Todas las finales de Bale

Esta ha sido la temporada de Gareth Bale. Aunque el galés en su andadura blanca ha sido ya protagonista señalado de tres finales, y en dos de ellas lo fuera anotando el gol que ponía en ventaja a los suyos, no ha sido hasta este curso cuando su talento, producción y juego han emergido como incontestables en el sí de un fútbol español que en más de una ocasión lo miró con recelo. Rafa Benítez primero y Zinedine Zidane después, cada uno a su muy distinta manera, tuvieron a Bale muy presente en sus intenciones, y tal consideración ha terminado por conducir al jugador hacia una presencia y determinación en el juego madridista que sólo la ingratitud de los problemas físicos han interrumpido en ciertos compases de la temporada. Tras otro parón, y una vez recuperado de su última inactividad, nos tenía reservadas las semanas de más poder y jerarquía desde que aterrizó en la Liga, liderando a un Real Madrid al que por momentos le faltaron los otros dos componentes de la BBC, y manteniéndolo aun sin ellos, con su juego y sus goles, vivo en cada una de las batallas que les quedaban por librar. De cara a la última que falta por encontrar vencedor, sólo este Gareth Bale ya resultaría para cualquiera una amenaza como hay muy pocas, una preocupación subrayada en la pizarra, un desasosiego de los que dificultan conciliar plácidamente el sueño, pero muy particularmente para el Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone, la figura y amenaza del galés cobra si cabe mayor relevancia.

Contra el Atlético de Madrid, Gareth Bale es una llave que abre demasiadas puertas.

Si el Atlético presiona, Gareth Bale penalizará cada error que cometaUna de las cuestiones que indudablemente vertebran el debate futbolístico previo a la Final de la Champions League, tiene que ver con la incógnita a resolver sobre la altura a la que decidirá defender el conjunto colchonero. El Madrid puede sufrir si se lo presiona más o menos arriba, y el Atlético hallaría en ello una solución para iniciar los ataques a menos distancia del arco de Keylor Navas. Pero la oportunidad que puede encontrar Simeone adelantando la línea de presión de su equipo, es también la de Zinedine Zidane para que aproveche los espacios a la espalda de la defensa rojiblanca con sus delanteros. Con Cristiano Ronaldo y, muy especialmente, con Gareth Bale. No por nada hasta ahora el «Cholo» se ha mostrado siempre reacio a agrandar el espacio entre su zaga y Oblak cuando se ha medido al Real Madrid, a diferencia de lo que ha sucedido cuando se ha tenido que enfrentar a otros rivales igualmente poderosos pero sin la zancada de los delanteros madridistas. En el particular caso de Bale, el que nos ocupa, se trata de uno de los futbolistas más peligrosos del planeta con metros por delante, debido a su velocidad salvaje, su determinación en la carrera y su capacidad para lanzarla y mantenerla aun partiendo desde una posición muy alejada del guardameta rival. Una vez ha arrancado, no se le puede parar, de modo que si el Atlético opta por la presión contra la salida blanca, la clave estará más en la capacidad de los colchoneros para negar las conexiones hacia el galés que en sus perspectivas de éxito a la hora de detener al «Expreso de Cardiff» cuando haya iniciado la estampida.

