Durante la década de los sesenta, el profesor Umberto Eco forjó su prestigio como crítico cultural a través de sus trabajos académicos, pero también de sus polémicas. Él mismo destacó en alguna entrevista esta faceta suya como crítico, por ejemplo de los defectos del periodismo italiano. Un aspecto éste que provocó que se viese tempranamente implicado (1963) en una ardua polémica futbolística contra uno de los pesos pesados del periodismo deportivo italiano: Gianni Brera.
A Brera no le gustó la comparación con GaddaEl popular periodista lombardo explicó el episodio con todo lujo de detalles en un artículo respuesta publicado por el «Guerin Sportivo» el 28 de octubre de ese mismo año. A Gianni Brera le había llegado anteriormente una carta de un tal profesor Giovanni Pischedda, del instituto de Filología Moderna (Universidad de L’Aquila), pidiéndole su opinión respecto a la cita que sobre él hacía U.Eco (sic) en un artículo de la revista universitaria «De homine», en el que definía su estilo como «gaddismo explicado al pueblo». Una expresión que hacía referencia a Carlo Emilio Gadda, el novelista y cuentista autor de «Quer pasticciaccio brutto de via Merulana», un relato policíaco en el que se utilizaba un lenguaje al que llamó «pastiche», porque mezclaba varios dialectos regionales junto a expresiones procedentes del lenguaje culto, científico, filosófico y burocrático.
A Gianni Brera el adjetivo le sentó bastante mal porque funcionaba en el marco de una descripción poco favorecedora. El texto puede encontrarse en las anotaciones correspondientes al capítulo «Cultura de masas y niveles de cultura» incluido en el recopilatorio «Apocalípticos e integrados». Allí Umberto Eco emplea la prosa de Brera como ejemplo del «uso gratuito de giros pseudo-eruditos», giros innecesario según él, puesto que el «pueblo» solo precisa de «un lenguaje apropiado a la materia tratada». Así que la prosa de Brera (y por tanto la de Gadda) salía malparada; y por extensión también la prensa deportiva en general, a la que define indirectamente de «pequeñoburguesa, presuntuosa y mixtificante».
Gianni Brera aludía que su uso del lenguaje era necesario y puramente funcional. Era una herramienta.
A su modo, Gianni Brera supo la tercera vía del periodismo en ItaliaLa respuesta de Gianni Brera en «Guerin Sportivo» fue que, si bien tanto él como Gadda habían utilizado el neologismo y el dialecto como recurso, el uso experimental de la lengua por parte de Gadda era el fin en si mismo. En cambio él, como periodista, había tenido que elaborar un lenguaje (deportivo) «porque tal cosa no existía en Italia». Se había tratado de fabricar una herramienta para poder desarrollar un trabajo. Algo totalmente funcional y que además él consideraba que tenía un impacto directo en la práctica del deporte. A su llegada al mundo de la crónica deportiva, dijo haber encontrado dos tipos de escritores: literatos menores, sin gran nervio, o técnicos deportivos que no sabían de literatura, y Brera estimó que por causa de aquellos «buenos escritores, pero en absoluto pensantes» el fútbol transalpino había perdido unos quince años de evolución.
Según el especialista Claudio Rinaldi, Gianni Brera había sido el primer periodista deportivo italiano que consiguió conjugar competencia técnica con una prosa rica, culta y disfrutable. Aunque esta especie de tercera vía del intelectual deportivo, teóricamente surgida en esta época, no se ceñiría exclusivamente a Gianni Brera. Por ejemplo, uno de sus archirrivales, el director de cine Pier Paolo Pasolini, se auto-describió a sí mismo diciendo que: “los deportistas están poco cultivados, y los hombres cultivados son poco deportistas. Yo soy una excepción”.
A pesar de aquella respuesta en el «Guerin Sportivo» de 1963, la disputa entre Gianni Brera y Umberto Eco no iba a terminar ahí, puesto que el periodista nunca acabó de aflojar la presa. Después de todo coleccionaba polémicas de este tipo. Ahí están las que mantuvo con Ennio Flaiano, guionista habitual de Federico Fellini, o con el ya citado Pier Paolo Pasolini. Gianni Brera citó el tema por activa o por pasiva en numerosas ocasiones. Sorprende la cantidad de detalles que le habían ofendido en tan pocas líneas. Lo de ubicar su estilo de escritura como parte de una corriente literaria inspirada por Gadda, se lo toma como una acusación de falta de originalidad, motivo por el que contra-argumenta que para cuando escribió la respuesta 1963, ya llevaba veinte años publicando sus «cronicazas musculares», mientras que el libro de Gadda al que se refería Umberto Eco databa del mucho más reciente 1957.
