En la fecha número 30, con ocho puntos de ventaja sobre el segundo clasificado, el Barça se permitió relajarse. Se percibió, sobre todo, en Leo Messi. Y, sin la burbuja protectora que genera el argentino, se nota con mayor claridad y durante más tiempo lo que el equipo hace mal o menos bien. Le tocó visitar al cansado pero pétreo Villarreal sin poder contar con Andrés Iniesta, y pudo calibrarse, de forma aproximada, el impacto negativo de su ausencia. Iniesta es insustituible en la medular.
Turan no se ha adaptado aúnLuis Enrique presentó su once gala con Sergi Roberto y Arda donde Alves y el propio Andrés. El Villarreal, por su parte, se ordenó sobre un 4-4-2 de magnífico nivel defensivo. Durante los primeros pases del Barça, subía líneas y orientaba la salida hacia el sector izquierdo, convirtiendo a Jordi Alba en el futbolista más participativo, a Arda en el interior más exigido y a Messi en el hombre más alejado del juego. A Alba le costaba encontrar al turco –la irregular colocación de este y la labor de Trigueros sobre la zona enredaban la conexión-, y el achique que hacía el Villarreal sobre el resto de posibles receptores (Busquets, Piqué) devolvía a menudo el balón a Bravo. En ese punto, se reiniciaba la aparentemente segura, pero lenta, cadena de pases entre sus zagueros, hasta que, o bien se veía forzado a salir en largo -principio de una rápida transición local-, o bien superaba una línea y el Villarreal, sin problemas, replegaba hacia atrás. Y aposentado allá, no sufría. El Barcelona no podía profundizar.
El Barça fue un equipo largo, y eso anuló «el factor Busquets».
Además del notable trabajo del Submarino en su propia mitad, al Barça le penalizaba, de nuevo, la colocación de sus interiores. Inclusive la de Rakitic. Ninguno de los dos ganaba ningún espacio entre líneas, lo que hacía del catalán un equipo muy, muy largo. Cuando intentaba enlazar con el tridente y el Villarreal recuperaba, había demasiados metros vacíos entre este y Busquets, y a Sergio, que intentaba recortarlos, no le daba tiempo. Así, no interceptó ningún balón; sus tres únicos robos fueron por tackles. Y el Villarreal, con un 34% de posesión, remató 15 veces y se acercó con bastante peligro varias más. Busquets es un grande interpretando el sistema defensivo del Barça, pero nadie crea un sistema defensivo solo. Lo que hace Iniesta cuando el Barça tiene la pelota es imprescindible para que el pivote, después, pueda hacer lo suyo una vez el balón se pierde. Por lo menos, hasta que Ivan o Arda aprendan a cubrir las funciones de Andrés. No les resultará nada fácil.
Denis y Castillejo se mostraron mucho, pero sin inspiración.
Dicho lo cual, y recuperando el párrafo de apertura, si el manchego se ausentase en un encuentro decisivo, seguramente Messi paliaría este déficit y dotaría a la estructura del Barça de la consistencia de la que ayer careció. Las posibles limitaciones del equipo de Luis Enrique sólo revisten gravedad si el «10» no está, no está enchufado o no está bien.
Partiendo de la base de que él se dio un respiro, el Villarreal, agarrado a la claridad de Víctor Ruíz, la energía de Mario Gaspar, el fútbol de su doble pivote y las conducciones de Denis Suárez, demostró ser uno de esos conjuntos capaces de castigarle. Y eso que ninguno de sus atacantes estuvo particularmente inspirado con la pelota en los pies. La interminable carga de partidos también se nota en los amarillos. La desafortunada actuación de Mathieu, que entró en el segundo tiempo, reparó esa carencia de «chispa» y premió los méritos que acumularon.
Antonio 21 marzo, 2016
Hola!
Me parece una gran lectura del partido, Abel. Coincido contigo en todo o en casi todo.
De todas formas, aunque no sé cómo lo verás tú, respecto a lo que comentas de Mathieu al final del texto, dejando a un lado mis opiniones sobre el francés (que nunca ha sido de los jugadores que más me ha gustado, pero que venía jugando a un nivel bastante consistente), creo que otra de las claves de ayer fue la "necesaria" sustitución de Piqué. Al Barcelona se le cae la defensa cuando Gerard no está, y aunque Mascherano entonces aplica, ya de una manera exagerada, su versión inspirada de ultracorrector (al estilo Puyol), la defensa sigue haciendo aguas, creo yo…
Alves y Alba llegan tarde y mal (no es su especialidad, ni mucho menos), y Mathieu, que normalmente cumple si las exigencias no son excesivas, ayer estuvo flojo…
No obstante, tampoco creo que Vermaelen lo hubiera hecho mejor. Y tampoco Bartra (a pesar de que el dejar a Mascherano en el lado izquierdo, y alguna de sus pequeñas, o pequeñísimas quizás ^^, similitudes con Piqué, si serían factores a favor), creo que hubiera arreglado el desbarajuste. Más que nada, porque el Barcelona no sólo defiende peor, sino que saca el balón peor también, obviamente, cuando no está Piqué…