De todos modos, es de prever que a lo largo de la Final haya momentos para todo. Unos en los que el rival del Madrid vaya a buscarlo arriba dando pie al escenario ahora descrito, y otros en que la defensa rojiblanca pierda altura y los de Zidane enfrenten un contexto en el que deban derribar la protección atlética desde el ataque posicional. Serán esos tramos en los que, a la manera del equipo de 2014, el Atlético de Madrid procurará convertirse en una suerte de fortaleza hermética e impenetrable, salvaguardado por dos líneas situadas a la distancia justa entre sí y ambicionando un orden defensivo pretendidamente inalterable. Levantarse como una pared contra la que no hay más opción que estrellarse. Si esto ocurre, el Madrid, grosso modo, tendrá tres formas de enfrenarla, y en las tres el nombre de Bale vuelve a ser protagonista. En primer lugar, pocos recursos más potencialmente dañinos existen para estructuras defensivas de tanta solidez como el regate. Es la acción que, de darse, por fuerza rompe la cuadrícula y plantea un reparto de fuerzas y contrapesos distinto al que existía en el momento previo a su aparición. «Cuando ‘muñeco’ supera a ‘muñeco’ , el equipo que defiende está perdido», que decía Guardiola. Y Gareth Bale, junto a Marcelo, probablemente pase por ser el madridista con más capacidad para el desborde, por mucho que, ciertamente, con la resistencia directa e indirecta de Filipe Luis, Augusto, Koke y Godín sobre el sector derecho del ataque blanco, no va a ser la suya una pradera amable en la que superar piernas contrarias fácilmente.

Entre líneas Bale puede romper el equilibrio tan propio de este AtléticoEl precedente del Bayern-Atlético, sin embargo, pese a la feliz clasificación colchonera, nos presentó también una segunda vía para penetrar la armadura atlética, consistente en las apariciones y movilidad de futbolistas rivales entre las líneas rojiblancas. En base a esto los alemanes desbordaron al sistema defensivo de Simeone como seguramente no ha logrado nadie esta temporada durante tantos minutos. Y la versión de Bale más participativa desde que milita en el Real Madrid, salvo sorpresa va a buscar el balcón del área. Su presencia en esas zonas despliega un abanico de consecuencias y respuestas de lo más sugerente para Zidane. Si los pases de Kroos, Modric o Carvajal encuentran al galés en las inmediaciones de la frontal, la amenaza de su mortal disparo a puerta será latente, y una posibilidad que casi obligará a que bien la línea de medios del Atlético recule o a que uno de los centrales tenga que romper la paralela para salir a su encuentro. Si sucede lo primero, el mediocampo rojiblanco será girado hacia su propia portería restando orden y dificultando tanto el robo como la salida, y permitiendo ganar metros a los interiores blancos que, concedida la altura, podrían ocupar el peldaño entre Casemiro y la BBC al que no siempre llegan. Si para que esto no ocurra es Godín el encargado de atajar el peligro de un Bale que reciba entre líneas, el Madrid no sólo lograría sacar hacia la frontera del área al uruguayo, sino que abriría un espacio a la espalda del central izquierdo que tanto la diagonal corta de Benzema como la larga de Cristiano podrían aprovechar.

Gareth también está sumando juego interior desde la banda izquierda.

Como a su vez el lado izquierdo del ataque madridista va a asumir un volumen de juego importante y desde ahí también Cristiano Ronaldo va a mezclar su posición abierta de partida con movimientos interiores dirigidos hacia el área y la frontal, el repertorio de Bale actuando como extremo derecho se completa con la parte que hace referencia a sus acciones en el interior del área. Tanto beneficiándose de desajustes similares a los que puede provocar él mismo pero en este caso previa intervención de Benzema y, sobre todo, Ronaldo, como sacando a relucir salto y remate ante un centro lateral. Por último cabe apuntar también la posibilidad de que en algún momento de la Final, Bale caiga a la banda izquierda ya sea tomando prestada la posición de Cristiano o sumando fuerzas con el portugués. En otras temporadas o incluso en algún momento de la actual, situarse a pie natural ha llevado a Gareth a prodigarse en la salida exterior seguida del centro al área, que si bien con la perspectiva de un Ronaldo rematador esconde un peligro que no conviene pasar por alto, reduce la paleta del galés y acelera los ataques blancos dificultando que hombres como Marcelo o Kroos alcancen la altura deseada en campo rival. No obstante, de su último estallido hacia adelante, para Bale cambiar de banda no está suponiendo renunciar, por ejemplo, a su juego interior. En el costado que por parte atlética custodiarán Juanfran y el central que acompañe a Godín, este importante matiz suma una nueva capa a las muchas con las que Bale llega a una nueva final.