“Lolita, light of my life, fire of my loins. My sin, my soul. Lo-lee-ta: the tip of the tongue taking a trip of three steps down the palate to tap, at three, on the teeth. Lo. Lee. Ta”. Amor. Obsesión. Juventud. Frenesí. Va para aquí, va para allá, fue por allí. ¿¡Pero cuántos años tiene el niño insolente de negro encrespado que vuela con los pies en el aire!? Pato corre en una pradera de nubes verdes vestido de ángel con alas en las botas. ¿O es un Dios? ¡Qué importa! La ‘torcida’ enardece en una chispa dulce que embriaga. Pa-to. Es suyo. Su luz, sus ojos, su fuego. ¿Quién quiere a Ronaldinho teniendo a Pato?
Pato causó sensación de inmediato
Cautivó Europa en el Mundial de Clubes 2006La sonrisa del Gremio espera en Japón. Miles se trasladan donde nace el sol para ver morir la estrella que falló. El suyo es el elegido, el predestinado. Tiene diecisiete años y va enfrentarse a la mirada del mundo: triunfa. Da vértigo ver lo que Alexandre Pato hace en los primeros minutos. El azulgrana mide la leyenda que nace y en oro se escriben las primeras páginas del mito humano que vive en Brasil desde 1958. Sólo falta saber en qué colores dibujará los pasos de la historia.
Demonio. Pato debutó en noviembre de 2006 y en agosto del año siguiente el club más dominante de lo que iba de nuevo milenio gastó veinte millones de euros en un futbolista que no puede debutar hasta enero. Su lozanía es tal que va contra las reglas. Un mes antes de su primer partido, Adriano Galliani ya había profetizado su Balón de Oro de 2011 tal y como cuatro atrás había avisado al mundo que en 2007 Kaká recogería el premio. Un gol cada dos partidos en sus primeros seis meses en Europa demostrarían lo que ya se sabía: Pato estaba listo.
Las lesiones le mermaron en su etapa en ItaliaSu ascensión siguió un ritmo sin frenos hasta que todo se rompió. Kaká, el Milan, Pato mismo. Nada volvió a ser igual. El súper gol contra el Barcelona demostró que ahí estaba el púgil futbolístico que iba a reinar algún día que nunca llegó. Una tras otra, las lesiones absorbieron la juventud narcótica. El fenómeno Pato se extinguió con la misma velocidad con la que el nuevo brujo-genio nació. En 2011, el año de la profecía, Pato estuvo más tiempo en la enfermería que en los terrenos, y Neymar fue elegido como el sexto mejor futbolista del planeta. 2013 vio a Brasil cambiar al Rey por el aspirante maldito. A los veintitrés años, Pato emprendía el viaje de regreso que sólo arranca un hombre que mira hacia el pasado con melancolía. La canción de Pato se toca como un blues.
Con sólo veintiséis años, Pato tiene la carrera de un jugador roto
En Brasil encontró serenidad a medida que su cuerpo perdió la gracia divina en la que había fundado su talento. Tuvo que acostumbrarse a ser uno más en un mundo que lo vio como elegido. La verdad es que ni en Corinthians ni en Sao Paulo su fútbol fue demoledor. No lo fue en cifras ni en sensaciones, aunque su genio quedara latente en varias ocasiones, las suficientes para que, tras tres años de exilio, Europa volviera fijarse en él. Finalmente ha sido el Chelsea, ‘The Blues’, quién se lo ha llevado. Un club triste que entona fados a su portugués estrella y un futbolista que inspira nostalgia se unen por seis meses en busca de rescatarse a sí mismos. Play it, Muddy Waters.
iLoveCholo 3 febrero, 2016
Que podría haber sido Pato sin las lesiones?
Me hubiese encantado volverlo a ver en el Calcio, o en España ( en el Atleti, por su puesto ), pero el dinero manda y se nos va a la Premier.
Ojalá tenga la confianza necesaria para demostrar que es un jugador distinto!! Que ilusión más tonta tengo con Pato…como la que te viene cuando vuelves a ver a tu primer amor adolescente.