Se entrevé también que considera descortés que comparen sus artículos, escritos al ritmo de cinco páginas por hora, con composiciones literarias. «El pobre Gioânn nunca ha pretendido hacer literatura», dice socarrón. Lo que le permite introducir varias veces el adjetivo que cree que mejor define su trabajo: «Soy un artesano». Lo que Brera introduce es la creencia de la funcionalidad de su prosa «pastiche».
Además, a Gianni Brera tampoco le simpatizaba el propio Gadda del que dice que es un «misógino» y que, en realidad, no tenía mucho de lo que hablar.
Entonces, Italia no tenía términos futbolísticosA Umberto Eco le dedicó varias invectivas más a través del tiempo. Algunas de corte muy duro. Por ejemplo, en el «Guerin Sportivo» del 6 junio de 1966 dice que ante las acusaciones de Umberto Eco de la semi-cultura de los periodistas solo puede responder: «pirla!», que es un insulto en dialecto lombardo correspondiente a estúpido. O en otra ocasión le define en latín de «scriptor optimus sed etiam automaticus». No obstante, la acusación de gaddismo se convirtió en la percha perfecta para justificar su papel como renovador del lenguaje futbolístico. Durante una entrevista concedida a Paolo Di Stefano explicó sus neologismos como material funcional, producto de la necesidad de la crónica: «Los ingleses tenían sus propios términos y nosotros recurríamos a las perífrasis». Al llegar en la entrevista a la famosa polémica del gaddismo, Gianni Brera respondió que Umberto Eco «no tuvo en cuenta que el giro mental era distinto». El periodista italiano Alberto Papuzzi ha explicado que ese giro mental al que alude Gianni Brera es la «retorica dell’avvenimento» (retorica del evento), a la que considera el carácter fundamental del periodismo deportivo. Según este enfoque la retórica, entendida como persuasión, prevalece en la prensa deportiva sobre la información.
Este enfoque, en lo que se refiere a Brera, es compartido por el periodista Rinaldi, que define la revolución periodística acometida por el lombardo como la «imposición al lector de la interpretación técnica y táctica del periodista». Así que ese lenguaje, supuestamente funcional, estaba al servicio de lo que Gianni Brera había definido como el «capricho culpable» de sus inicios, esto es, ocuparse de las cuestiones tácticas del juego. Aspecto en el que él había sido un pionero. En un texto autobiográfico titulado «Interpretazione critica di una partita di calcio» explicó como sus colegas más veteranos se habían reído de aquel novato que, a sus ojos, era tan pretencioso de querer descubrir un fútbol absolutamente irreal, demasiado rebuscado. Sus inicios consistieron, por tanto, en fabricar un lenguaje adecuado y, por medio de este, hacer aceptar al público el método crítico al que servía ese lenguaje.
«Yo, por mí, estaría muy satisfecho de poder ayudar, a todo aquel que no sepa, a ver mejor y explicar siempre con mayor facilidad un partido. El fútbol es el deporte más hermoso del mundo para todos aquellos que aman el fútbol. Desafortunadamente, o afortunadamente, no siempre amar el fútbol significa poder entenderlo», Gianni Brera en el artículo «Interpretación crítica de un partido de fútbol».
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@sebas_gamarra 4 marzo, 2016
Sin duda para los ojos de un lector asiduo no puede haber nada más agradable que leer una crónica que mezcle elementos tácticos y literarios (pero a la vez didácticos y comprensibles). No soy periodista pero puedo imaginar la enorme complejidad que supone escribir de esa manera.
Lástima que en estos tiempos la rapidez de la información y la tecnología prioricen muchas veces contenidos breves y menos exigentes. Nuestra tarea (como lectores) es ayudar a mantener esa riqueza y diversidad en la narración, entre otras cosas buscando y compartiendo contenidos como los de este espacio.