Eduardo Berizzo se puso manos a la obra porque quiere ganar esta Copa y anoche tenía un papelón. La transición ataque-defensa de su equipo nunca destacó por su firmeza, la pérdida de continuidad en su ataque la ha penalizado aún más y el contragolpe del Atlético no para de crecer, así que u operaba directamente sobre ello, o sus opciones de triunfo se diluían hasta la desaparición. Y operó. Con mucho éxito.
Berizzo retomó el 4-3-3 originalDescubrimos a un Celta responsable, muy precavido, que hizo de la paciencia su nueva gran virtud. Aprovechando el escaso trabajo defensivo de Griezmann (segunda vez en cinco días que ocurre, quizá Antoine ya considere, con cierta razón, que no le corresponde), la sociedad formada por Pablo Hernández y Orellana fue erosionando, poco a poco, la presión inicial del Atleti; y una vez la hubo maniatado, el Celta se mostró más horizontal de lo normal. Hasta que la jugada no estaba masticada, no asumía ningún riesgo, entendiendo como tal tanto intentar un pase o regate decisivo como incorporar gente extra al último tercio de campo. En especial a Wass, se le notó la directriz de que no podía subir como habitualmente lo hace. De este modo, aseguró su transición defensiva.
La movilidad de Aspas y Guidetti comprometió al Atlético.
Para compensar la pérdida de sorpresa ofensiva que suele causar que no pare de sumarse gente arriba, Berizzo dinamizó los desmarques de su tridente ofensivo. Quizá también apoyado en la baja de Nolito, que es su futbolista más resolutivo pero también el que menos bien sabe moverse, potenció un intercambio de posiciones en la delantera que en el Celta no es rutina; y en especial en el sector derecho, en teoría el de Aspas, el dúo compuesto por el propio Iago y Guidetti dañó con constancia a Filipe, Savic y cía. Los puntas celestes jugaron de miedo.
El partido de Diego Godín fue, de nuevo, monumental.
El único motivo del cero en la portería de Moyà se llamó Diego Godín. Lo del uruguayo esta temporada está siendo excesivo, su dominio solo es comparable al de los delanteros que acuden a las galas de la FIFA. Equilibra, regenera, salva. Por nivel y regularidad, su año es histórico.
Y a su manera, que dista mucho de la de Godín, Jackson también. Hacía mucho tiempo que el «9» pensado para ser titular en un proyecto del Atlético de Madrid no respondía tan erráticamente. Anoche, sus equívocos desmarques e imprecisos toques ensuciaron cada intento de contra del conjunto rojiblanco, que sólo pudo atacar en las rachas en las que, presionando, robó el balón arriba y se quedó a tocarlo allí.
@DavidLeonRon 21 enero, 2016
Se queda un partido guapo en la vuelta. Esta vez, a diferencia de la eliminatoria con el Rayo, el Atleti necesita el gol, ganar. Vamos, que el punto de arranque no es la necesidad del adversario. Va a molar.