Como nos suelen recordar los profesores en «Código Cambridge», todo lo relacionado con la participación del delantero centro en el juego colectivo lleva inventado muchos años. Sin embargo, lo que si está sucediendo en la actualidad, fruto de la evolución del fútbol, es que lo que antes eran excepciones puntuales que enriquecían el juego de sus equipos ahora es una necesidad común. Raro es, de hecho, el entrenador que no le pide a su hombre más adelantado que deje de serlo en según que momentos, alejándose así de su teórico hábitat. Sean falsos o reales, estén más o menos dotados técnicamente, los nueves de hoy en día han ampliado su radio de acción más allá del área grande, han incrementado su participación y han diversificado el sentido de sus intervenciones. Es decir, han convertido en especie protegida a delanteros como Borja Bastón.
Borja Bastón ha debutado enrrachado en la Liga BBVA.
A Borja Bastón se le esperaba un gran futuroEl nueve madrileño campa hoy por las praderas de la Primera División como un anacronismo andante, como un bello recuerdo de lo que hace no tanto eran la gran mayoría de delanteros: especialistas del remate. Del remate a un toque, para más señas, pues no hace falta tocar más veces el balón para embocarlo dentro de la portería rival. Éste es un arte que parece haber quedado olvidado, pero que bien enfocado sigue dando sus frutos por concreto, directo y complicado de defender, sobre todo ahora que los centrales ya no recuerdan lo que es fajarse con uno de estos tipos que convirtieron al ariete en sinónimo de delantero centro.
Así, con la naturaleza que ya había exhibido en Coruña y Zaragoza, la misma que también le había hecho estar por delante de Álvaro Morata en las categorías más juveniles de la selección española, Borja Bastón lleva seis goles en las últimas cinco jornadas ligueras.
Tres de cabeza, dos con la derecha y uno con el pecho. Cinco al primer toque, y uno con control y volea. Sin ningún desborde y el virtuosismo justo, pero con el pragmatismo que siempre ha definido la labor del goleador. No obstante, en estos últimos encuentros en los que arrebató la titularidad a un nueve más moderno como Sergi Enrich, el punta armero ha promediado únicamente 35 contactos con el balón y sólo 15 pases por partido. Dos cifras realmente bajas que, de momento, no suponen una limitación ni un problema para el Eibar gracias a las magníficas y productivas actuaciones de Saúl Berjón, Adrián y Keko. Ellos tres, sin más soporte por parte de su delantero que la de fijar a los centrales, se están valiendo para tocar, desbordar y profundizar partido a partido. Mientras esto siga siendo así, la fórmula del éxito está garantizada, pues a cada toque que de Borja Bastón cerca del punto de penalti le suele suceder otro toque del delantero rival. Sólo que desde el centro del campo.






@Chemaerrebravo 27 octubre, 2015
El 90% de los 23 goles de Bastón en el Zaragoza fueron con la mecánica de un toque (incluyo los penaltis). Es un delantero súper peculiar Borja. Porque técnicamente es muy limitado y eso le impide relacionarse mucho con el juego. Pero esto tiene algo de paradójico, porque no quiere decir que no entienda el juego: Borja no es nada rígido, comprende cuándo debe caer a bandas o apoyar de espaldas… Incluso ofreció algunas asistencias. El problema que tiene es que no posee un pie notable ni esa agilidad o habilidad para participar mejor en el circuito colectivo. Es un delantero un tanto desconcertante, la verdad.
Eso sí, tiene el manual del 9 metido en la cabeza: olfato, astucia, juego aéreo, dominio de los caminos del balón hacia el área… Y desmarque. Aquí es engañoso por su físico. En 10 metros es rápido porque no necesita más para marcar. Y luego es bastante coordinado. El año pasado tenía una jugada registrada: ganaba posición al central en balones al espacio y con su potencia coordinada se plantó en varios manos a mano. Obviamente no recuerdo que fallara alguno. En ese tipo de jugadas, sí tiene cierta destreza técnica, sobre todo en el control. Ya os digo: cuando enfoca portería, le salen cuernos y rabo de demonio.