Algunos de los nombres propios con los que cuenta la selección de Bosnia y Herzegovina situaban al combinado balcánico como ligero favorito cuando se concretaron los emparejamientos de la repesca. Sin embargo, la República de Irlanda dirigida por Martin O’Neill, que ha tenido un peso decisivo en el devenir de la eliminatoria, ha competido mucho mejor que el conjunto de Mehmed Bazdarevic. Ya en la ida el técnico norirlandés tuvo un papel decisivo con su dirección de campo, cuando decidió utilizar a Brady -ayer lateral izquierdo- como segundo punta durante el segundo tiempo. En el encuentro disputado en Dublín ese peso tuvo aún mayor relevancia.
El constante juego directo dominó a Bosnia.
Los irlandeses dominaron el juego directoLa República de Irlanda varió el dibujo de la ida, y utilizó un 4-3-1-2 que, de forma esporádica, ya había presentado en algún momento de la fase de clasificación. La idea, con pelota, tenía dos conceptos básicos. El primero, el trabajo de su pareja de puntas en la salida de balón: Irlanda no arriesgó ni una sola vez para encontrar a sus tres centrocampistas, y siempre el envío buscaba a Walters o Murphy en largo. Ambos son absolutamente dominantes para gestionar este tipo de pases, así que gracias a ellos, Hoolahan, el segundo punto clave de la idea, recibía la pelota muy arriba y de cara. El del Norwich ofreció varios toques profundos que hicieron daño a la defensa bosnia.
Gracias a ello, la República de Irlanda juntó al equipo en campo rival con continuidad, aunque también el planteamiento sin balón resultó bastante solvente. La idea era clara, la línea defensiva y los tres hombres de delante -McCarthy, Whelan y Hendrick- tenían su posición fija en la defensa posicional, y entre Hoolahan, Walters y Murphy debían repartirse las dos bandas y uno, el más alejado del retorno, quedar descolgado. Así los irlandeses conseguían dejar siempre diez hombres por detrás de la línea de la pelota, y fue algo ante lo que ni el once con más recursos a nivel técnico que presentó Bazdarevic -retiró un punta para juntar a Pjanic y Medunjanin como pareja de interiores- pudo encontrar soluciones. Defender juntos y no arriesgar la pelota, básico pero eficiente.
Hasta cuando replegó, Irlanda demostró ser superior.
Martin O’Neill, con 1-0 en el marcador, decidió mover ficha, en lo que acabó resultando otra decisión ganadora en el global de la repesca. Las entradas de McClean y Long -por Hoolahan y Murphy- cambiaron la fisionomía del equipo. Con ambos en el campo, Irlanda mantuvo también en ataque ese 4-5-1 con el que estaba defendiendo, ya que McClean y Walters permanecieron fijos en ambas bandas, mientras que Long, por sí mismo, abarcaba más metros para las disputas aéreas y carreras al espacio como único punta. Irlanda acabó el partido concediendo más terreno, pero con otro estilo también fue capaz de ir acercándose a Begovic hasta que en un balón parado cazó el 2-0, que le sitúa por segunda vez consecutiva en la fase final del campeonato de Europa.
Abel Rojas 17 noviembre, 2015
Hace unos años, consideraba a Martin O´Neill y David Moyes las dos jóvenes esperanzas de los entrenadores británicos. La decepción brutal de Moyes en la Real me ha hecho perder fe en O´Neill. Es injusto, ¿no?