caso de Di Stefano, River Plate), en Diciembre del 1954. Y sus clubes colombianos, a pesar de poseer sus derechos hasta esa fecha, no podían traspasarlos a menos que la Federación de origen del jugador (en este caso Argentina), lo autorizase, algo que con Di Stefano no pasó.
    2. El Madrid compra los derechos de Di Stefano, que pertenecían a Millonarios en aquel momento. Pero por el Pacto de Lima Millonarios no podía traspasarle.
    3. El Barcelona compra los derechos de Di Stefano a River, que en aquel momento no los poseía (recordemos que solo volverían a su poder en Diciembre del 54). River además, vendiendo estos derechos se desentiende de lo que venga en el futuro.
    4. Por tanto, ni Madrid ni Barcelona tenían derechos sobre Di Stefano, a pesar de haber pagado ambos un traspaso.
    5. Así pues, con Di Stefano en España porque se niega a regresar a Argentina, la federación española interviene mediante Armando Muñoz Calero, ex presidente de la federación, y representante FIFA del fútbol español. Muñoz Calero, por cierto, es el padrino de Kubala. Literalmente, ya que Kubala tuvo que bautizarse para conseguir la nacionalidad española y servir como elemento de propaganda para el Régimen. De ahí sale la decisión salomónica de que Di Stefano juegue alternativamente en Madrid y Barça durante cuatro temporadas, tras las cuales los clubes negociarían la situación del jugador.
    6. El Barcelona, ahbiendo recuperado a Kubala de su tuberculosis, intenta vender a Di Stefano a la Juventus para recuperar el dinero del traspaso pagado a River Plate. Di Stefano se niega a ir a Italia.
    7. Así pues, como condición para "renunciar" a Di Stefano (en realidad no se renuncia porque ninguno de los dos clubes tiene derechos sobre el jugador), el Barcelona pide al Madrid que abone el dinero pagado a River Plate por el Barcelona.
    8. El Madrid lo paga y se queda con el jugador. El Madrid paga a Di Stefano DOS veces. Una al Millonarios (que no podía traspasarle), y otra al Barcelona (que había comprado unos derechos que River todavía no tenía).
    9. Las relaciones entre Madrid y Barcelona NO se rompieron por el caso Di Stefano. De hecho, la relación entre ambos clubes es muy fluída, Di Stefano juega homenajes con la camiseta del Barcelona e incluso juega con la selección de Barcelona en un partido benéfico (http://3.bp.blogspot.com/-BCaiVGLV9W0/UQUQJcj6UeI/AAAAAAAABG4/N1xICUh86FU/s1600/escut+barcelona.png). El Madrid cede a varios jugadores para amistosos del Barcelona y Kubala también llega a jugar con el Madrid (http://www.corazonblanco.com/media/galeria/44/1/7/9/5/n_real_madrid_la_historia-795971.jpg). El ambiente enrarecido y la enemistad entre ambos clubes nace bastante más tarde, en los 60, cuando el Barcleona se da cuenta del error histórico cometido y, sumergido en su inmensa crisis, necesita buscar una justificación mayor que la mera ineptitud de sus juntas directivas o el mal rendimiento de sus futbolistas.

    Todo esto lo explica magníficamente el mejor historiador futbolístico de este país, Don Bernardo Salazar, atlético acérrimo, y que puedes escuchar aquí: http://www.ivoox.com/figura-alfredo-di-stefano-el

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  • Miguel Pereira 27 mayo, 2016

    @SVilarino,

    Me parece que está, desde hace algun tiempo, tanto por Bernardo Salazar como por Relaño, tan bien explicado el "caso DI Stefano", que me sigue sorpreendiendo la capacidad de penetracion de la leyenda del "rapto con apoyos institucionales" del jugador al Barcelona.

    Respond
  • Gravesen 27 mayo, 2016

    @SVilarino

    La ruptura definitiva entre el Madrid y el Barcelona no llega hasta los años 80; si que es cierto que en los 60 y 70 los clubes no se llevan tan bien, y lo bien que le va a uno es tan inversamente proporcional al otro que empiezan a lanzarse pullas y tal, pero no es hasta esa década cuando se declaran non-gratos entre sí. Y ojo porque eso benefició enormemente al Barcelona: En los 60 y 70 el Madrid podía ganar en el Camp Nou, a partir de los 80 se requiere un milagro independientemente de lo mal que esté en club azulgrana, no perder se convirtió en cuestión de estado.

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