Desde que regresó a Primera División, el Granada CF vive instalado en un permanente día de la marmota. Futbolistas con potencial que no terminan de explotar, defensas con talento propensos al error, centrocampistas asociativos que no se asocian y delanteros que juegan bien, pero que no marcan… hasta que se van a otro equipo. Problemas a balón parado, poca determinación en las áreas y un estilo de juego conservador pero a la vez indefinido que, poco a poco, termina coloreando de gris el día a día de la capital nazarí.
Las temporadas suelen comenzar con una actitud positiva por las múltiples incorporaciones, a mediados del curso se recuerda lo del año anterior, se va complicando el objetivo de la permanencia y, al final, en las últimas cinco jornadas, cambio de entrenador mediante, el club se termina salvando con una de margen. Y vuelta a empezar.
En Granada nunca ha faltado calidad ni buenos jugadores.
Lo de Orellana, Ighalo o Nolito en Granada fue paradigmáticoEl síntoma de que algo está fallando dentro del Granada es seguramente el relacionado con el bajo rendimiento de sus atacantes. En los últimos años, por El Nuevo los Cármenes han pasado Yacine Brahimi, Nolito, Odion Ighalo, Youssef El-Arabi, Fabián Orellana, Piti o Ikechukwu Uche. Ciertamente, no parece un problema de calidad. Sólo hay que pensar de dónde venían los que aún están y cómo están los que ya se fueron. Pero, salvo momentos puntuales, fuera porque el equipo jamás se entregó a ellos o porque el proyecto deportivo viene careciendo de continuidad, lo cierto es que al final ninguno logró imponerse con claridad al contexto. Y el equipo, claro, se resintió.
Sin embargo, esta temporada parece que esto sí ha cambiado. El estilo del equipo de Sandoval es parecido al de sus predecesores y la mayoría de dejes individuales o colectivos se han repetido a lo largo de la primera vuelta, pero esta vez en sus puntas el conjunto nazarí encuentra una solución. Porque a la presencia de Success, ahora se le ha sumado la de un Adalberto Peñaranda que, en el buen sentido, es más de lo mismo. Tanto el nigeriano de 19 años como el venezolano de 18 son dos atacantes que destacan por su autosuficiencia, sobre todo con el balón en los pies. Son verticales, agresivos, conducen bien, tienen desborde y también pegada. Es decir, no necesitan casi nada del equipo para generar ocasiones de gol, lo que para este Granada viene a ser como encontrarse un billete de 100 euros en un bolsillo olvidado del pantalón. Con cualquiera de ellos en el campo, más si cabe con los dos, el Granada de Sandoval siempre transmite sensación de peligro. Éste cuenta con un par de asteriscos, porque juegan muy aislados y, además, todavía carecen de gran efectividad, pero la experiencia demuestra que aun así intimidan al rival. Porque cuando el Sporting, el Málaga o el Levante vieron a Success y/o a Peñaranda correr hacia su portería no salieron a enfrentarles, sino que recularon.
El partido ante el Sevilla fue la consagración de esta pareja.
Y José Ramón Sandoval decidió redoblar la apuesta. Ante el Sevilla de Unai Emery, el técnico madrileño modificó su tradicional 4-2-1-3 para dibujar un 5-2-1-2 que confiaba la mediapunta a Rochina y la conquista de América a sus dos perlas. «Lo que necesitábamos era tener contundencia atrás con tres hombres, porque estábamos recibiendo goles en el área que no eran normales. […] Además, lo que queríamos era un lanzador con desparpajo como Rochina, pero que no lanzara sin más, sino que supiera a donde tenía que ir. Los dos hombres de arriba podían tener estar donde quisieran, pero realmente debían situarse en frente de los centrales. Uno en apoyo y otro en ruptura a su espalda, pudiendo coger también la espalda a los laterales, que sabíamos que los del Sevilla suelen subir mucho», explicó Sandoval. El partido del domingo demostró que Success y Peñaranda no sólo condicionan los planteamientos de su técnico, sino que además los convierten en ganadores. Por eso, aunque el Granada CF parece lo mismo de siempre, con ellos ya no lo es.
Marcelino 5 enero, 2016
Yo ya tengo un hype terrible con estos dos chicos